En modo alguno puede faltar como eje de una alternativa
alegrecomunista la existencia y la oferta del mayor número posible de
libertades,
Aunque alguno estará pensando, “¿Y por qué algunas? ¡Todas!”.
Pues si, todas, lo que ocurre es que no conviene olvidar que hay muchas
libertades de las que el hombre se priva no por prohibición del Estado sino
simplemente por presión social que se traduce en autorrepresión.
Es necesaria una especial mención a la cuestión de las
libertades por varias razones:
Una, porque precisamente la razón de ser del comunismo y su
estructuración en organización política nace del deseo de liberar al ser humano
de las ataduras de un sistema que lo tiene amarrado a comportamientos
antinaturales (alienación).
Otra razón para tener que poner ya en escena la posibilidad
de disfrutar de libertad (como resumen de las distintas libertades) está en la
necesidad de (amén de luchar por lo que el pueblo necesita para sentirse a
gusto) contrarrestar la imagen, precisamente más negativa, que presentan los
regímenes comunistas y por extensión todos los partidos comunistas, ya que en
general para la gente, “comunismo”, les sugiere falta de libertad,
lamentablemente.
Lenin preveía que cuanto más audaz sea una revolución, o
sea, cuanto más poder se le quite a los que controlan y explotan a las otras
capas sociales, más virulenta iba a ser la reacción, y por ello, en
consecuencia, anunciaba y teorizaba sobre la necesidad de la dictadura temporal
del proletariado como modo de defensa contra los coletazos de los
reaccionarios.
No se equivocaba, nada más triunfar la Revolución de Octubre
(1917) todos los estados poderosos e imperialistas de la época, enviaron a
suelo soviético expediciones regulares (parte de sus ejércitos) para aplastar
aquel mal ejemplo (los estratos sociales
oprimidos y sin posesiones se había visto que podían conseguir las riendas de
un estado y abolir las leyes de todo tipo que favorecían la dictadura de los
que todo lo tienen sobre los demás).
Aquel acto que conviene recordar, hace evidente una
cuestión: Para el capital y los capitalistas y los que les sirven a ojos
cerrados (el que a buen árbol se arrima buena sombra le cobija -dicen los demás
poderes fácticos-) el comunismo es malo porque es malo para ellos, y no porque
supuestamente sea malo para el pueblo, pues como se ha visto, ya antes de que gobernara se le
atacaba militarmente.
Sin embargo, hostigados por ese crimen de política
internacional (injerencia armada en los asuntos
internos de otro país), más la guerra civil, más el bloqueo económico, todo
ello junto, hizo que el comunismo en la URSS tuviera que transitar por caminos
espinosos, lo que unido a errores no disculpables (los errores no se deben
disculpar, se deben, a la vez siguiente evitar) hizo que a partir de entonces
lo que preocupaba a ricos y alegraba a pobres, al final preocupe a todos,
aunque lógicamente por distinto motivo.
Para recuperar la confianza del pueblo (conjunto social sin
poder en los órganos de decisión) hay que unir a todo lo que la gente aprecia
de los regímenes socialistas (trabajo para todos, educación para todos, sanidad
para todos, etc.) la garantía de que se podrá vivir ya en un régimen de
libertad, sin necesidad de pasar por un purgatorio intermedio antes de poder
utilizar las ventajas materiales ya adquiridas para lograr la felicidad o su
espejismo.
Estamos en una sociedad democrática y tanto ha jugado el
poder económico a la democracia que difícilmente podría poner a su lado a la
población ante un revolución de hecho que acabara con el paro y resucitar la
letra muerta de nuestra Constitución en cuanto a lo que se refiere a los
derechos sociales de los españoles.
No obstante, si tras unas elecciones democráticas con un
programa como el aquí indicado, la derecha no respetara la voluntad popular, al
menos ya se sabría una cosa, que no son demócratas, salvo cuando el pueblo es
un soberano a su servicio (al de la derecha).
Para Lenin sólo existía Estado en aquellas sociedades en que
una clase social domina (dicta las normas) a las otras.
Las democracias, con serlo, también son o están en un
Estado, y están en estados fundamentalmente capitalistas, es decir, en países
donde los poderosos siguen siendo los que tienen el capital, lo que les da poderes
de todo tipo.
Luego el concepto de dictadura del proletariado -en cuanto premisa teórica- es compatible con
la democracia, en cuanto que sólo se referiría a estados donde la clase que
dictara (dictadura) las reglas del juego definitivas (no las de los juegos
florales) fuera la del conjunto de personas que para vivir necesitan vender su
fuerza de trabajo.
Dicho más claramente, lo mismo que ahora vivimos una
democracia donde somos libres mientras miramos de reojo a los poderes fácticos
(la frase “consolidar la democracia” traducida al castellano significa “no
despertemos a la fiera”) (Por cierto que hoy la democracia ya está consolidada
y nos consta, porque consta que se está haciendo todo lo que le gusta a la
fiera o a las fieras, a las que no habría que despertar con impertinencias).
Bueno pues como íbamos diciendo, lo mismo que ahora se vive en una democracia
en que los poderes fácticos sirven a la derecha, la dictadura del proletariado
no significaría necesariamente la supresión de libertades, ni la supresión de
la democracia, pero si significaría que los poderes fácticos serían de
izquierdas.
Aunque lo mejor es que no haya poderes fácticos, (aquellos
que son poderes reales, frente a los institucionales, que son de cartón-
piedra), y por tanto el alegrecomunismo ha de luchar por ello, porque el poder
político sea el popular y el único, y en lo demás libertad, salvo en lo
económico donde toda la economía (mixta) estaría supeditada al bien general.
Del libro EL ALEGRE COMUNISMO de Paco Molina.
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