martes, 1 de noviembre de 2016

Capítulo 38. El piragüismo.


El caso de la ducha fría. Capítulo 38. El piragüismo.

Amilcar Sánchez, detectiva profesional, fue sometida a una cura de sueño durante los días 15-16 y 17 de Agosto, por prescripción facultativa, ya que se temía por el, ya de por sí, difícil equilibrio mental de la susodicha, en cuanto miembro vulgar de la asociación universal de mortales.

Sólo esta cura de sueño, unida a las regatas internacionales de piragüismo, pudieron traer la tranquilidad a la tranquila ciudad de Zamora.

El piragüismo no es, como podría creerse, una reunión de pirados, si no un deporte consistente en montarse en unas embarcaciones, llamadas piraguas, porque son embarcaciones que están como chotas, o sea, que están piradas, ya que por su forma no se sabe cuál es su parte de adelante y su parte de atrás, o si se prefiere, utilizando el lenguaje científico, no se sabe cuál es su proa y su popa.

El remero, llamado así porque maneja los remos, y sin nada que ver con las rameras (que son las que manejan las ramas y no los remos); bueno pues el remero, montado en la piragua, tiene la obligación de remar a toda vela –si bien debe constar que las piraguas no son barcos de vela- para que su piragua llegue la primera a la meta, y poder obtener así el título de campeón.

Para distinguir la proa de la popa, los técnicos del piragüismo suelen echar a cara o cruz cuál es una u otra, y en la parte que le toca la popa ponen un artilugio que llaman timón, y que permite que el piragüismo no obtenga su nombre del genérico PIRAO.

También hay piraguas sin timón, las cuales no tienen tampoco problemas porque, al fin y al cabo, ¿para qué se quiere saber dónde está la proa y la popa si al no ser embarcaciones de vela, nunca van a necesitar que las cosas vayan viento en popa?

(Continuará)


Paco Molina de Zamora. Emitido en Antena 3 Radio de Zamora en 1986.

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