jueves, 18 de julio de 2013

“ASI COMO NOSOTROS PERDÓNANOS a NUESTROS DEUDORES”


“ASI COMO NOSOTROS PERDÓNANOS a NUESTROS DEUDORES”

Dice la oración más católica del mundo: “Padre Nuestro que estás en los cielos…. perdónanos nuestros pecados así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”.

Sea esta frase producto de la inspiración Divina o del Saber Popular, lo cierto es que de ella se deduce un tiempo histórico en el que existía la costumbre de perdonar a nuestros deudores, es decir de perdonarles lo que nos debían a aquellos que nos los debían.

Y ese perdón debía ser tan eficaz socialmente que cada creyente ataba su alma al cumplimiento del siguiente trato : “Dios mio, perdóname el ir al infierno si es que yo perdono a quienes me deben dinero”.

No perdamos de vista esto y recordemos, antes de seguir, algo que ocurría hace unas décadas. Existía entonces en Occidente, y en España también, la costumbre de  “pedir la condonación de la deuda del Tercer Mundo”.

Se decía que el Tercer Mundo tenía derecho a no pagar lo que debía, y nosotros -los ricos- el deber de no cobrarlo porque eso era la ruina de esos pueblos de África, América Latina y Asia, y encima la habían generado Gobiernos  corruptos, etc.

Tanto lo del Padrenuestro, como lo de luchar porque el Tercer Mundo no pagara su deuda, es algo que culturalmente no estaba mal visto.

Sin embargo, la gente cabal considera que sí se deben pagar las deudas porque si no iríamos al caos. Pensemos por ejemplo en esos miles de pequeñas empresas subcontratadas por otras mayores y a las que ahora, las grandes, aunque han cobrado, después, por declararse en ruina, no han pagado a quienes hicieron realmente el trabajo que ellas cobraron.

Colocadas así las piezas del ajedrez:  las blancas bajo el lema, “hay que pagar las deudas”, y las negras, bajo el  eslogan “ lo de las deudas, depende”; veamos qué hacer con la deuda de España.

Pues bien, parece evidente que si optamos por pagar lo que debemos los españoles como estado (desde todas las  administraciones) no sólo vamos a la ruina, sino que ni siquiera conseguiríamos pagarla. Es decir, quedaríamos mal como personas no pagadoras y encima arruinadas.

Pero a lo que debe Espala hay que añadirle que los Gobiernos actuales y salientes, han decidido que también vamos a considerar como nuestra, la deuda gigantesca de los Bancos y las Cajas, con lo cual la devolución de lo que se debe no sólo es imposible de pagar ni aún arruinándonos, sino que es un insultó. ¿Por qué usted va a pagar la deuda de otro?.

Entonces si algo es imposible de hacer, ¿para qué hacerlo?. Si algo nos lleva a la ruina de todo tipo, hasta en cuestiones de salud, ¿por qué hacerlo?. ¿No existe un derecho universal que se llama legítima defensa?. Acojámonos a él.

¿Existen precedentes de no pagar las deudas o hacer como que se pagan pero no pagarlas?.

Si, cuando se arruina una empresa, actúa la ley y se ponen en marcha quitas (rebajas de la deuda), mecanismos de pago, y situaciones que protegen al empresario, de manera tal que él nunca se arruina del todo.

Pero, ¿y si en represalia por no devolver la deuda no nos dan préstamos? Si decidimos no pagar la deuda para qué queremos préstamos si ya no tenemos deuda. Porque no olvidemos que estamos pidiendo prestado para poder ir devolviendo la deuda. Una locura.

Y éticamente, ¿qué supone no devolver la deuda? Pues que por un lado salvamos a los 46 millones de españoles y por otro sólo se le causa  daño a  cuatro particulares que tienen, siendo pocos, más millones que todos nosotros juntos.

Es decir que esos ricachones, multimillonarios de euros y dólares, vayan al infierno porque Dios no les perdone sus pecados al no perdonar ellos a sus deudores.

Paco Molina.





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