MANUEL
ANGEL ALONSO CORTÉS.
Este compa llegó a
la Laboral como una moto.
Y llegó de milagro
porque lo de la moto es tan literal que tuvo un accidente con la misma que nos
lo tuvo de baja un tiempito.
Entre la vida y la
muerte, eligió, como siempre en su vida, la vidorra.
Tan decidido es a
encarar los retos de frente que se rumorea que el tornillo que ahora lleva en
la rodilla lo fabricó él mismo, con la maestría que tiene todo un Maestro, con
mayúsculas, de Maestría Industrial..
Experto en
Mecanizados, y en su caso en Tecnología, nunca cayó en “deformaciones
profesionales”, a pesar de ser un trabajador esmerado y que se esmeraba en sus
tareas.
Y así entre el frío
metal de las clases y de su profesión
siempre tuvo tiempo, lo que habla de su gran inteligencia y mente, para
compatibilizar la dureza de los hierros con la vaporosidad de los espirituosos
vahos de la amistad y la alegría..
Amable, abierto,
juerguista, amigo del alterne para tomar unos chatos con los amigos, siempre le
cantó a la vida y dejó que la vida le cantara a él.
Canto que le embrujó
cuando apareció la solista que soñaba, su bella mujer Ana, y con un do de pecho
sonado le dejó turulato de amor.
Manuel, motos a
parte, es un tipo con suerte en la vida. Con merecida suerte.
Y así, ella, la
vida, además de a la ya mencionada y guapa Ana, le dio dos hijas encantadoras,
y como premio plus a su continuo batallar por ser feliz y hacer feliz a los
suyos, la vida le ha regalado junto al Cristo de las Batallas (por luchador)
una Bodega.
Una Bodega que lleva
por nombre LA DIVINA PROPORCIÓN.
¿Y luego dicen que
no existe la Divina Providencia?
La bodega, aunque de
una hija, se llama la Divina PROPORCIÖN.
Y eso es exactamente la vida de Manuel y
el propio Manuel: una “divina proporción”:
Entre fuerza y
mente, entre prudencia y valor, entre inteligencia y locura, entre alegría y
compromiso, entre marido y juerguista, entre padre y compañero, entre
profesionalidad y campechanía.
Una
Divina Proporción, Manuel que todos queremos,
que todos deseamos se prolongue en tu jubilación.
Que
lo pases tan bien que el tiempo pase volando, pero que la vida te sea larga;
que hagas tan felices a los tuyos que casi no te quede tiempo para ser feliz tú,
pero sin que dejes de serlo; que viajes tanto que te parezca que estás parado
en un paraíso; que te pongas enfermo de salud.
Todo
en su justa PROPORCIÓN
Tal
vez sea porque a todos nos falta un tornillo y a ti te sobra, pero el caso
es que te admiramos.
Alzamos
la copa y brindamos por ti: Júbilo, Manuel, júbilo.
Sin palabras.
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