LA
DEUDA DE TODOS Y
LOS PUFOS DE ELLOS
Zamora, la ciudad,
está "rota", y sus arcas con un agujero negro que traga impuestos,
ilusiones y futuro.
Se habla de la
descomunal deuda de nuestro Ayuntamiento.
Esa deuda planea
sobre los bolsillos de todas y cada una de las personas empadronadas aquí.
Es la deuda de todos
aunque la hayan generado otros (unos pésimos políticos, gestores de sus
bolsillos y no administradores del bien común).
Sobre estas cosas
(deber dinero) hay quienes opinan que hay deudas necesarias y otros consideran
que siempre son pemiciosas cuando superan las propias capacidades de respuesta.
¿La deuda de Zamora,
surgía de cubrir necesidades urgentes y nobles de la ciudad, o aparece como
consecuencia de una política de despilfarro (hay irregulares en muchos gastos,
cuando no verdaderos pufos, como el referente a la bienal, por poner un solo
ejemplo)?
O ¿es consecuencia del enchufismo (hubo liberados
y contratados, a cuerpo de rey, en exceso)?, o ¿ es consecuencia de la poca
entrega en el trabajo (el campo de fútbol que tenía que salir gratis —pagaba la
Junta— y el matadero lo mismo, resulta que se han convertido en una sangría
para el municipio)?
A esta duda de la
deuda ¿necesaria o no?, que responda la propia ciudad.
¿Se ven en ella los
cuatro mil millones de pesetas que se deben?
No. Objetivamente sólo
se puede apreciar como gasto justo —justificado y merecedor de deuda— el pavimentado
y ornamentación de barrios.
En lo demás, no se ve
nada.
¿Dónde las zonas
verdes, dónde el Valorio pletórico de vegetación, dónde el río con paseos
sugerentes, dónde el parque en la Vaguada, dónde el bulevar —en vez de carretera—en
Cardenal Cisneros, dónde las escuelas infantiles en barrios, dónde los centros
cívicos...?
La deuda ha sido más
producto de la insensatez que de la necesidad.
¿Cómo afrontarla?
Con una mejor
recaudación, con una mejor distribución de impuestos (siempre cargando al que más,
en beneficio del que menos) y con medidas de ejemplo ahorro interno, se puede
afrontar en parte, pero no esencialmente.
Sólo se puede resolver
políticamente.
Se ve: Para una
persona pobre, y para una ciudad pobre es difícil "salir de pobre"
sin ayuda externa.
Zamora tiene que argumentar y exigir, uniendo
su pobreza a su dignidad, "una ayuda"; pero no técnica, sino política,
de cancelación de la deuda, o asunción por parte de otros organismos.
Todo ello basado en el principio de solidaridad
entre los pueblos del estado, en la idea de que los ayuntamientos ricos acepten
repartir con los pobres.
Naturalmente estas
gestiones, ni las puede hacer el grupo que genera esta situación demencial (no
se sabe, ni cuanto se debe); ni pueden esas mismas personas (psoistas ellas)
ser las que una vez puesto a cero el cuenta kilómetros, inspiren la confianza
para hacer ahora, de súbito, todo bien.
Ningún banco daría
un aval a alguien que arruinó una empresa, tampoco Zamora puede respaldar, para
resolver la deuda, a los que la generaron.
Francisco
Molina. El Correo de Zamora. 20 de Mayo de 1991. Vísperas de nuestra entrada,
por fin, en el Ayuntamiento de Zamora
No hay comentarios:
Publicar un comentario