(el de la derecha)
Victoriano
Gómez del Teso. Nano. Educación física.
De
la pubertad a la jubilación.
Con el compa Nano,
siempre tuve una turbia problemática oculta. Tan oculta que ni él mismo la
conoce.
Como profesor de
Matemáticas yo tenía que explicarle a los chicos eso de los prefijos que
indican los múltiplos y los submúltiplos de las unidades.
El más grande, el
que indicaba el múltiplo mayor de todos, era el GIGA, y yo les decía, “No lo
olvidéis, GIGA viene de GIGANTE”.
Y ahora adivináis
lo que me turbaba. Porque el prefijo que indica el submúltiplo más pequeño es
el NANO y para que no lo olvidaran les indicada: “No lo olvidéis Nano, ENANO”.
Y siempre temía oír
alguna risita. Ya sabéis, la chavalada, con tal de salir de excursión, aunque
sea mental, son capaces de todo. Pero tuve suerte y nunca fue así.
Se ve que el
respeto de los alumnos por Nano era
gigante. Tan grande que ahora que se jubila habría que llamarle GIGA. Gigante.
Porque Nano es todo
un Gigante. Un gigante con alma y aspecto de niño, y con el que aún no tengo yo
muy claro que tenga la edad que dice, por más que últimamente se haya teñido el
pelo y vaya contando por ahí, lleno de felicidad, que va a ser abuelo.
Profesor de
Educación Física, nació atleta y eso le contagió a su alumnado, no limitándose
a darles clases con clase, sino también proponiendo viajes al Almanzor (que
debe ser un pico de por ahí) y a mil lugares que educaran las mentes que
educamos con ese criterio tan olvidado de
“Mens sana in corpore sano”.
Cosa que en el caso
de Nano no se limitaba a lo del “corpore”; porque Nano, con el ejemplo, con el
buen ejemplo, como profesor, como compañero de trabajo, como luchador, ha
educado también la mente no sólo de los alumnos, y si la de todos.
Conocer a Nano nos
ha sanado la mente a todos, nos ha hecho la mente más sana. Su increbantable
amistad, desde siempre con el admirado e inolvidable Eduardo Lázaro, nuestro
compañero fallecido, hablan de su gran corazón. Su entrega a las tareas que
emprende (metió tal afición a un alumno por lo deportivo que éste acabó de
profesor en un circo). Su tierno sentir como persona, que se hacía más evidente
aún cuando la prolongaba con cariño a quien fue su fiel perro Hielo, nos enseñó
a querer a quien nos quiere, cosa que no es ninguna bobada.
Incluso su afición
por las berreas, y el amor por su encantadora Marisa, esposa dichosa, nos dan
una última lección de Nano: “Si no hay pasión no hay vida”.
Nano, gigante, las
alumnas, los alumnos, tienen un inmejorable
e imborrable recuerdo de ti. Nano, gigante, todos en este centro que fue
el tuyo, hablan, y dicen bien, maravillas de ti. Nano, gigante, has pasado por el calvario del trabajo ayudando a los demás a llevar su
cruz porque la tuya te era liviana dado tu carácter y capacidad. Nano, gigante,
has conseguido escalar al pico más alto que todos soñamos: el de ser tan querido y admirado que das envidia.
Creo firmemente en la descripción detallada de Victoriano,como le llamábamos en Don Benito.
ResponderEliminarEra un chaval trabajador y muy aficionado al fútbol.
Estuvo conmigo desde tercero de Bachillerato, del auténtico, el de las reválidas:elemental y superior.
Estudiábamos en los Claretianos, aunque pocos curas salieron de nuestra promoción, y eso que empezamos unos 60 en Zafra
( Badajoz).
Terminamos en Loja (Granada).
Del Teso,como prefería llamarlo yo, estudió su carrera universitaria en Granada.En una ocasión lo visité en su residencia,aunque no recuerdo que estudios realizaba, creo que Filología española, aunque veo que puedo estar equivocado, a tenor de que fue profesor de E.F.
Yo estudié y ejercí como maestro de Primaria aunque posteriormente me pasé al instituto para dar Francés y Lengua Española.Hice también Filología Española.
Ahora estoy, como Nano, jubilado y vivo en un pueblo de Granada llamado Caniles.
Me encantaría saber de él a través de mi correo electrónico.
Pasamos muy buenos ratos en el Seminario.
Tenéis razón, Victoriano es un buen amigo, un excelente deportista y mejor persona.
Un fuerte abrazo y muchas gracias por permitirme entrar en vuestro grupo.
Un abrazo para Del Teso de Antonio Cobo Vela, el Manazas.