CAPÍTULO XI
LOS VICIOS
No se trata de exponer los vicios del alegrecomunismo sino
de recordar aquellos en los que no hay que caer o los que, al menos, hay que
evitar.
Para disculpar un error suele utilizarse eso tan socorrido de
“somos humanos y cometemos errores”.
Como si los errores se cometieran por ser
humanos, cuando si fuéramos inhumanos (o divinos) cometeríamos muchos más y
peores.
No, los errores no hay que disculparlos, hay que no repetirlos y estar
alerta contra el error ya cometido.
Los comunistas, a lo largo de la historia, hemos acumulado
unos errores que más que errores son vicios, por la repetición con que caemos
en ellos sin que nos reporte ventaja alguna y si lo contrario.
Veamos algunos vicios a evitar.
El Síndrome del Mesías.
Tal vez es el más frecuente (al menos por estos pagos).
Analicémoslo.
Para muchos comunistas el serlo les supone un sacrificio.
Este sacrificio se hace para salvar a la clase obrera (hasta aquí más o menos
correcto, pero lo malo empieza cuando el “sacrificado” quiere ser él y a lo
sumo sus discípulos (no los camaradas) y nadie más, el que ejerza de salvador.
Es decir. Se quiere redimir al proletariado siempre que sea
YO el redentor (el mesías) y no los demás.
Antes que la victoria de los sectores explotados y oprimidos
de la sociedad, algunos lo que quieren es “esa victoria, si pero si la
consiguen ellos”; de lo contrario, ¡que esperen los que viven mal!
Ese afán por ser cada uno el Mesías de la clase elegida
resulta tan grotesco para aquellos que requieren esa ayuda, como lo puede ser
para alguien que se está ahogando, el ver en la orilla a tres, cuatro o hasta
cinco personas, que discuten y se pelean entre sí porque unos consideran que
hay que salvarle nadando a braza, otros a crowlll y aún otros a mariposa.
Patético pero así es, dándose el caso de que partidos con el
apellido comunista hay más que distintos estilos de natación.
Y encima todos se miran estupefactos sin explicarse por qué
el ahogado pasa de ellos que tanto y tan bien discuten sobre cuál será lo
adecuado para salvarle ¡lo mejor posible!.
Para el alegrecomunismo, entre las cosas que hay que
sacrificar en esta lucha (como en todas algo se deja a cambio de lo que se
toma) es la vanidad, el prurito de tener razón por narices, el reconocer que es
preferible hacer algo por alguien sin razón que no hacer nada con toda la razón
(teórica) del mundo.
Del libro EL ALEGRE COMUNISMO de Paco Molina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario