LA
ZAMORA DE BABEL
Parece que tampoco
Europa era la Tierra Prometida para Zamora, a pesar de los cánticos de sirena
de los Fondos Europeos. Y es que se veía venir. A la fuerza había que sospechar
de una unión de pueblos, en la que no se les propone, a estos pueblos, que hagan
lo que de verdad une a los pueblos, el hablar la misma lengua.
Porque, conviene
recordar la Historia Sagrada. y no porque sea sagrada, sino porque utiliza metáforas
o parábolas que son pura sabiduría pagana popular, de puro sentido común.
Recordemos aquella
tan genial de la Torre de Babel. Resulta que unos hombres endiosados de
soberbia, decidieron llegar al cielo, morada de Dios, y para ello buscaron el
camino más sencillo. Ese camino consistía en construir una torre gigantesca, que
tirando hacia arriba, llegara a las nubes, "al cielo".
Tamaño pecado de
engreimiento y soberbia debía de ser castigado por el Dios ofendido, y además,
castigado al estilo divino y como dice el refrán: "Dios castiga, sin
piedra, ni palo".
Dicho y hecho, y así
Dios castigó a aquellos humanos endiosados a "hablar tantas lenguas"
que no llegaran a entenderse. Y ocurrió, claro, pues ladrillo se decía de
tantas formas diferentes que no se sabía si unos a otros se pedían ladrillos o
picos o palas.
Por si esta historia
fuera poco, es evidente que cuando en la antigüedad una tribu se topaba con
otra, el principal estorbo y problema entre ambos grupos era que no hablaban la
misma lengua.
Tan malo es no
hablar el mismo idioma, o dicho en castellano, tan malo es no entenderse, que
en los estudios obligatorios se exige aprender una lengua extranjera, e incluso
los intelectuales más intelectuales recomiendan que se estudien dos.
Pero entonces, si es
bueno, útil y trascendental para el trato de las personas el entenderse,
(cuanta tontería hay sobre la diferencia de los pueblos simplemente porque
hablan diferente), pues si es bueno el comunicarse, entonces decimos, la ONU
debería, en un plazo de por ejemplo 50 años, obligar a que toda la humanidad
hablara el mismo idioma.
Esa campaña, además
de su beneficio inmediato, tendría otro añadido e imprescindible, supondría la
alfabetización de esos miles de millones que aún no saben leer ni escribir y
que encima es ese un colectivo fundamental de mujeres.
Respecto a la lengua
materna (en realidad paterna), no se prohibiría pero como sería un lujo, quien
lo quiera que se lo pague.
Claro que quienes no
tengan problemas básicos y sólo los tengan de lujo, como se dice, defenderán el
mantener la riqueza de la variedad o el no perder el encanto del francés, la
turbulencia del griego o las ventajas de saber latín.
Sublime. Como
sublime es que se proponga que a los alumnos (clientes a la fuerza) de Zamora
se les enseñe también, el gallego.
Lo que faltaba para
el duro, para el duro horario escolar, que si ya la Logse lo tomó por el pito
del sereno, a favor de los profe-sores, ahora las contrarreformas para
contentar a éstos, les mete una hora de clase más a la semana.
Santo Dios, pase que
nos explotemos los unos a los otros pero dejemos a los chavalillos jugar.
Que esa es otra
ventaja de que no haya que estudiar idiomas, que quedaría más tiempo para jugar
o sea para no dar ni golpe ¿o eso es malo?
Paco
Molina. Zamora. Publicado en La Opinión de Zamora a finales del siglo XX
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