JEFES
Y CACIQUES
Bien saben los que
mandan, que hay que respetar a los que mandan, para seguir impresionando al pueblo con lo del
mando. no vaya a descubrirse el pastel de que la única virtud del mando es el
ordeno y mando.
Me lo temía, y como
estoy harto de tener razón (una maldición como otra cualquiera) ha ocurrido.
Detenido Sadam
Husein, el mayor malvado de todos los tiempos presentes, hasta el punto de que
se ha realizado una guerra con la única intención de acabar con su régimen
—dicen—, nos encontramos ahora con que lo tratan a cuerpo de rey.
Lo lógico es que si
era tan asesino como nos cuentan, se le enviara a la Base
Norteamericana de
Guantánamo en Cuba, donde ya están secuestrados y torturados, otros, es de
suponer, criminales.
Pero claro, el
malvado iraquí era jefe, mientras que los humillados, maltratados y
desprotegidos de todo derecho humano y penal, son parias de la tierra.
Esa es la
diferencia. Por eso a Sadam se le darán oportunidades de defensa, aun siendo el
peor de los malvados, mientras a los otros, que recibían órdenes, si es que las
recibían, de Bin Laden, se les ha colocado en el potro de tortura con todo tipo
de vejaciones, humillaciones y daños físicos provocados deliberadamente.
En la Convención de
Ginebra, los autollamados civilizados, establecieron unas normas para humanizar
las guerras (¿Quien dijo que era imposible la cuadratura del circulo?) siendo
la más llamativa que se tratara de distinta manera a los jefes que al pueblo (a
los oficiales que a los soldados).
Y esa diferencia no
es para castigar más a quienes dan las órdenes de matar o morir. Es para
mimarlos.
Esa es la ley del
poder. Mimarse entre todos los jefes del mundo unos a otros.
"Hoy por ti, mañana
por mi". Ese es el lema.
Claro, los que
declaran las guerras, los que deciden las meteduras de pata, los que juegan con
la vida de quienes no pintan nada salvo que obedezcan sin rechistar, saben que
ellos mismos pueden perder algún día.
Por eso establecen
una especie de Seguro de Vida (mas Bien. de Buena Vida) por si alguna vez pierden.
Por eso el dictador
de turno es juzgado conforme al derecho que sea, y el pueblo que murió y mató
por su culpa, solo tiene derecho a que le torturen con penicilina para que no se
le infecten las heridas.
Pero todo esto no es
algo que solo ocurra a niveles como el descrito.
Esta es una filosofía
del Poder que la enseña, artera v certeramente, a todos los niveles.
Por eso todos los años
las instituciones, como por ejemplo nuestra Excelentísima Diputación y nuestro
Ilustrísimo Ayuntamiento dan una comilona —a cargo del dinero público, claro— a
todos los cargos públicos.
¿Por qué?
No hay ejemplo mejor
para estudiar la filosofía que estamos denunciando.
Se define el atracón
—comen sin piedad por el precio del cubierto— como un atracón de fraternización.
Jamás mejor dicho.
Todos son jefes. Hoy
unos mandan a otros y otros solo a los su-yos. Pero las tornas pueden cambiar,
así que sépase "somos todos jefes, tratémonos como tales, confraternicemos,
puesto que nos une el mejor lazo de sangre posible, el del ordeno y
mando".
Por lo mismo, los
caciques de toda laya y país, se respetan y son respetados al máximo.
No en vano un cacique
es quien avala a los jefes políticos de turno. A quienes deciden las leyes, las
recalificaciones de terreno, las guerras, los chollos.
Así se forma la
llamada clase política, un apéndice de la que manda.
FRANCISCO
MOLINA . La Opinión de Zamora. Debió de ser en 1993. Posteriormente, denuncias como
ésta, acabaron con las comilonas de este tipo en las instituciones zamorana
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