El Síndrome del Profesional.
En otros tiempos el término “profesional” significaba que
alguien vivía de lleno para aquello de lo que se decía profesional.
Hoy ser profesional de algo significa que se cobra por eso.
En una sociedad con tanto paro los profesionales de
cualquier partido (los liberados) puede ocurrir que acaben “viendo” su
dedicación política como su medio de vida.
De hecho ocurre, y así los aparatos de los partidos, en vez
de ser aparatos locomotores se convierten en aparatos ortopédicos, porque
cualquier cambio, incluso teórico, temen que les prive de su forma de ganarse
la vida y la de su familia.
Por eso el alegrecomunismo debe propugnar que los liberados
en el partido, pero incluso en las instituciones públicas, ganen cantidades
acordes con las que ganarían de no estar en ese puesto político.
Así como que
no deban perpetuarse en el puesto remunerado.
Esa oferta, hecha también a la sociedad y para ser aplicada
a todos los políticos, ayudaría a despertar credibilidad y confianza en el
grupo que la defienda, y más si la pone en práctica.
Contra esto suele argumentarse que sin un buen sueldo para
los políticos los obreros no podrían ocupar puestos de representatividad
popular.
No es la intención de este libro entrar en todos los temas y
por tanto, no se van a utilizar contra la anterior afirmación todos los
argumentos que existen; pero baste uno: desde que esta brillante idea ha prosperado
en los partidos de izquierda, jamás hubo tan pocos obreros, campesinos y
parados, ocupando cargos políticos.
Y cuando la práctica no confirma la teoría es que esta no
vale (Lenin dixit).
Del libro EL ALEGRE COMUNISMO de Paco Molina.
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