jueves, 10 de noviembre de 2016

Un marxismo de alegría


CAPÍTULO VII
EL ALEGRECOMUNISMO.

Idea base.

El científico Paulov fue uno de los investigadores que más han contribuido con sus estudios y razonamientos a desentrañar la estructura de la vida humana gracias a sus teorías y conclusiones sobre los reflejos condicionados.

Además, curiosamente, era una de las figuras de la Ciencia más apreciadas en la Unión Soviética.

Sus estudios se centraron en lo que llamó los REFLEJOS CONDICIONADOS. 

En la escuela lo explicaban así: Está demostrado que si a un perro le mostramos comida, por un acto reflejo (espontaneo e incontrolado) se le llena la boca de saliva (las glándulas correspondientes producen saliva).

Pues bien, si a ese perro, al mismo tiempo que le enseñamos comida le hacemos oír una campanilla, y repetimos el experimento un número suficiente de veces, llegará un momento en que SIN ENSEÑARLE  comida y haciéndole oír simplemente la campana, veremos que el perro segrega saliva (se le hace la boda agua) como si tuviera ante su hocico algo para comer.

Habremos así cambiado los estímulos del chucho haciendo que ahora, también al oír sonar la campana, sienta sensaciones de apetito. 

Hemos producido en él un REFLEJO CONDICIONADO.

En nuestra vida diaria tenemos muchos ejemplos de lo dicho. Sirva como muestra “la canción del verano” que cuando la oímos, pongamos que en Noviembre, reproduce en nosotros sensaciones de las vacaciones estivales aunque se esté ya en plena temporada invernal.

Pues bien, por reflejos condicionados, el comunismo hoy, en la sociedad en la que estamos produce sensaciones negativas.

Todavía, demasiada gente al oír decir “comunista” tiene la sensación de que se le habla de seres desalmados, de sociedades tristes y asfixiantes, de burocracia criminal, e incluso, y esta es otra gran muestra de la fuerza de los reflejos condicionados, de países fríos (debido a las temperaturas de Siberia sin duda); hasta el punto de que la impresión del pueblo es la de que si ganaran los comunistas unas elecciones, las temperaturas bajarían hasta los cero grados.

Todo esto es en un 80 % consecuencia de la propaganda contramarxista (no es nada extraño oír en una noticia sobre alguna salvajada, en la que no tiene nada que ver los comunistas, el clásico añadido del tipo “las armas eran de fabricación soviética", buscando así que este dato –la campanilla- sustituya la realidad- la comida- en la mente de los ciudadanos-los perros-).

Aunque también hay que reconocer que el otro 20% de desprestigio está adquirido por méritos propios.

¿Cómo destruir esta maldición infernal? Sólo hay una manera, tratando de crear otros reflejos condicionados, pero estos a favor de los que, a partir de principios de solidaridad  y de las ideas de Marx, tratan de mejorar las condiciones de los que peor viven.

Ahora bien, los reflejos condicionados a favor del comunismo ¿cómo se pueden crear si no existen medios de comunicación propios que repitan un mensaje positivo tantas veces que llegue a calar, que llegue a penetrar en el sistema mental de la persona?.

Ese es el problema, pues hay que recordar que los reflejos condicionados se crean por repetición de la jugada una y otra vez (la comida y el sonido de la campanilla deben aparecer juntos para el perro un determinado número de veces, número que depende del carácter somático del individuo). 

Es la repetición la que hace que queden casados, por ejemplo, términos como “bebida X” con sensación de frescor y cuerpos semidesnudos.

Otra de las ideas de Marx, y que está lógicamente entre los principios del marxismo, dice que todo lo que existe proviene o se desarrolla como unidad (unión) de dos contrarios. 

Pues bien, ese concepto puede ayudar a buscar la salida al problema de no contar con medios de comunicación favorables y suficientes como para poder cambiar la imagen que se tiene del comunismo; se trata de escarbar para ello, para buscar la salida al problema, en la unidad de los contrarios hasta encontrar en la contradicción la parte favorable al caso.

Y lo favorable, hoy día, está en que, precisamente no se cuenta con esos medios de mediatización. 

Si se contara con ellos alguien podría tener la tentación de razonar así: “ya que se tiene mala prensa en un 80 % por culpa de las mentiras negativas que sobre nosotros se han dicho, búsquese la buena imagen a base de otro montón de mentiras (estas positivas) que conviertan a los comunistas en arcángeles.

Sería un error, la primera gran batalla comunista, hoy, debe consistir en cambiar el concepto que se tiene de nosotros, basándose, sólo y exclusivamente, en la verdad. 

Llevará más tiempo, será más duro, si, pero también más hermoso y más revolucionario.

En modo alguno se trata de disfrazar al lobo con piel de cordero para una vez engañado el rebaño, comérselo. 

Ni hablar, se trata de, puesto que se es cordero - pueblo puro- serlo más que nunca, pero con determinación, para propiciar una unión firme y ya, todos juntos, quitarle  al lobo sus ganas de llenar el buche a costa del rebaño; eso por un lado, y por otro se trata de no dejarse chulear, por cordero que uno sea, por ningún cabrón.

Por eso, el reflejo condicionado que deben tratar de crear los comunistas debe ser un reflejo espontáneo, un reflejo natural; se debe conseguir una asociación automática con las cosas que son buenas para el pueblo, y así:
n  
En una sociedad en la que su principal andamio es la hipocresía debe usarse la verdad, que siempre ha sido revolucionaria, como arma de cambio.

n  Mentir sobre el número de militantes, o los asistentes a una manifestación o sobre errores cometidos, es como si en un barco en el que entra agua por un agujero se abriera otro agujero con la vana esperanza de que por él salga el agua que entró por el primero.

n  La mentira no sirve para la revolución, sólo sirve para mantener la “imagen” según el concepto de “éxito” burgués.

n  Además la mentira amarga y mina el carácter de quien la practica

n  Hay que conseguir que la gente diga, me gustan los comunistas porque siempre van con la verdad por delante y le cantan las cuarenta al lucero del alba.

n  En una  sociedad donde cada vez hay más colectivos que son arrojados por la borda (reconversiones, flexibilizaciones de plantilla, reestructuraciones de presupuestos de la Seguridad Social, etc.) los comunistas han de estar a su lado.

n  En una sociedad donde cada vez hay más miedo a la guerra y más valor para repudiarla, hay que ser valientes y plantarle cara al poder fáctico que vive de ordeñar la vaca del armamentismo y los conflictos militares, el poder fáctico que justifica la estúpida carrera de armamentos a base de comerciar con la muerte de los demás.

n  Etc. etc. etc., pero siempre de forma que donde haya que defender al pueblo, ahí estén los comunistas
n  
(Por cierto el término “pueblo” se está usando siempre para denominar a aquel sector social que no tiene poder de decisión, ni constituye ningún poder fáctico, ni puede practicar la fuga de capitales en caso de que se aplique una política que no le guste).

n  Pero además, para ganar la batalla por recuperar la buena imagen del 1917 hay que apostar fuerte, por eso hay que casar nuestro nombre a una palabra tranquila. Hay que apostar por el ALEGRECOMUNISMO.
n  
Si luchas por lo justo, si te equivocas por haber dicho la verdad, si respetas a tus compañeros de trinchera, si puedes aceptar la sonrisa de alguien que agradece que estés allí junto a ellos, porque además eres uno de ellos, sólo puedes sentir dentro de ti alegría, luego, por qué avergonzarnos de las palabras bellas. ¡Avanti el alegrecomunismo!


Del libro EL ALEGRE COMUNISMO de Paco Molina.

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