EL BARCO
DEL ALCALDE
Sr. Director:
Supongamos que el
Alcalde de Zamora es el capitán de una
nave constituida por los concejales socialistas del Ayuntamiento.
Hasta ahora, nuestro
alcalde-capitán ha guiado la nave por aquellas aguas de la política municipal
que ha querido, ya que los tiburones desdentados de la oposición (concejales de
Coalición Popular) no suponen ningún obstáculo (¡a pesar de ser once!) y
tampoco lo es el concejal del CDS, que más bien parece una sirena.
Este estado de cosas
ha hecho que la nave socialista municipal haya perdido el rumbo y de repente,
se haya topado: por abajo, con mas rocas de las que se pensaba (tema de un
campo de fútbol donde debía ir un parque) y por arriba con un iceberg de aúpa
(tema de una carretera atravesando la ciudad donde debía ir el sentido común).
El alcalde ya ha
visto más de 2.500 firmas de zamoranos que le avisan; “Circunvalación ¡si!. Mas
de 700.000 vehículos de paso, al año, por plena ciudad no!.
Sabe que esa parte
visible del iceberg de firmas lleva debajo un volumen varias veces mayor.
Si es sensato, debe
estar preocupado.
Sobre el campo de fútbol
ya ha dicho, si la mayoría está en contra, no se hace en la vaguada.
El capitán empieza a
captar que si sigue fiándose de esa brújula (el grupo técnico) y de esos marineros
(los que le rodean adulándole pero no ayudándole) se va a dar un tortazo de
padre y muy señor mío.
Debemos por tanto
recordarle que si cambia de opinión, para hacer una parque donde lo necesitan y
una circunvalación de verdad, Zamora será una ciudad mejor, y él un Alcalde
mejor.
Y ya que estamos
hablando de barcos, conviene recordar al guardacostas correspondiente su
obligación de informar al Ministerio de Obras Públicas, que el proyecto de meter
la carretera por la ciudad le va a costar al Estado 85 millones (de pesetas) más
(y encima para no solucionar el tráfico interurbano) que si se construye una
circunvalación por la Aldehuela.
Circunvalación que
además presentaría más atractivos para los vehículos en tránsito, ya que al
transcurrir en un importante tramo junto a la futura zona verde, entre la carretera
de la Aldehuela y el río, puede conseguir que se detengan más vehículos que la
supuesta vía semirrápida que va a ir encajonada entre dos andenes, dificultando
la tentación de aparcar.
En fin, esperemos no
tener que leer un próximo artículo titulado “El avión del Alcalde”, porque éste
siga en las nubes ante dos temas tan claros como “parque, sí, carretera
travesando la ciudad, no”.
FRANCISCO
MOLINA. El Correo de Zamora. 2 de Noviembre de 1984
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