El caso de la ducha fría. Capítulo
-55-. Por fin la CÍA en Zamora.
La inauguración de
la Bienal de Escultura Ibérica Contemporánea fue un éxito, e incluso, acorde
con la originalidad e imaginación de las más de las obras que en ella se
exponen, la propia APERTURA DE LA MOSTRA se rodeó de esas mismas cualidades, y
así, originalidad e imaginación son las palabras únicas con las que se puede definir ese momento en que el
Presidente de Castilla y León dijo:
“…en resumen, este
certamen es una idea luminosa”; y en ese instante se apagaron las luces de la
sala de conferencias del Colegio Universitario.
En esa inauguración,
mezclado entre el público, como quien no quiere la cosa, observando esculturas,
escultores e incluso damas esculturales, estaba Luis Felipe.
Había llegado la
tarde anterior y se hospedaba en el Hostal Trefacio, entre pinchos –morunos y
perdices por un lado, y aullidos de Lobo por otro.
La CIA había
ordenado a Luis Felipe, su agente en Mecachis, que se desplazara a Zamora, ya
que en esta ciudad, a pesar de su importancia y belleza, no había agente de la
CÍA con plaza en propiedad, e incluso, ésta, la plaza, estaba sin dotar.
La misión de Luis
Felipe era secreta y por ello no es posible desvelarla; pero como la mente es
libre, no es descabellado suponer que se trataba de averiguar qué había
averiguado la detective Sánchez, e incluso que Luis Felipe, por su cuenta,
averiguara todo lo que pudiera.
El ordenador de
Manhattan Transfer recomendaba que por esta vez un agente de la CÍA no se hospedara
en el Parador ya que acabaría sabiéndose que era un pez gordo.
Además, la situación
del Hostal Trefacio era la idónea pues se encontraba en plena Garganta Profunda
de Zamora.
(Continuará)
Paco Molina de
Zamora. Emitido en Antena 3 Radio de Zamora en 1986.
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