La nueva sociedad ha de enseñar una lección, lo que necesita
un pueblo lo ha de conseguir él: en una dictadura, luchando por la democracia,
y en una democracia, participando.
Pero sobre todo, la nueva sociedad también tiene que
potenciar, facilitar y hacer evidentes las ventajas de la participación.
Actualmente se vive una especie de democracia interruptus,
tal que sólo cada cuatro años el pueblo (como en aquel programa de “Reina Por
Un Día”) se siente soberano; para luego pasar a ser un espectador perplejo de
una representación teatral en que los protagonistas, tras repartirse los
papeles (birrepartidismo) interpretan una obra que ni siquiera pasa de sainete.
Esa no puede ser la vida política de una sociedad.
Hay que decirlo bien claro, los puntos citados de este
programa político alternativo no serán realizables si, afiliado o no, cada
ciudadano no participa día a día en política, vigilando y controlando a los que
votó, haciendo propuestas nuevas, denunciando a los corruptos.
Si no es así que nadie sueñe que va a llegar un partido
bienaventurado que le va a sacar todas las castañas del fuego y, encima, se las
va a llevar a casa acompañadas de una botella de champán.
Sólo hay una posibilidad de vencer las resistencias que el
poder opondrá a los cambios que beneficien a “los que para vivir tienen que
vender su fuerza de trabajo”, la participación popular del mayor número de
ciudadanos posible, y si es de todos, mejor que mejor.
Del libro EL ALEGRE COMUNISMO de Paco Molina.
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