A
EMILIO Y BENITO
Es dura la etapa que habéis emprendido. De hecho nadie la ha superado.
Por eso estamos aquí gentes que por algún motivo u
otro os queremos; mas o menos. Siempre lo suficiente.
La familia por ser familia, y los compañeros de
trabajo porque, ¡oh mundo absurdo!, al final se convive más con los condenados compañeros (condenados a galeras, “rema que te rema”)
más que con los propios seres queridos.
Y porque os apreciamos ¡aquí estamos!; para daros
aliento en lo que es, ya lo dijimos, duro
en sí, por sí y per
sé: La vida del jubilado.
Porque ya jubilados no podréis saborear lo que hasta hace poco
disfrutabais y que nosotros seguiremos gozando
. Y gozando tanto que esta alegría y
murmullos que apreciáis no se deben al buen vino y otros licores que
por aquí han circulado sin parar. Nuestra alegría se debe, ni más ni menos
¡a que seguimos en activo!
Ya no podréis disfrutar placeres como:
***--Ese de que en acabando un domingo reparéis en
que habíais puesto un examen para el lunes y se os ha olvidado. Con lo intenso que es discurrir si es mejor ponerlo “ahora” o madrugar. ¿Cábe mayor
emoción?
***--Pues sí cabe. Porque, hablando de madrugar. Otro placer que perderéis es ese de que al
sonar el despertador cada mañana, por frío
que sea el día y por largo que hubiera sido el trasnoche, ya no saltaréis,
somnolientos y echando pestes, pidiendo paso para ir a la ducha y tomarse, sin
saborear, un sucedáneo de desayuno. Se acabó ese momento en verdad sibarita de
salir del microclima que siempre tiene la propia cama. Os perderéis, amigos, el volver a
entonar el “Aió, Aió, vamos a trabajar...”de los famosos siete enanitos de
nuestra Blancanieves Educativa.
***--Ay! Qué bella la educación y qué pena que no
podáis vivir ya placeres como los
claustros, que puestos astutamente a la hora de la siesta, o de la
partida (que no se sabe qué es peor, perdón, mejor) rompen al más pintado.
Nunca podremos agradecer suficientemente este detalle a las sucesivas
direcciones, ya que estos claustros evitan que caigamos en la modorra de la
desidia, o en bacanales incontroladas, que ese es el peligro de las siestas.
***--Y hablando de claustros, ya no podréis frotaros
las manos de satisfacción cuando tras hora y pico con la PGA, la PGE, y la Pé-gi-gue-rá, llega el punto del orden
del día de “ruegos y preguntas”, que
como su nombre indica, hablamos de ese momento solemne en que mientras unos
preguntan, otros ruegan : “Que se acabe
esto, por favor”.
***--Y qué decir de vuestra renuncia principal, la
de no poder disfrutar del noble arte de conducir, al mal alumno, de la mano del saber al pasillo del “que
te den morcillas, maleducado”.
***--También perderéis el bagaje cultural de compartir la
sala de profesores entre compañeros de distintas disciplinas y aprender cosas
que de ninguna otra forma conoceríais: “como si lo de Zidáne es tonsura o en
Gran Hermano hay censura”.
Así, miles y miles de vivencias hermosas
desaparecerán de vuestro horizonte.
Y no vale agarrarse a que hay jubilaciones
voluntarias como consuelo, que sabido es que en todos los cuerpos hay miembros incontrolados
Sin
embargo...nosotros todos estos placeres los seguiremos disfrutando a más no
poder, y por eso, con la fuerza que nos da nuestra suerte, que está echada y bien echada, os decimos, que a pesar de todo,
¡ánimo!, que a lo mejor tienen razón quienes dicen que tras el ocio está el vicio, y
si así es, no es de extrañar que jubilación venga de JÚBILO
Un abrazo de mil brazos amigos, amigos.
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