DESEO
Esperemos que en el
2003 lo malo salga al revés o que lo bueno surja cada "dos por tres".
Pero como esto de
los deseos de bienestar para cada año entrante son fantasías, casi sexuales por lo exageradas, vamos a centrar "la acción" de
nuestra varita mágica en subrayar un problema que ustedes verán si se le está
dando la categoría que merece.
Al acabar el año y contarnos los medios de
comunicación cuales han sido las cifras de los acontecimientos, se descubre lo
siguiente, ETA en el 2002 mató a 5 personas mientras que la violencia domestica
(o sea, los machos a "sus hembras”) asesinaron a 52.
Y en el año anterior
las cosas habían sido así, ETA mató a 21
y los maridos despechados de turno a 42.
Ante esto cabe preguntarse por qué, siendo en ambos asuntos
de suma gravedad, sólo se nos presenta el de la violencia de la banda terrorista
como el verdaderamente preocupante,
Formulada la
pregunta veamos si la que sigue puede ser la respuesta correcta.
Al parecer hay un
libro sobre el problema del País Vasco que se titula "El árbol y las
nueces".
Aunque no leído, por
reseñas de él se sabe que viene a decir que ETA con sus crímenes es como si
moviera el árbol, y el PNV se limitara a coger los frutos que caen., aprovechándose
así, con cara de bueno, para hacer cosecha a costa del malo, con lo cual nunca querrá que realmente
desaparezca del panorama político quien le da ventajas indirectas.
Bueno, pues si se
fijan, con esto de la violencia domestica se podría escribir un libro titulado
"Nueces de miel".
En ese libro se
defendería la tesis, parecida a la del otro libro, de que la razón por la que
no se afronta el tema de la violencia domestica a fondo y con ánimo de
erradicarla es la misma por la que el PNV no tendría interés en acabar del todo
con ETA.
Sólo que aquí, quien
no tiene interés en acabar con los asesinatos de los ex (ex maridos, o ex
novios o ex amantes) son los machos de la especie, pues así, cada vez que hay
un crimen, trás repudiarlo e incluso sinceramente rechazarlo, lo cierto es que
se recoge la cosecha de nueces, pues las mujeres no son tontas y saben que se
trata en definitiva, para no sufrir violencia, de obedecer.
Por supuesto que la
violencia domestica no se limita sólo al asesinato.
Si así fuera, con
ser gravísimo, no sería un problema social insoportable.
Lo dramático del
asunto es que esa violencia abarca desde el peor de los crímenes hasta la más
sutil pérdida de libertad hasta para dar su opinión, de tantísimas mujeres
"enamoradas" del carcelero de sus vidas.
Puede servir de
prueba a favor de lo dicho (que los machos no quieren resolver el asunto de la
violencia domestica porque ella es un mensaje para su "amorcito" del
tipo de "cuando las barbas de tu vecina veas pelar pon las tuyas a remojar")
pues, puede servir decimos, para avalar esta tesis el que no se quiere ver lo
evidente, que el asesino de "su" pareja es un asesino suicida (aunque
no se suicide) porque le da lo mismo lo que sea de él
Corrobora esto lo
que decía, hace pocas fechas en LA OPINION-EL CORREO DE ZAMORA, alguien que
creo era una agente de policía y psicóloga o algo así, y que defendía,
sorprendentemente, una tesis totalmente machista.
Que quienes matan a
sus parejas no son suicidas, que son unos seres malos, perversos, fríos y
calculadores.
Es decir, si eso
fuera así, resultaría que el problema de la muerta es que en la ruleta
matrimonial le tocó, sin saberlo, un malvado, pero que salvo cuando hay
asesinato domestico, las mujeres viven en el mejor de los mundos y por supuesto
son libres como sus "machotes".
El problema etarra
se resolverá porque no son asesinos suicidas. o mientras no lo sean.
El problema de
Palestina as más grave que el del País Vasco, no porque las condiciones sean
objetivamente diferentes, que lo son, sino porque allí los comandos son
suicidas.
Y en la violencia
doméstica, mientras no se repare en este asunto y se acepte, no hay nada que
hacer solo con medidas jurídicas.
La solución pasa por
aceptar que hay un problema social grave, que el Pensamiento Único prefiere no
resolver para que los machos recojamos las nueces del árbol que mueven
"aquellos a los que se les tilde de casos aislados de malvados”.
Que en todo caso se
logre acabar con la atroz violencia en el hogar
FRANCISCO
MOLINA
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