IV
EL CONJUNTO DE LAS RELACIONES DE
PRODUCCIÓN ES LO QUE FORMA Y DA LUGAR A LA ESTRUCTURA ECONÓMICA DE LA SOCIEDAD,
LA CUAL A SU VEZ ES LA BASE DE LA SUPERESTRUCTURA POLÍTICA Y JURÍDICA. EL MODO DE
PRODUCCIÓN DE LA VIDA MATERIAL CONDICIONA EL PROCESO DE LA VIDA SOCIAL,
POLÍTICA Y ESPIRITUAL.
Según el filósofo español Ortega y Gasset todo ser humano es
él y su circunstancia (“Yo soy yo y mis circunstancias”).
Para Freud, aceptado lo anterior, resultaría que la circunstancia que más
condiciona o influye en el hombre seria la sexualidad, y para Marx, la
circunstancia clave, la que más impregna la conducta de la perdona sería la
situación económica.
Se puede dar la razón a los tres pues parecen tenerla, y
además resulta ameno y divertido observar a las personas bajo las tres caras de
ese prisma: sus circunstancias, sus vivencias de placer y su condición
económica.
Conviene detenerse en este punto porque tal vez uno de los
pecados capitales de los comunistas en activo ha sido su especie de miedo
reverencial a reconocer políticamente la trascendencia que tiene para la
felicidad de las personas la realización sexual, y por tanto la alienación, la
esquizofrenia que supone tener que esconder en el desván de sus principios
fundamentales el “PRINCIPIO DE PLACER”.
Como teoría para comprender el comportamiento de una persona
es muy útil empezar aceptando que cada ser es él y sus circunstancias (es
decir, que cambiando estas también de alguna manera cambiaría la persona).
Sobre la trascendencia del sexo como placer, aparte del
análisis íntimo de cada persona, está el hecho de que cualquier estudio basado
en ciencias de la naturaleza, o en ciencias sociales, demuestra e indica la
enorme influencia de la atracción sexual.
En el amor es el ingrediente
fundamental y, por tanto, determinante para sentir felicidad en ese campo.
Ha ocurrido, sin embargo, que siendo la sexualidad una
fuente de placer fácilmente accesible, la historia de la civilización (al menos
la occidental) ha seguido extraños derroteros y hoy la búsqueda real de
caricias, comunicación y placer ha sido desplazada por la búsqueda de dinero.
Surge así el factor económico que se va a convertir en
circunstancia fundamental y trascendente de la conducta humana.
Resulta que el
dinero que, al comienzo, sólo es un medio de facilitar los intercambios de
mercancías, acaba siendo un medio que facilita, si se tiene, la búsqueda de
placer.
Pero, a su vez, la importancia del dinero como fuente de
poder acaba haciendo que pase a
convertirse, de “medio para conseguir algo”, en un fin en sí mismo.
Así el tener dinero por tenerlo se convierte en meta.
El
dinero pasa a ser un fetiche, un objeto de amor y deseo, y eso, hasta tal punto
que desplaza en el corazón el objetivo natural (de la naturaleza), de desear
placer, de facilitar la vida.
Hoy el dinero ha eclipsado todos los demás valores, todos
los demás principios naturales de la persona; por eso se vive en continua alteración
(se vive fuera del recinto natural del ser humano que es su cuerpo), se vive en
plena esquizofrenia, con un ser íntimo que se tiene guardado bajo siete llaves
en la cárcel del cerebro, y con otro ser exterior, que, a fuerza de ser real
(el que se realiza) acaba siendo definitivo.
La condición económica ha acabado arrastrando y obsesionando
al hombre y por ello guerrea, mata y desperdicia la vida desde hace siglos, en
busca de dinero.
Mas, si esto lo condiciona todo o condiciona la mayoría de
las cuestiones (en gran medida), sólo hay que resolver políticamente este
problema para que lo demás cambie por sí mismo.
La sociedad, el pueblo, sólo espera, sólo quiere de los
políticos que les resuelvan su “problema económico”, por ello no hay mayor
revolución que resolver ese problema, y, además, no hay otra revolución.
El pueblo quiere que le resuelvan sus carencias económicas y
que le dejen luego la posibilidad de utilizar se adquirida libertad.
NOTA del año 2013:
Tal vez esto último lo matizaría. Siendo en
esencia la revolución fundamental la que resuelva el problema de la economía
(reparto de riqueza y no explotación de un humano por otro humano), considero
que otras revoluciones como la sexual, la feminista, la ecológica, etc., pueden
ir avanzando lo que las circunstancias les permitan, para resolver lo que
buenamente puedan o para contribuir, por acumulación, provocando la revolución
económica.
Del libro EL ALEGRE COMUNISMO de Paco Molina.
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