miércoles, 2 de diciembre de 2015

JEFES Y CACIQUES

JEFES Y CACIQUES

Bien saben los que mandan, que hay que respetar a los que mandan,  para seguir impresionando al pueblo con lo del mando. no vaya a descubrirse el pastel de que la única virtud del mando es el ordeno y mando.

Me lo temía, y como estoy harto de tener razón (una maldición como otra cualquiera) ha ocurrido.

Detenido Sadam Husein, el mayor malvado de todos los tiempos presentes, hasta el punto de que se ha realizado una guerra con la única intención de acabar con su régimen —dicen—, nos encontramos ahora con que lo tratan a cuerpo de rey.

Lo lógico es que si era tan asesino como nos cuentan, se le enviara a la Base
Norteamericana de Guantánamo en Cuba, donde ya están secuestrados y torturados, otros, es de suponer, criminales.

Pero claro, el malvado iraquí era jefe, mientras que los humillados, maltratados y desprotegidos de todo derecho humano y penal, son parias de la tierra.

Esa es la diferencia. Por eso a Sadam se le darán oportunidades de defensa, aun siendo el peor de los malvados, mientras a los otros, que recibían órdenes, si es que las recibían, de Bin Laden, se les ha colocado en el potro de tortura con todo tipo de vejaciones, humillaciones y daños físicos provocados deliberadamente.

En la Convención de Ginebra, los autollamados civilizados, establecieron unas normas para humanizar las guerras (¿Quien dijo que era imposible la cuadratura del circulo?) siendo la más llamativa que se tratara de distinta manera a los jefes que al pueblo (a los oficiales que a los soldados).

Y esa diferencia no es para castigar más a quienes dan las órdenes de matar o morir. Es para mimarlos.

Esa es la ley del poder. Mimarse entre todos los jefes del mundo unos a otros.

"Hoy por ti, mañana por mi". Ese es el lema.

Claro, los que declaran las guerras, los que deciden las meteduras de pata, los que juegan con la vida de quienes no pintan nada salvo que obedezcan sin rechistar, saben que ellos mismos pueden perder algún día.

Por eso establecen una especie de Seguro de Vida (mas Bien. de Buena Vida) por si alguna vez pierden.

Por eso el dictador de turno es juzgado conforme al derecho que sea, y el pueblo que murió y mató por su culpa, solo tiene derecho a que le torturen con penicilina para que no se le infecten las heridas.

Pero todo esto no es algo que solo ocurra a niveles como el descrito.

Esta es una filosofía del Poder que la enseña, artera v certeramente, a todos los niveles.

Por eso todos los años las instituciones, como por ejemplo nuestra Excelentísima Diputación y nuestro Ilustrísimo Ayuntamiento dan una comilona —a cargo del dinero público, claro— a todos los cargos públicos.

¿Por qué?

No hay ejemplo mejor para estudiar la filosofía que estamos denunciando.

Se define el atracón —comen sin piedad por el precio del cubierto— como un atracón de fraternización. Jamás mejor dicho.

Todos son jefes. Hoy unos mandan a otros y otros solo a los su-yos. Pero las tornas pueden cambiar, así que sépase "somos todos jefes, tratémonos como tales, confraternicemos, puesto que nos une el mejor lazo de sangre posible, el del ordeno y mando".

Por lo mismo, los caciques de toda laya y país, se respetan y son respetados al máximo.

No en vano un cacique es quien avala a los jefes políticos de turno. A quienes deciden las leyes, las recalificaciones de terreno, las guerras, los chollos.

Así se forma la llamada clase política, un apéndice de la que manda.


FRANCISCO MOLINA . La Opinión de Zamora. Debió de ser en 1993. Posteriormente, denuncias como ésta, acabaron con las comilonas de este tipo  en las instituciones zamorana

No hay comentarios:

Publicar un comentario