PEDRO
BECERRO HOYOS
Cualquier
profesional, cuanto mejor profesional es, más
dispuesto está a sufrir esa mutación psicológica que llamamos
“deformación profesional”.
Y aquí, en Pedro,
tenemos un ejemplo morrocotudo. Es y ha sido tan buen profesional, tan buen
proyectista, que creyó que todo se podía proyectar. Y ahí está su debilidad,
síntoma de una profunda “deformación profesional”.
Pedro diseñó,
PROYECTÓ, su vida hasta los 70 años. y la proyectó con nobles propósitos, como
lo es él, una persona noble.
Y la proyectó con
notables sacrificios, como lo es él, una persona sacrificada por los suyos.
Pedro era y es todo un señor, y entendió que esa categoría de hombre le
obligaba a trabajar hasta la extenuación, por los suyos, por la sociedad y se
supone que por él (que no es tonto).
Bueno de hecho es de
una gran inteligencia, que no en vano la materia que desarrolló en activo
exigía unos grandes y agudos conocimientos y aptitudes.
Decíamos que
acostumbrado a hacer proyectos y a enseñar a hacerlos, creyó que podía hacer lo
mismo con su vida y decidió seguir trabajando mientras el cuerpo aguantara.
Pero Dios, “que
escribe derecho con renglones torcidos”, le ha mostrado el camino: “Pedro
no seas bobo, que el paraíso es cobrar sin
trabajar, deja las aulas”. Y ha tenido que dejarlas, a la fuerza
o forzado (aunque eso es lo de menos)
Decíamos que Dios
escribe derecho con renglones torcidos, aunque en el caso de Pedro, más bien
deberíamos decir que los renglones de Dios han sido, no torcidos, sino más bien “retorcidos”, por la mala pata
que ha tenido.
Pero lo fundamental
del teorema es que “Dios escribe DERECHO”, y ya verás Pedro como, o recuperado
o acostumbrado a tus molestias, vas a ver lo bueno que es cobrar sin trabajar,
lo bueno que es no tener que aguantar una queja de los de clientes, ni tener
que hacerla ante los superiores.
Pedro es un hombre
con un buen porte. Su volumetría, unida a su pausado caminar le dan estilo.
Por cierto, hablando
del “pausado caminar”, sabed que la casa de Pedro era un zoológico, donde,
salvo corderitos, había de todo, y de la que en una ocasión se escapó una
tortuga grande y lenta, claro, de la que nunca más se supo. Y ante eso hoy nos
preguntamos:¿No serás tú, el inventor de la sopa de tortuga?
En el porte de
Pedro, porte de señor, de caballero, de noble, siempre se vislumbró un deseo de
ser querido, y hoy aquí lo compruebas Pedro, eres querido. Hasta el punto de
que todo este ceremonial se ha cambiado de día y hora para que tú, Pedro
pudieras estar aquí con nosotros y nosotros contigo.
Inaugura
hoy, Pedro, ese proyecto de tu vida en que sólo haya cariño. Diseña un edificio
en el que albergar tus recuerdos. Recuerdos de luchador incansable y de tenaz
trabajador, allá por esa Europa que casi descubriste de emigrante altivo.
Diseña
una casa de cariño, de la que no se puedan escapar las tortugas, ni los
afectos; en la que quepan los corderitos, en la que todos los tuyos sigan
felices como si el cuenta kilómetros de la vida no hubiera dado ninguna vuelta;
diseña una casa, con una suite especial para Martina esa bonita esposa que
tienes, atractiva y buena conversadora, que puede ser para ti la Sherezade de
los Cuentos de las Mil y una Noches que ahora te toca, vivir, o repetir, o
descubrir.
Llegas
herido a esta etapa, pero esas no dejan de ser las cicatrices del hombre
luchador que siempre has sido, serio con tu profesión, responsable con tu
deber, noble con tus amigos. Un Señor.
Alzamos la copa,
bridamos por tu recuperación y a disfrutar… Pedro!!!
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