LA PRIMERA REVOLUCIÓN
¡Eureka! Creo que he encontrado el eslabón
perdido en la historia de la especie humana. El hallazgo es más importante
de lo que pueda parecer al presentarlo aquí, de una manera sencilla en un medio
de comunicación de gran prestigio pero de provincias, o sea no muy grande. Pero
este es mi gusto para regalarle esta primicia a las gentes de por aquí y a un
medio que me permite estar en contacto con ustedes. Esto que hoy leen, dentro
de unos años, cuando lo diga alguien con un medallón en la solapa se
estudiará como la mejor tesis para explicar el paso del paraíso comunista
al infierno machista.
Es
algo aceptado por el mundo científico solvente que en determinado momento la
Humanidad decide organizarse por familias. Siendo la pieza clave de esa
estructura la pareja hombre-mujer. Pero esa célula social presenta una
peculiaridad, cada macho es el dueño de su hembra (la cual adquiere
comprándosela al padre de ella). Nace así la mujer-objeto. Esta relación
es violenta pues no se produce entre iguales ya que uno (la
esposa) está sometido al otro (el marido). El estudio de nuestra propia cultura
en periodos más atrasados y de otras no evolucionadas que aún persisten,
corroboran esto.
Respecto
al periodo anterior a la institución del
matrimonio no existe una teoría que
trate de explicar como se vivía. O si existe se mantiene difusa e
inconcreta.
En
el libro-LA ESTAFA SEXUAL-menciono la idea de que nuestro antepasado, el
mono-simpáticus (¿por qué no llamarlo así?), se reproduce sin parar porque,
acuciado por el instinto de placer
sexual (que tiene como todos los animales) y dado que tiene mezclado los
órganos de ese instinto con los de reproducción, no se entera de que cada orgía
termina en embarazo.
A este periodo lo bautizo como el Paraíso
Comunista. La razón es obvia, sólo hay dos instintos básicos, el de
supervivencia y el de placer, entonces al tener todos los mono-simpáticus
problemas comunes (seguir vivos y gozar más) decidieron resolverlos en común.
Todos eran iguales y todo era de todos. “Resolvamos en común los problemas
comunes” era su ley.
Pero
entonces ¿Qué acontecimiento fue el que hizo que se pasara de esa situación
perfecta en lo social a la otra, en que se introduce el concepto de propiedad
privada y encima utilizando a la mujer como primera propiedad sobre la Tierra?
Como casi siempre la explicación estaba a la vuelta de la esquina.
Este
es el eslabón perdido. El mono-simpáticus era feliz porque el instinto de
placer lo satisfacía sin tregua y sin límites (estúdiese a los bonobos), al
tiempo que producía más bebés que difuntos, aunque sin saberlo
. Ganaba así algo que no sabía que ganaba, la pervivencia de la especie . Hasta
que al evolucionar su mente, descubrió que una cosa era la juerga y otra la
fertilidad. Entonces, las mujeres, afectadas por los partos, debieron de poner
condiciones. Tal vez mantener las mismas juergas pero con menos coitos. Surge
la 1ª Revolución (¿y un matriarcado?). Pero bajaron los nacimientos, y los
machos, que habrían perdido algo respecto al periodo anterior, aprovecharon la
lógica preocupación y propiciaron una Contrarrevolución, con la disculpa de
garantizar el número de embarazos y por tanto la defensa del grupo. Su fuerza
bruta, como todas, les dio la victoria. Respecto al objetivo obsesivo de procrear obsérvese cómo todas las
religiones le dicen a la esposa que tenga los hijos que Dios le de, y cómo
todas recriminan las conductas que no procrean (la homosexualidad)
Esta
explicación casa con la leyenda de la expulsión del paraíso por culpa de “la mujer” que probó el fruto del Árbol del
Conocimiento (y “supo” de dónde vienen los niños) y le dio ese saber al hombre. Incluso ¿qué
recomienda Dios al expulsarlos? “Creced y multiplicaos”. Había que insistir en el
programa electoral contrarrevolucionario.
Paco Molina de Zamora
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