MENUDA
HERENCIA
Acabábamos de acuñar
el refrán de “Cuanto más quieras a tus hijos mejor será la residencia que te
buscarán”, y he aquí que este periódico, LA OPINIÓN DE ZAMORA, ha sacado un
magnífico reportaje de cómo estamos en Zamora de ancianos, cómo de asilos y
como de pasta gansa para pagar esas imprescindibles estancias.
Llama la atención lo
del dinero.
Por un lado nos
informan de que la pensión media es de 430 euros -redondeando-. Por otro
quedamos enterados de que las residencias de la tercera edad tienen. como su
nombre indica, tres precios:
Uno es lo que se
llevan en directo, que suele ser un tanto por ciento de la pensión del cliente,
dejándole el resto para gastos de bolsillo (cafés, propina a los nietos y flores
a la señora María, la que maneja el tacataca con ritmo de cha-cha-chá).
Otro precio es el
coste real que ocasiona el vejete y que suele estar por los 730 euros.
El tercer precio de
cada residencia no es evaluable porque lo menos que se puede hacer por un
anciano es cuidarle, aunque sólo fuera por sentido común.
Esto por tanto es un
precio que no tiene precio. Pero volvamos a lo que se paga y lo que dicen que
realmente cuesta la plaza ocupada.
Esa diferencia, que
hasta hace poco se resolvía sin mayor drama. es decir sin bobadas, ahora por lo
visto hay que pagarla.
El asunto no se
entiende muy bien porque entre lo que producen muchas profesiones y lo que
cobran sus profesionales hay una diferencia que nadie paga y no pasa nada. Pero
en esto no. En esto no hay perdón de Dios y hay que pagar la diferencia.
Resulta muy
importante que todo el mundo sepa esta cuestión pues es una medida bastante reciente
del Gobierno y la mayoría del personal no la conoce.
Ahora bien, ¿cómo se
paga esa diferencia?
Se lo contamos.
Supongamos que el vejete de pensión de 430 euros paga el 75%, es decir 330.
Entonces, como debería
pagar el coste real, que son 730 euros, y solo paga lo que paga, resulta que
cada vez está pagando de menos 400 euros, y eso cada mes.
Esa cantidad, se va
acumulando contra el futuro difunto de manera tal que cuando pase a mejor vida,
sus herederos, pagarán lo que el abuelo ha dejado a deber.
En realidad no lo pagan
los herederos si no que previamente el Estado, en cualquiera de sus formas habrá
hecho las cuentas y si el difunto tiene propiedades se cobrará con ellas o a
partir de ellas, lo que le debe "el gorrón".
Como el déficit o la
deuda crece a 400 euros al mes, como viva un poco de más el huésped de la
residencia, se ventila los pocos bienes que pudiera haber acumulado en vida y
lo único que les dejará a sus seres queridos es un impreso en el que la
generosa patria le echara las cuentas a su familia y le dirá que han tenido
suerte porque el anciano murió dejando mas deuda que herencia y que, bendito
gobierno, no les cobrará a ellos la diferencia
Genial. Y decimos
genial, porque, fíjense ahora en otra ley del mismo gobierno que es posterior a
la anterior y más reciente por tanto.
Es una ley por la
cual no va a haber que pagar impuestos por derechos de herencia. Cachondísimo ¿verdad?
Claro, ustedes ya
han caído en el ajo. Resulta que al no pagar por las herencias, quien ahorra es
el Estado que va a heredar todas nuestras propiedades tras hacemos pasar por
unas residencias que van a exprimir al más pintado.
Aunque puede que
todo esto sea para favorecer la vida en familia y a ésta, ya que así la gente
se pensará eso de meter al mayor en el asilo a las primeras de cambio.
Ahora que, los ricos
no tendrán problema pues hay otras leyes, también de la última ola del capitalismo
que nos invade, según las cuales se pueden donar bienes a los hijos sin pagar
impuestos. con lo que así se puede llevar al vejete al Monte de Piedad o Residencia
de ancianos sin miedo a que lo expriman, porque antes habrá soltado la pasta a
los suyos.
FRANCISCO
MOLINA. La Opinión de Zamora. 22 de junio del 2003
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