JOSÉ ALBADALEJO MARTÍNEZ
Más conocido por “Albala”, este
compa es uno de esos compañeros “modelo-Guadiana” que durante unos años se nos
fue a la casa de al lado, en este caso a formar profesores.
No es de extrañar, él había sido
emigrante por Centro Europa demostrando así que tenía el valor de buscar lo
mejor, en cuanto a puestos de trabajo, aunque el destino estuviera lejos.
Amigo de probarlo todo fue
Director del Internado de los Alumnos de Ingeniería cuando estaban acá. Que eso
sólo lo podía llevar sin riesgos alguien procedente de la legión extranjera
como él.
Albala, cuando volvió del Centro
de Profesores, con su experiencia acrisolada “cazó” en nuestro instituto un
puesto como encargado de “medios
audiovisuales” que era la envidia de todos.
De unos porque su horario era
difícilmente mejorable, y de otros porque mientras nosotros estábamos en las
aulas y nuestra única distracción eran las tizas de colores, él se distraía con
los colores de las Enmanuel Negra, Enmanuel Blanca, Amarilla, y hasta la cobriza si cabe, según
especulábamos todos los mal pensados
Pero Albala todo se lo merece que
no en vano nació cerquita de la Ciudad Encantada de Cuenca y ese encanto
geográfico le dio de si para conquistar a su gentil esposa Rosa y su buen y
merecido destino.
Pero no sólo de encantos vive el
hombre y debe saberse que si “cazó” ese puesto de trabajo
“especial-audio-visual”, fue porque si hay un gran cazador entre nosotros ese
es Albadalejo.
Albala donde pone el ojo pone la
bala,…. y donde pone la bala pone el pie..
Si, porque Albala es tan buen
cazador que es capaz de darle a cualquier blanco a un pie de distancia.
De hecho lo hizo y se lesionó dos
dedos de uno de los pies en un momento en que olvidó lema tan elemental entre
los educadores (colectivo del que procede) como aquel que dice
“Ojo, que el diablo las carga”.
Fue ese fatal, pero soportable
accidente, el que marcó su interés en dominar la técnica del ON y el OFF, del
“para adelante” y “para atrás”; por eso ahora es un virtuoso de la informática.
Tanto es así que su aparición en
bata blanca es la viva imagen del Díos Padre que por fin, tras perdonarnos
nuestros pecados, nos va a poner en marcha el ordenador.
Y como un dios que es, o al menos
vivía como Dios, sonríe picarón, cuando le esperas impaciente con cara de bobo
porque “el IES será fácil en su casa” pero no en la de todos.
A Albada será a quien echéis más
de menos por controlar la ciencia de la informática, de la audio visión e
incluso de la fotografía. Algo ya imprescindible como el aire.
Su permanente estado de felicidad
(siempre tuvo dos dedos de frente a pesar de faltarle dos dedos del pie) hizo
de él un gran compañero que nunca nos olvidará pues no creo que en casa tenga
mejor horario que aquí aunque eso si, tiene a Rosa la protagonista de su vida.
Albala nunca te olvidaremos por ese perfil especial que supone tú
agradable personalidad, tu servicial disposición, tú cordial amistad y tú
buen talante. Sin ti el IES no va ser
fácil.
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