LA
VACA QUE RÍE
Esto de la guerra ha
creado tantas susceptibilidades que conviene empezar diciendo que este escrito
no se refiere a ninguna persona en particular y si a todas en general.
Mi compa de
instituto, el jardinero de la Universidad Laboral, me aclara que con la
conveniente poda de un árbol puedes forzarle a éste a crecer hacia un lado o
hacia otro, y que si, por ejemplo, quieres que se incline pues utilizas como
complemento de la operación una cuerda bien tensada, ¡hale hop! Has domado un
vegetal.
A su vez sigue el
drama de las vacas locas.
La última en Zamora
dio pie para que el ganadero afectado acusara a su proveedor habitual, la célebre
cooperativa inaugurada o visitada por el Príncipe de España, como la culpable,
ya que según él, sus animales no han comido de otra cazuela, y ello incluso
desde que se prohibió condimentar con piensos espongiformes.
Ahora ha surgido
algo parecido con una oveja, que ha muerto de espanto o algo más desconocido, y
eso también en nuestra tierra.
Así mismo se sospecha
que la neumonía respiratoria aguda puede tener algo que ver con los cerdos de
criadero, amen que existen datos de pollos como cabras, etc, etc, etc.
Vive dios que lo más
fácil es que sea todo esto producto de cosas de los virus, los microbios y
otros infames animalitos.
Pero, voto a bríos,
que más parece tener que ver con la vida humana a la que son sometidos todos
esos seres vivos.
Pues según me entero
por mis amigos de Fuentespreadas. Maribel García Muriel y Ángel Vicente,
resulta que una vaca (ellos tiene una explotación de leche) desde que nace
hasta que muere no conoce toro, o sea no conoce macho.
Pero es que, el
acabouse, el toro, el semental, por semental que sea, nace, muere y se
reproduce sin conocer hembra, ni vaquita que le rumie.
Deduzco por mi
ignorancia si lo mismo les pasa a los pollitos de criadero, a los puercos sin
bellota, y a mas y mas animales sometidos a la producción intensiva para que el
negocio sea redondo.
Supongo que sí, que
así es, que en efecto, si a un animal le quitas la vida sexual da más leche, da
más carne, da más dinero a su dueño.
Ahora bien, si eso
ocurre con los animales, por que no iba a funcionar con los humanos, que por muy monos que nos
creamos somos animales hasta el tuétano.
Y entonces, si
ocurre con nosotros ahí estaría la explicación de por qué nos han robado la
libertad sexual.
Resulta así que, a
media ración, acabamos siendo más productivos, a rendir mejor, a ser más aptos
para el trabajo a destajo e incluso para la guerra.
Que grande la
verdad de "haz el amor y no la guerra" como mención de cosas
incompatibles.
Que todo el sistema inventado para que
pensemos en lo que hay que pensar producir, trabajar y obedecer, degenere en
algunas excepciones como maridos bestias, ataques de locura con crímenes
incomprensibles o disponibilidad para matar y morir en combate, no sería más que
una imperfección del sistema financiero perfecto.
Que algo le han
quitado al humano común de aquello a lo que tendría derecho como animal, lo confirma
un dato chocante.
¿Se han fijado
ustedes que todos los ricos o dictadores o poderosos, al final emplean toda su
capacidad de compra de voluntades para saciar los apetitos de la carne?
¿Se han fijado cómo
el paraíso consiste en beber néctar en el cráneo de los enemigos, venganza
sublime para el odio que crea la represión y la competitividad, y ello rodeado
de valquirias, o sea de sexo?
Cuando se vive
contra los impulsos naturales nace la vaca loca, nace la cabra cretina, nace el
cerdo imbécil, nace el pollito majareta y la persona boba.
La vaca que ríe se
ríe de la estúpida mente humana, que consideramos superior a la de otras
bestias y sólo nos sirve para serlo un poco más.
Ser mas bestias
matando, de poco en poco, como en las represiones, o de mucho en mucho, como en
las guerras.
¡Que encima ordenan
otros!
FRANCISCO
MOLINA . La Opinión de Zamora. 8 de mayo del 2003
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