FUERA
DE JUEGO NUCLEAR
Sr. Director:
El presidente de la
Diputación y el gobernador, van a Portugal, junto a la frontera española,
porque allí irá también el presidente de ese país.
Entre la comitiva figura
una periodista que, al buscar descanso en un bar, se encuentra, escrita en
portugués, la noticia de que se va a construir en nuestras narices un cementerio
nuclear (vulgo, laboratorio para experimentar las reacciones de residuos
radiactivos en el medio granítico).
Los políticos que
habíamos elegido hace poco, en junio, y aquellos a quienes habíamos elegido
hace mucho no parecen tener ni idea sobre el tema.
Están en fuera de
juego (o juegan con fuego).
(Problema para la sobremesa:
¿creen ustedes que ese señor que vino a Zamora para que le aupáramos al
Parlamento, el ministro Romero, miembro del Gobierno del país donde la CEE
quiere instalar el cementerio, vulgo, laboratorio..., no sabe nada?)
La reacción
ciudadana, sin embargo, es contundente; el clamor es tan grande que no ha
habido ni una voz que haya defendido la instalación de este pozo sin futuro.
Pero no basta con
hablar, hay que actuar, hay que procurar que mientras pasamos a la ofensiva,
defendiendo lo nuestro, no nos 'pesquen' en fuera de juego, porque...
Si usted es
partidario de la energía nuclear reconocerá que algo hay que hacer con los desechos
peligrosos y destructivos que genera.
Y como ese es uno de
los muchos temas que no tiene resueltos la industria del ramo, reconocerá también
que es lógico que busquen zonas geológicas
adecuadas (la nuestra es una), zonas que, al tiempo, estén en vías de desertización,
en cuanto al número de habitantes (la nuestra es una), y zonas donde la población
sea dócil (nuestro caso).
Es decir, para
luchar contra el cementerio nuclear, debemos empezar por reconocer que esto de la
energía nuclear no estaba nada claro.
Ah!, y respecto a
los residuos que ya existen, ¿qué hacer?
Pues, mire, no
podemos evitar ser una zona geológicamente adecuada para el engendro, no
podemos tampoco evitar ser una provincia de bajo número de habitantes, pero si
podemos empezar a no figurar como dóciles en los manuales de los centros de
decisión.
¡Opongámonos!;
nuestro problema es defendernos, y no resolver los de ellos, que no saben qué
hacer con la 'maravilla nuclear'.
'Hoy activos o mañana
radioactivos', y los dóciles que dimitan.
Francisco
MOLINA. El Correo de Zamora. Años 80 del S.XX
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