Iremos dibujando el perfil de aquella fenomenal pandilla-chicas también- de los años 50/60 en Zamora a medida que nos den motivos para escribir sobre ellos).
De esta pandilla también era Jose María Francia Viña que murio en el año 2005. No está por tanto en la foto. Hacia el final hay un texto dedicado a su recuerdo.
Por desgracia en Diciembre del 2012 murió Ramiro. El cuarto por la izquierda de pie y con gafas. Nieto del Maestro Haedo, músico que rescató para la Semana Santa de Zamora la marcha de Talberg
FERNANDO
CASASECA BENEITEZ
Fernando Casaseca llegó
a la panda ( a la pandilla, Zamora años 50) junto con Antolín, y ahora, en este
mismo año 2015, Antolín y Fernando se nos han ido, se nos han escapado.
Provenían los dos
del mundo del Corazón de María y del atletismo, cuestiones ambas, que en el
caso de Fernando, fueron determinantes para su vida.
Fernando era un
corazón tierno dentro de una coraza protectora.
Coraza y corazón
eran en Fernando un perfecto resumen de su entrañable manera de ser. Un dulce contraste.
Su vocación amorosa
habla de su ilimitada ternura, desde los 18 años enamorado, y dependiendo del
amor, por su encantadora esposa, y nuestra admirable amiga, Mary Carmen
Calderón, que entonces tenía 15.
Su vocación
profesional, marino de guerra, habló de su necesidad de una coraza: coraza de
hierro y acero del acorazado, coraza de elegancia y porte de su uniforme de
oficial.
Fernando Casaseca, a
nosotros, sus amigos y amigas, nos regaló su ternura, su trato exquisito, su
afecto sincero, porque su coraza, conociéndole, sólo era corazón.
Mary Carmen, con una
fuerza y valor impensable para quienes la conocimos casi niña, adolescente
incipiente, mostró el día de la muerte de su compañero, nuestro amigo, la
grandeza de esta pareja.
Cuando vio que su
hombre, Fernando, perdía el aire, luchó por él, por ella, por su hijo, por
todo, intentándole hacer un boca a boca, que le pasara su propia alma a su gran
amor, su inmenso cariño a quien era su
vida, su fuerza de mujer hecha y derecha a su oficial y caballero.
Fue, en definitiva, un
beso de amor. De amor desesperado, como los mejores amores.
El último beso, el
último, y tal vez igual al primero, en emoción trascendental, cuando el tiempo
de todos nosotros era otro.
La autopsia contó y
cantó que Fernando tenía el corazón destrozado.
La ternura, la
dulzura, el sentimiento de Fernando, tan noble, llegó a un punto en que fue
incompatible con su coraza.
Qué suerte tuvimos
los que bien le conocimos, de disfrutar de esa gran persona, magnífico amigo,
fenomenal padre y marido enamorado, que
no podía ocultar su gran valía tras ninguna coraza, ni uniforme.
Que lo mismo que él
enriqueció nuestras vidas con su buen trato, que nosotros hayamos sido capaces
de haber hecho la suya mejor cuando fue posible.
Fernando
Casaseca, en el combate de la vida ¡venciste!, como así acreditan las
condecoraciones que merecen la pena, y tú portas las de: tu familia, tu hijo,
tu mujer, Mary Carmen Calderón, y si nos dejas, nosotros, la pandilla, amigas y
amigos de siempre, y ya, para siempre.
Paco
Molina. Zamora. Año 2015
FRANCISCO MOLINA MARTÍNEZ
LAS EDADES DEL
HOMBRE
PACO
Aunque de sangre
gallega, de él nunca se puede dudar si va o si viene porque siempre va y si
alguna tiene que venir es porque se ha dado, o le han dado un golpe, se ha
caído y tiene que volver a empezar por un camino distinto.
Así es él.
Le conocí hace algún
tiempo, tendríamos seis o siete años, en la “Escuela graduada de niños aneja a
la del magisterio San Fernando”, así se llamaba nuestro primer centro, la
Normal para los amigos, donde convivimos, creo, que un par de años.
Después se fue a la
preparatoria del Instituto, yo seguí en la escuela pero, tras el examen de
ingreso, durante siete años de bachillerato compartimos aula y patios del
Instituto Claudio Moyano, con algunos de los presentes y algunos, desgraciadamente,
ausentes.
Allí comenzó a demostrarnos su inteligencia y
la precocidad que tenia, pues ya desde muy joven, mientras nosotros jugábamos
al futbol o a los chapetes, a él ya se le veía su inclinación por el sexo
opuesto.
En cuarto curso
durante una excursión mixta del Instituto, creo que a El Escorial y
alrededores, sólo a Dña Adela Gil
profesora de mentalidad avanzada, se le podía ocurrir en aquellos tiempos hacer
una excursión mixta, abandonó a sus amigos, o sea nos abandonó, para dedicar
sus horas a una joven acompañante, hecho que fue muy comentado en aquellos
días.
Posteriormente fue
amenazado por un padre guardia civil, por introducirse en un terreno pantanoso
catorceañero.
No contento con eso
y también relacionado con el otro sexo, después intentó dirigirse al ejército
de tierra, aunque la aventura terminó con el abandono de la ciudad de la joven
morena de largas coletas que nos gustaba a casi todos, pero que solo él fue
capaz de abordar.
Como se puede
comprobar, aparte de su precocidad ya empezaba a ser un valiente y un amante de
las causas perdidas o casi.
Pero también
entonces demostró su tenacidad.
Sin saber, casi,
jugar al fútbol consiguió llegar a formar parte del equipo del Instituto,
empezando una carrera deportiva, que, como podremos ver completará años mas
tarde.
Terminado el
bachillerato compartimos un año de colegio mayor en Salamanca, donde estudió el
famoso selectivo de ciencias, sin que durante ese año conociéramos mucha mayor
actividad, salvo el hecho de haberse marchado sin explicaciones de un retiro
espiritual al que habíamos asistido.
Desde aquí, marchó a Zaragoza donde estudió la
carrera de Físicas y la del Oasis, sala de fiestas del tubo zaragozano, a la
que asistía con cierta frecuencia dando una puntuación a cada una de las
actuaciones para saber si había amortizado el precio de la entrada.
Ya entonces empezaba
a demostrar su interés por las matemáticas.
Debido a la
precocidad que siempre ha demostrado, se casó en 1970, sin acabar la carrera y
sin necesidad de tirar ningún "penalty".
Para no perder
tiempo, pasó la noche de bodas, o el día, pues se casó por la mañana, en un
hotel situado enfrente de la casa de sus suegros.
Terminada la carrera,
siendo licenciado en Físicas consiguió la cátedra de Matemáticas de la
Universidad Laboral de Zamora, donde los alumnos pudieron disfrutar de su
sabiduría y los profesores de su compañerismo y sus despedidas de fin de curso.
Allí empezó su
carrera política, una vez más en el apartado de los imposibles, es decir se
afilió al PC, y posteriormente fue candidato a la alcaldía con IU.
No estoy seguro si
fue el primer concejal por este partido en Zamora, pero desde luego fue el
impulsor del despacho ambulante, que estableció en la Calle Santa Clara, con
sus paseos arriba y abajo donde los zamoranos le presentaban sus problemas y
sus peticiones, demostrando que existía otra forma de hacer política,
consiguiendo que su partido fuera ganando concejales en cada elección.
En mayo de 1990
nuestro recordado Antolín, gran atleta, le ayudó a continuar la práctica
deportiva enseñándole como se debían de realizar los saltos de vallas y de
altura, que practicaron juntos en el cuartel Viriato con posterior encierro
durante un mes, aunque, eso sí, siempre permaneció en las sombra y es raro
encontrarle en alguna foto de aquel acontecimiento histórico para Zamora.
Debió de ser por
entonces, cuando consiguió, como conductor que un Seat 1500 circulase durante
siete años sin cambiar el aceite.
Pudo haber intentado
patentar el experimento, aunque. probablemente a la casa Seat, no le habría
gustado la idea.
Aburrido del
ayuntamiento decidió dar un paso más en la política, consiguió llegar a la
Diputación Provincial de Zamora actuando como azote de su presidente, al que
consiguió imputar por malversación, lo que pudo influir en su retirada de la
presidencia de dicha corporación, aunque su partido, dándole una patada para
adelante, le ascendió a un puesto más importante en Madrid, a pesar de haber
perdido poco antes las alcaldías de Zamora, Benavente y Toro.
Al acabar la
legislatura municipal se retiró de la primera línea de la política, no sin
antes colaborar para conseguir la alcaldía de nuestra ciudad para IU, hecho por
el que en Junio de 2015 y de 2019 Zamora fue portada en todos los periódicos
nacionales, éste último año ya con mayoría absoluta.
Ahora que tenían la alcaldía no quiso tener
protagonismo en ese triunfo y ya no fue concejal, porque ni a él le perdonan
los años.
Al mismo tiempo que
daba clases y desempeñaba su labor de concejal o de diputado provincial, era
capaz de escribir novelas, artículos de prensa publicados y muchos más no
publicados, semblanzas de profesores jubilados y panegíricos de sus amigos en
la edades del hombre, a las que asistió todos los años, salvo en una ocasión
que por sus obligaciones con el Ayuntamiento, tuvo que celebrar el matrimonio
de una pareja en el Castillo de Zamora.
En la actualidad,
está siempre muy bien informado con dos televisores encendidos constantemente
en su casa, aparece en Internet a todas horas con innumerables seguidores en
Facebook, salvo cuando le ponen algún mes de descanso por pasarse un poco,
Whatsapp y todo lo que suene a nuevas tecnologías.
De todas formas.
desde el abandono del ayuntamiento es difícil encontrarle en la calle por su
afición a viajar por todo el mundo. una vez que ha visto que a los suyos ya les
ha enseñado lo suficiente y no necesitan de sus sabios consejos.
Y cuando no está de
gira por el mundo se dedica a bailar zumba, siendo su grupo una de las
atracciones de las ferias de San Pedro cada año, corno hemos podido comprobar
en un reciente vídeo.
Además de un gran
padre y un gran abuelo, ha sido y es un gran amigo.
Como diría algún
periodista cursi, gran amigo de sus amigos, faltaría más, y yo diría que hasta
es capaz de ser gran amigo de sus enemigos.
Pero nosotros, que
si que somos sus amigos, con estas palabras ahora queremos decirle: Gracias Paco por tu amistad, compañero del
alma compañero. Suerte y salud Compa.
Lerma 6/7/2019
((Este texto lo escribió Javier Prieto
Santiago. Llenándome el alma de una bella y magnifica sensación.
Lo hizo en nombre de estas maravillosas personas
de estos increíbles amigos y amigas que constituimos una pandilla
extraordinaria, casi de extraterrestres.
Gracias infinitas. ))
JUVENAL GIL
ALONSO Y MERCEDES CASTRO MELERO.
Juvinche: Juvenal, a
lo largo de su vida ha tenido tantas parejas que por fuerza ha devenido en
“aparejador”.
Y como tal, buen e
importante aparejador, ha peritado magníficamente los acontecimientos que se cruzaron en su
camino y ha vivido una vida holgada y saludable (digna de admiración).
Aunque esto de la
salud le haya dado algún quebradero de cabeza últimamente.
Pero sigamos. Dentro
de esos deseos de aparejamiento (una constante en la vida de Juvinche), por
alguna extraña razón que se nos escapa siempre se inclinó (y fue preferido)
por las extranjeras.
Hasta tal puto fue
esa su afición que al final se nos casó con la que más le gustó (y la que más
nos gusta). Con Mercedes.
Y es que Mercedes,
sin duda alguna, reúne, entre sus cualidades básicas, amén de la belleza
(evidente), la seducción (constatable), la inteligencia (prudente), la bondad (dulce)
y el encanto (inimitable); reúne, decimos, también, una faceta fundamental para
nuestro querido amigo…. Es extranjera (bueno, de Cataluña).
Juvínche es de pocas
palabras (y por lo tanto reservado).
Una reserva
espiritual que tal vez multiplique (y multiplicó) sus encantos, haciéndole
aparecer ante las féminas como un tipo interesante (y ante nosotros como un
amigo de pocas palabras al que hay que querer y al que queremos).
Esto no quita para
que, como cualquiera de nosotros, no viva con una gran paradoja dentro.
Cuestión que nos
ratifica una anécdota dónde podemos ver
que el amigo prudente y tímido puede transmutarse a la vez en valiente, osado y
casi deshuesado.
Pues corría el año de
mil novecientos (vete tú a saber), y se le ocurrió a dos chavalines (uno él)
colocar un cartón entre dos sillas, y caminar por encima de él como si fuera el
Puente sobre el Rio Kwai.
Naturalmente el
tortazo fue morrocotudo, y entonces, lo mismo que uno de nosotros posiblemente
vio despertar su vocación de Ingeniero de Caminos a raíz de que su padre le
hacía bajar del coche para verificar, con un palo, si los charcos ocultaban un
bache o un socavón, fue sin duda un suceso como éste, el ver que los puentes
cedían si estaban mal hechos, lo que inexorablemente despertó en Juvinche su
interés por el peritaje de siniestros.
Juvenal, sabéis,
tiene mil aficiones, y aunque es perfeccionista y debería dedicarse sólo a una,
para perfeccionarla, es capaz de tener varias y disfrutarlas perfectamente.
Y así vemos, que fue
(y es, según los casos) deportista, patinador, fotógrafo, espeleólogo,
representante de artistas (Ayh! Lucia Gil), artesano del cuero, fabricante de collares
hippys. Etc.
Y sobre todas las
cosas, fue, o es, que quien tuvo retuvo, submarinista.
Debiéndose hacer
aquí una paradiña porque además de ser realmente submarinista, llegó a tener un disfraz de hombre rana.
¿Y por qué esta
fijación? Tal vez ni el mismo se lo haya preguntado, y menos ahora que recién
jubilada Mercedes pueden irse, tantas veces como quieran, a la Ciudad Encantada
de Cuenca (donde se conocieron y quedaron más “encantados” que la propia ciudad
).
Pero nosotros, como
amigos, debemos ayudarnos los unos a los otros, en este caso a conocernos a
nosotros mismo. “Conócete a ti mismo y te salvarás”, dice la máxima.
Y como hoy nos ha
dado por el psicoanálisis desvelamos el misterio de la afición por el submarinismo de Juvinche.
Corrían los felices
años 50 (horror, del Siglo pasado), y con la intrepidez de la ignorancia,
jugaban él y algún otro, a atar y desatar somieres y colchones con eso que se usa para
sujetar las cosas a la vaca del coche.
Con tan mala fortuna
para Juvenal que el maldito “pulpo” (que así se llama el artilugio) se soltó,
brusca, inopinada e incluso salvajemente, y le dio una dentellada en salva sea
la parte.
Acto cruel, por
parte del pulpo, que dejó huella.
Quedando pues claro
por qué Juvinche se trasmutó en submarinista con arpón y todo.
Cuando se ha nacido
en Zamora, y vivido la infancia en la calle de la Amargura, las amarguras no
son amargas, pero si tu casa está encima de una carbonería, las calenturas si
son calientes, ¡eh!. Juve. Pero bueno…..No sigamos por ahí.
En todo caso, que
quede claro Mercedes y Juvenal, que todos vuestros amigos y amigas, no queremos
otra cosa que la de siempre¡¡¡que sigáis siendo felices!!
Y que nos sigamos
viendo para contagiarnos momentos buenos y resumiendo años estupendos.
Así que brindemos
por Mercedes y Juvenal, para que siempre les vaya bien y a ser posible ¡¡¡genial.!!!
Paco
Molina. Lerma. 6 de Julio del 2019, en nuestro tradicional encuentro de Las
Edades del Hombre.
ANGEL
GARCÍA PRIETO.
Compas, “Ecce Amigo”,
más conocido por “Ángel Palacios”, es (de todos nosotros) quien tiene, por
méritos propios, más ganado el Cielo.
Bueno, exceptuándoos
a vosotras, que por el mero hecho de aguantarnos vais a ir al paraíso, directamente
¡¡¡y a zona VIP!!!.
Pero volviendo con
Ángel. Decíamos que va a ir al Cielo seguro.
Aunque, paradojas de
la vida; de todos (y todas) va a ser el que una vez que entre en él, exclame
(en silencio, que una de sus virtudes es la discreción): “Pues no le veo yo la
gracia”.
Porque Ángel, amigos
(amigas) es quien, de todos, tiene, en este mundo, más calidad de vida, y con
diferencia.
Podríamos dar datos
objetivos que lo demuestren, pero las leyes sobre privacidad nos lo impiden.
Limitémonos por tanto
a decir que lleva una vida envidiable.
El buen talante y
equilibrio emocional de Ángel es merecido
y trabajado en el tiempo. Que no basta con querer para poder.
Si habéis leído sus
libros (o al menos algunos) veréis que reflejan su manera de ser.
Ángel es como
Google, una fuente de conocimientos (y además una fuente que no salpica: ni con
lágrimas de dolor, ni con gotas de sudor, ni con llantos de alegría). Es como
si estuviera a bien con Dios.
Pero sus hechos
(como a todos) le delatan.
Y así vemos que esos
libros (suyos) que año tras año nos regala en estos encuentros tan fabulosos,
no buscan, ni indican que él quiera nuestro afecto y cariño.
Son obsequios que
reflejan su gran corazón y su carácter de persona agradecida.
Nos los da, nos los
regala, para todo lo contrario de buscar nuestro afecto, nos los obsequia para
recordarnos que es él quien nos quiere a nosotros.
Tal vez sea porque
nos lo merecemos.
Aunque más me
inclinaría yo que es porque le recordamos esa infancia en que inmensamente
feliz, vivía en la calle de San Torcuato de nuestra entrañable Zamorita. Años
en que, a modo de liturgia, escuchaban todos juntos, en aquella casa, el
programa de radio, Matilde, Perico y Periquín
Aquellos tiempos si
eran el Cielo. Cuando su familia era(mos), también, nosotros.
Y sobre todas las
cosas, claro. Su padre Antonio (perdido en el peor momento, con sólo 16 años él). Su madre Ana (con esa
inteligencia superior de todas nuestras madres, que luchó con coraje y aplomo
para sacar adelante a sus 3 hijos: Antonio, que descanse en paz, Javier y el
propio Ángel en el intermedio).
Familia a la que hay
que añadir, como costumbre de la época, a Maruchi la fiel sirvienta.
Pero a partir de
ahí, y tal vez obligado por una necesidad imperiosa de agarrase al recuerdo de
un pasado inmensamente feliz, cogió un microscopio de su padre que le sirviera
de reliquia, y con él bajo el brazo, avanzó con decisión, aún faltándole algo, por
el que sería su camino: Salamanca,
Pamplona, Oviedo.
Y como se hace
camino al andar, debió pensar nuestro buen amigo, “cuanto más camine más camino”,
y ya se ha recorrido el Mundo Entero; empezando hoy, posiblemente, la segunda
vuelta.
Porque Ángel que es
como si realmente lo fuera, y en consecuencia tuviera alas, se ha recorrido el planeta
al completo.
Eso si
especializándose en Portugal y sus fados, como bien sabéis.
Y hablando de esto.
Dado que es
psiquiatra, y en el psicoánalisis es principio fundamental el psicoanalizar al
psicoanalizador, aunque en psiquiatría eso no se hace, hoy, salvando las
distancias y dada nuestra osadía, lo vamos a hacer.
Veamos. Aunque en su
niñez y adolescencia no existía el Centro Comercial Valderaduey, lo cierto es
que muchos portugueses iban por Zamora; y en el caso que nos ocupa a la
consulta de su padre, a la sazón especialista en piel. Curaciones que pagaban
en especies, con conejos fundamentalmente.
Pues bien, es ese
trajín de portugueses, lo que casi sin duda le marcó con un sentimiento de
afecto fuerte por esa tierra hermana. Y tan pródiga en buenos alimentos.
Visto pues para
sentencia el por qué le gusta tanto Portugal.
Pero, y ¿Por
qué de su devoción por el fado?
Amigos, amigas, sin
duda sabéis, y espero que no por experiencia propia, que un médico especialista
en piel es un medico que también cura enfermedades venéreas. Y quién no nos
dice que allá, por los años 50, Pocholo, un preadolescente aún, no oía los
lamentos del infectado maldiciendo su mala potra, y a la señora del pecador
pedir el perdón de Dios entre sollozos, en la sala de espera.
Fado puro.
Como Ángel es
reservado. Inteligentemente reservado, tanto que parece que ha hecho voto de
silencio, vamos a hablar por él.
Que su apelativo
cariñoso fue Pocholo, pues ya está recordado; pero….Mirad.
En Candelario (Sierra
de Béjar) Ángel estuvo a punto de ser perdido para la causa (o sea desviado del
camino).
Porque unas
vacaciones excesivamente largas y silvestres, le acercaron con frecuencia a la
sala de bailes de la localidad veraniega.
Y en unas
condiciones óptimas para el ligue o pecado, pues en ese mismo verano, le
regalaron un perrito llamado el Bola.
Acontecimiento que le produjo tan gran emoción
que, rompiendo su hucha, invitó a todo
el mundo a champán (entonces no escribía libros).
Naturalmente, tal
dispendio dio pie a que en el pueblo le apoderaran “Millonetis” (si, a nuestro
Ángel), y al chucho, claro, “Millo”.
Recapitulemos: Bien
plantado, millonetis y con un perro que producía ternura, si no dio un traspiés
en la pista de baile fue….porque Dios no lo quiso.
Nuestro amigo Ángel es muy activo, cauto, sentimental,
servicial y espiritualmente fuerte, con una capacidad de trabajo que amén de otros
éxitos profesionales, le valió una felicitación personalizada y escrita del Rey
de Portugal (que por lo visto existe).
Pienso ahora, para
despedirnos, que una pandilla (por ejemplo la nuestra) es como un rompecabezas
o puzle. Rompecabezas que bien rematado representa algo.
Pues bien amigos,
nuestro rompecabezas sería incompleto si no hubiera existido éste “buena pieza”,
esta pieza, Ángel; que cierra el círculo
de los buenos sentimientos que afloraron y siguen aflorando entre todas y todos
nosotros.
Por lo tanto, que todo
esto lo difunda a los 4 vientos, Radio Vetusta.
Y por Belcebú, voto
a bríos, brindemos y gritemos vivas por nuestro especialísimo amigo Ángel García Prieto.
Paco
Molina. Lerma. 6 de julio del 2019. En nuestro tradicional encuentro de las
Edades del Hombre.
MIGUEL ANGEL PERTEJO ANDRÉS.
Tuve la suerte de
vivir una anécdota en verdad ilustrativa.
Ocurrió en una
fiesta que le organizaron a una señora (y de la cual tiraba del carro, su esposo).
A la misma acudieron
sus dos hijas. Hijas que lo eran del primer marido de la homenajeada (y no del
organizador del acontecimiento).
Entre los regalos
que recibió la interfecta, figuraba uno especialmente especial, de sus
amadísimas y felices hijas.
Era el clásico book
de cariño y repaso de toda una vida (la de la afortunada). Una especie de
currículum “gráfico sentimental”, desde su primera foto con sonajero, hasta la
más reciente con la feliz sonrisa del deber cumplido.
Por un instinto
morboso, amén de por cortesía, mostré interés por el álbum cuyos cromos serían
la felicidad, en imágenes que resumían una vida, y que firmaban y afirmaban sus
hijas a modo de notarias.
Pero mi interés,
como dije y confieso, tenía algo de morbo, así que devoré el libreto, entre
fotos de todo tipo que contaban la vida de una madre vista por sus hijas.
Cuando acabé el
visionado me sentí más gratificado que durante la propia visión del álbum de
fotos.
Bajé la vista, para
luego levantarla buscando las caras bonitas de aquellas hijas, y una vez más
disfruté, maravillado, de la inteligencia (superior) de las mujeres.
En todo el libreto
de aquella vida no había ni una sola foto, ni del padre de las autoras, ni del
marido actual de su madre.
Me pareció
simplemente genial. Nunca mejor resuelto un problema de equilibrios. Una foto
de más o una sonrisa de menos, podría haber arruinado todo.
¿Y por qué os cuento
esto? Porque hoy vamos a lanzar el botafumeiro para celebrar que sea nuestro
amigo, Miguel Ángel Pertejo Andrés.
En efecto, siendo el
único de nosotros que tiene dos mujeres (aunque sea correlativamente), Eva y
Elvira; nos crea un problema obvio, que vamos a resolver con inteligencia
femenina.
Sin hablar de
ninguna de las dos, por más que las dos, juntas y por separado, sean
magníficas, inteligentes, agradables, tiernas, atractivas, bombones de licor y
excelentes personas.
Si bien a la primera
le enviamos un beso en recuerdo de una época de recuerdos (y los buenos hijos
que parió con nuestro amigo), y a la segunda, tan radiante y presente le
guiñamos un ojo de complicidad y presente.
Y sentado esto,
vamos con nuestro hombre (bueno el de ellas).
Que el Pete, el más
joven e infantil de todos nosotros, hay sido influenciado por la Semana Santa es
casi inevitable.
Habiendo sido su
padre artífice fundamental, e imborrable recuerdo de la Semana de Pasión
Zamorana, e incluso él (el hijo), cofrade afamando y respetado, no podría, ni
aunque quisiera, escapar al influjo de tan señalados días.
Y así nos
encontramos con que nuestro querido Miguel se ha transubstancionado en uno de
los personajes del Vía Crucis.
Exáctamente en la
Verónica. Ojo, calmaros, que este paralelismo no menoscaba, ni pretende
menoscabar, la hombría, la virilidad, ni el varonilismo (que no machismo) de
nuestro amigo.
Veamos: Tal vez por
ser el menor de todos nosotros, y uno más entre sus varios hermanos, Miguel ha podido
tener como un temor interno a pasar sin pena, ni gloria.
Y entonces, e
inconscientemente, se comporta como la Verónica.
Observad ¿Qué es lo
esencial en esta mujer que ni si quiera era una de las Tres Marías?.
Que viendo que
pasaba la procesión camino del Gólgota. Que tras los soldados romanos, los
civiles del sanedrín, los ladrones de postín (el bueno y el malo), el cirineo,
las mujeres, y el que decía ser el Redentor, ella no pintaba nada.
Entonces salió de
entre el público y con su fular limpió la cara del Nazareno de Galilea, para a
continuación gritar: “Mirad, mirad, ha quedado su foto en el pañuelo. Milagro,
milagro. Él es sin duda el Hijo de Dios”.
Todo ello,
obviamente, con un deseo subconsciente de llamar la atención, de ser querida,
de no ser nadie, de ser alguien.
Y así es, o parece
ser, nuestro gran (y grande) amigo. Es tan cariñosón, tan amigo del afecto, y
tan astuto, que hace como la Verónica, cosas que centran la atención sobre él
(para que no lo olvidemos, para que lo queramos, que él sabe que lo merece).
De ahí su tono de
voz, alto y a veces gritante. De ahí su teoremas expuestos cual trompetas del
apocalipsis. Sus salidas de “pata de paso”, que no en vano ha sido cargador con
dotes de costalero.
Hecho todo este
psicoanálisis con todo el afecto, cariño y respeto del mundo, y el natural
derecho a equivocarnos.
Amén de lo dicho, de
nuestro común amigo Miguel, cabe añadir además, que es el menos común de los
amigos comunes, pues no en vano alcanzó hitos (3 y sin buscarlos) que hablan
por si mismos de su valía y fuerte personalidad (de la de él) (Inteligente.
Contumaz. Trabajador. Persistente. Espabilado), amén que de filosofía vital.
Estos hitos fueron:
Hito
en lo técnico-económico.
Miguel ha llegado a
ser (democráticamente hablando) Presidente de la Caja Rural de Zamora.
Una entidad
financiera que a pesar de ser pionera en casos de corrupción en estos lares,
ocurrió que tras el paso de Miguel por sus alfombras, no ha dejado de ganar
dinero (la entidad), que aunque poco cada año, teniendo en cuenta que lo ha
seguido haciendo durante la crisis económica, resulta que el hecho nos habla
por sí solo de un gran timonel (el amigo Miguel) que en el momento exacto y
oportuno, supo enderezar su rumbo (el de la rural).
Hito
religioso-sentimental:
En Zamora, llegar a
ser algo más que cofrade ya es un mérito en sí.
Pero es que Miguel,
si no ha sido el mandamás por debajo del Obispo, poco le ha faltado.
Y por último,
Miguel, recordémoslo, ha sido un político
pluscuamperfecto, al menos en lo intelectual. Aserto que para ratificarlo,
nos exige subrayar cierto hecho histórico (aunque episódico).
Se habían celebrado
unas elecciones al Ayuntamiento de Zamora, y entre las diversas candidaturas
había concurrido una de independientes (la UZI, o azí, se llamaba: Unión de
Zamoranos Independientes).
La noticia de la
noche era que habían obtenido 2 o 3 concejales contra los partidos
tradicionales. Ante ese hecho, la Ser (Radio Zamora EAJ72) rauda como siempre,
organiza un debate con alguno de los nuevos miembros del consistorio.
Resultando que uno
de los invitados es Miguel. Arranca el programa, el periodista le hace una
pregunta, y lo primero que se escucha en la ciudad del ciudadano-concejal Señor
Pertejo es:
“Yo no he vendió aquí a hablar de política”.
Vamos, algo así como
si en un congreso de ginecólogos hay uno que dice que él no ha ido allí a
hablar de obstetricia.
Opinad amigos, no me digáis que no es al menos el más
singular de los amigos.
En paralelo con
estos tres hitos, está su faceta empresarial, consiguiendo mantener en alto y con
prestigio, la legendaria Gestoría Pertejo, con un número de trabajadores y
trabajadoras, que merece un premio, por lo numerosos y bien considerados que están (y más en una
ciudad en decadencia como la nuestra).
Vemos pues que el Pete es sin duda el hombre de las
cuatro “Es”.
La E de Eva, la E de
Elvira, la E de Empresario y la E de España, y por tanto y por lo demás, es y resulta ser, un tío EEEEstupendo.
Miguel, que sigas
siendo así, pero un poco menos, o un poco más, o como te de la gana (que la
amistad todo lo debe respetar), pero seas como seas que no lo seas para que te
queramos más, que ya te queremos mucho, y objetivamente, no cabe otra cosa que
admirarte como profesional, como persona y como amigo, y en consecuencia
volverte a querer, una y otra vez.
A ti y a tus Esss
Salud, E?????
Paco
Molina. Aguilar de Campó. 23 de Junio del 2018
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DEL
PORTAL AL PORTÓN.
Bajo este título
vamos a hablar ahora de nuestros buenos amigos Jose (la gemela) y Fernando
(Sandeli); en realidad, Josefa Lozano
Gil y Fernando García Tomé.
Como sabéis son
matrimonio. Si recordáis fue hacia 1975, acabando el año, que decidieron atarse
para que nada los separase, y a Fe que lo han conseguido.
En aquel acto,
celebrado en la Iglesia de San Torcuato, el sacerdote que dirigía la ceremonia,
tal vez influido por el debate social de la época (estaba en boga, o bogando,
el uso de las píldoras anticonceptivas) se cogió una perra sobre el asunto, y
repitió una sarta de veces, como recomendación y casi súplica a los contrayentes, “que por favor, que no
cegaran las fuentes de la vida”.
“Queridos hermanos
no ceguéis las fuentes de la vida”. Decía sin parar.
Y los queridos
hermanos, nuestros queridos amigos Jose y Fernando, que si siempre han sido
ciudadanos y creyentes ejemplares, en aquellos tiempos tan juveniles para todos,
lo eran más, tal vez para complacer al cura, se programaron un viaje de novios a
Canarias, de nada menos que ¡¡un mes.!!
El calorcito de las islas
afortunadas, y un tiempo más que prudencial de aarrumacos, debieron ser
argumentos que en la mente, ordenada, científica y pulcra de Fernando, pesaran
para planificar dicha súper luna de miel.
Y allí se fueron, a
que las fuentes de la vida vieran la
luz, y ella, Jose, quedara abocada (a dar a luz).
Pero a pesar del
empeño mostrado en el asunto (autores apócrifos relacionan el origen de los
célebres gritos guanches con aquellas fechas); Dios, que escribe derecho con
renglones torcidos, les dotó del Don de no tener e hijos, y oh! Divina suerte,
gracias a eso estamos ante, tal vez, la única esposa de la pandilla a la que
aún hoy en día, le llevan el desayuno a la cama.
Se lo lleva él, su
amor, su hombre, el apuesto caballero de larga estatura, de templada cordura y
de exquisita ternura. Quien tanto la quiere y la mima: Fernando.
Y no es de extrañar,
porque, pongámonos en situación.
Éramos adolescentes
o por ahí, y por las calles de Zamora paseaba la Santísima Trinidad de la
Belleza.
Eran tres hermanas
preocupantes (si las veías te quedabas turulato de lo turbadoras que eran). Ahí
es ná: “Charines y las gemelas”, que era
como se las conocía.
Afortunadamente en
Zamora no se celebraban misas negras o satánicas, pero sin duda, una
sacerdotisa como Charines y dos monaguillos como Jose y Begoña, hubieran sido
motivo de excomunión inmediata.
Porque en efecto,
Jose (y por ende su hermana gemela, y por edad su hermana mayor) eran, es, una
niña preciosa.
Sumamente guapa,
atractiva e inteligente, añadía (y no ha perdido el hábito) un cierto sentido
de la picardía, entendida como tal, el ser, que lo es y lo era, una chica
trasta.
En la Medalla
Milagrosa, su colegio, el único milagro que no han podido hacer fue domar a las gemelas.
Así las cosas,
Fernando, que de adolescente era tímido (como casi todos) pues era pasivo.
Pero, tal vez porque
el sistema sanguíneo por muy quieto que sea el interfecto, no para de circular,
bombeado por el corazón (y por la vista), el caso es que Fernando empezó a ver,
en nuestro glorioso Club Náutico, lo bien que le quedaba el maillot, vulgo
traje de baño, a Jose.
Y, o bien porque esa
visión más pormenorizada le permitiera descubrir, qué se yo, una pequilla, o
alguna otra señal corporal en Jose, el caso es que
Fernando empieza a
distinguir entre las dos hermanas gemelas quien es la que le gusta a él (Y por
qué; aunque eso nunca lo sabremos).
A partir de esa
capacidad de discernimiento, Fernando, cuando subíamos en tropel, del rio a la
ciudad, iba quedándose cada vez más al lado de Jose, unas veces delante, otras
detrás, otras por la acera de en frente, pero siempre significándose.
Siempre dejando las
migas de pan de Pulgarcito, que indicaban que estaba naciendo una pareja. Una
gran pareja.
Fernando, con los
cimientos de una infancia feliz, forja su carácter estudiando, interno, Derecho
en Valladolid, ese carácter que le permite aún hoy en día (que está
gloriosamente jubilado) afrontar la pereza que todos conocemos, e irse a sus
largas caminatas o marchas, hasta la catedral, cuando descara el día, y tan
temprano que le permita estar en casa a la hora precisa.
Recordar que tiene
que llevar, que va a llevar, encantado, el desayuno a la cama.
Porque Jose, se ha dicho
a si misma, “si la dicha consiste en poder hacer lo que se quiere, y yo puedo,
bendito sea el Señor y Su Santo Nombre”, y agradecida, disfruta de la vida.
Monoteista del amor,
Fernando idolatra a Jose. Y aunque, lógicamente tiene otras devociones
(flamenco, buenos manjares, cocinar, navegar, etc.) la preferida es su
mujercita, a la que ver leyendo la prensa diaria, entre las sábanas
desordenadas, y oyendo la Ser entre las noticias actualizadas, mientras él
sigue con sus quehaceres, le hace sentirse más feliz que un capitán de barco
cando llega a la dársena tras una mar picada.
“Qué suerte me ha
dado la vida”, sin duda musita.
Sin darse cuenta de
que tal vez se deba a que él es un buen capitán de barco (sin barco), un
profesional inteligente y una bellísima persona, bueno y cabal hasta decir
basta.
El buen humor de
Jose, y el que Fernando no sabe enfadarse, han hecho de esta pareja de amigos
otra pareja feliz.
Tan feliz, que han
puesto de moda en Zamora el café torero (ya sabéis, “nos tomamos unas tapas con
estos amigos, y otras con esos amigos, alguna más con aquellos amigos, y casi
que ya nos pedimos el café porque hemos comido”) con lo que con este súper plan,
a su casa sólo regresan “para no cegar las fuentes de la vida”.
Porque amigos, aunque él sabe hacer cocochas, se pasan el día
(o la noche) tomando ricas tapas por esos bares de Baco.
Jose y Fernando, por
la época de su noviazgo, seguro que se despedían en el portal de ella, y allí
caería el primer beso (o los demás, qué más da), y ahora se besan sin beso,
entre guiños, en uno de sus rincones favoritos, el Portón, lugar de reunión y
manjares a mogollón.
Larga vida tengáis
amigos, vuestra vida se resume en que habéis ido del portal al Portón
traspasando así el Pórtico de la Gloria.
Ojalá se sigan
cumpliendo vuestros sueños., que eso os deseamos.
Paco
Molina. Aguilar de Campó. 23 de Junio del 2018
ASTERIO MAYO CADENAS.
En Terio tenemos, en
nuestra entrañable pandilla de amistades y bellas sensaciones, la encarnación del
pararrayos perfecto.
Incluso de aspecto:
Enjuto. Alto. Espigado. Impasible. Equilibrado. De sonrisa tranquilizadora. De resistencia
física consistente. De un saber estar de alcurnia.
La suya es la
figura, hecha hombre, de un pararrayos.
Y como tal
pararrayos, atrae las bromas y risas, que con inmenso cariño se le profesan, en
el convencimiento del guasón de turno, de que en Asterio caerán bien; y que
como el rayo cuando cae en el pararrayos, la luz y el trueno no tendrán
peligro, y si, sólo, belleza; la belleza de las tormentas sin riesgo, porque
nuestro amigo, este amigo, está hecho por fuera (y por dentro) del mejor material
posible: ¡calidad humana!.
En nuestro amigo
Asterio tenemos el ejemplo vivo de que “Dios escribe derecho con renglones
torcidos”.
¿Cómo si no, se
entiende que el hijo intermedio de tres hermanos pase de “pasar desapercibido”
a percibirse que es quien mejor vive de todos nosotros?.
Asterio, el hombre
inteligente, culto y tranquilo, que nos sonríe inmutable y nunca nos fallará,
tiene y monta un caballo psicosomático que le permite, por ejemplo, agobiado por las mujeres (dos que le querían
tomar medidas) desaparecer, en un arranque de genio infantil, pero muy suyo (el
genio, no el infantilismo) hacer como que escapa de casa, y aparecer, en pleno
ataque de nervios de toda la familia, horas y horas después, debajo de la cama
de sus padres ….¡¡¡dormido!!!.
Dormido como un
bendito, como un bendito que es.
Dios escribe derecho
con renglones torcidos, y en el caso de Asterio Mayo, sin tachaduras.
Y así, un renglón
torcido de Dios, corresponde a cuando nuestro hombre decide estudiar Derecho
(en su casa se vivía bien gracias a esa profesión, y a sus maravillosos padres y hermanos) y, paradojas de la vida, aunque
es el único abstemio de todos nosotros, en aquellas fechas, ve doble.
Cambia pues el rumbo
de su nave, e influido tal vez porque en la Encomienda le han dado un Curso de
Vela, se hace Marino Mercante y Contramaestre-Piloto de grandes petroleros; lo que le permite dar
la vuelta al mundo, y salvar, audazmente, durante una salvaje tormenta de
gigantescas olas (como las de aquellas películas que veíamos en las matinales
del cine Barrueco) a un miembro de la tripulación cuando, tronchado el palo
mayor por los arreones del viento, cayó sobre aquel compañero de travesía.
Dejándonos claro este
suceso, que Asterio es, el Segundo de Abordo y el Primero, “¿de acordo?”, en Valía
y Valentía.
De carácter un tanto
infantil, es como un niño, con todas las ventajas que eso acarrea (“Quien no
sea como una de estas criaturas no entrará en el reino de los cielos”).
Y por ello, aunque
gran observador, confunde lo de que “los marinos tiene una novia en cada puerto”,
con que sería lo mismo tener una novia que valga por todas en el mismo puerto
(pongamos que hablo de Santander).
Y así lo hace, y
allí la tiene; pero de nuevo el renglón torcido de Dios, y su admirado Joaquín
Sabina, con el dicho “No sabe un hombre lo que gana cuando pierde una mujer”,
enderezan su vida.
Desde entonces,
admirador, de Estados Unidos, no lo es tanto de “Estar Dos Unidos”.
Es en esa fase de su
vida cuando cristalizan su flema británica y su aspecto de lord inglés, en un
maridaje tan perfecto que nunca se sabrá qué hecho influyó en cual; si el del
aspecto en el carácter o el del carácter en el aspecto.
Y aquí le tenemos:
Sibarita, exquisito; fenomenal nadador que sabe guardar la ropa, dado a la
buena y merecida vida, protagonista-tenor de la ópera de su propia existencia,
merecedor de todo lo que tiene, y de
nuestro cariño, que siempre lo tendrá.
Asterio, te queremos
y admiramos. Agradecemos la amistad que nos brindas. Y mal rayo nos parta, si
no bendecimos la suerte de tener un amigo pararrayos. Tan gran amigo. ¡Viva
Asterio!
Paco Molina.
Cuellar. Edades del Hombre del 2017. 1 de Julio
Hablemos de Lola (Galache).
Bien es verdad que ella fue descrita
en el escrito que dedicamos a su gentil
esposo Don Ezequiel Hidalgo; pero dado que ambos (el matrimonio) son los que
tuvieron a bien reunirnos en estas geniales versiones (edades del hombre) desde
la de Zamora en el año 2001 (¿15 sesiones ya?), y que entre sus tareas entra la
de viajar con antelación al lugar, probar los potenciales manjares, sacar las
entradas y servirnos la mesa, bien merece que ampliemos su imagen.
Sigue pues un “Apéndice
sobre Lola Galache”. Su verdadero nombre es María
Dolores Galache Riesco.
La presentamos como
un “apéndice” de Ezequiel, no porque no llegue a ser su “costilla”; sino por
todo lo contrario.
Ezequiel no existiría
si no es por Lola.
Es decir, es
Ezequiel quien es un apéndice de Lola. Voluntario y glorioso, pero LOLAdependiente.
Lola y Ezequiel se
conocieron por inmersión. Sus familias eran tan amigas y comunicativas, que
ellos, salvo por la diferencia que pueda haber en años, crecieron al unísono, y
si no compartieron cuna y chupete fue por higiene, que no en vano procedían de
familias de médicos, y menudos son los galenos para esto.
Y si del roce nace
el cariño. Y si del buen humor de él nace la alegría, y si de la buena imagen
de ella nace la felicidad; ya sabemos todos cómo nació su amor.
Y tan grande amor
es, que Ezequiel no tiene ojos más que para ella; y tan grande el amor es, que
Lola, que pudo elegir, eligió ser “mater amantísima”, tal vez en honor a
aquella que acompañaba de niña en procesión, pero sobre todo en acto de
superior inteligencia:
“¿Y si me quedo en
casa, soy la jefa de mi misma, la capataz de mis hijos, el enlace sindical de
mi marido, y el trabajo consiste en hacer felices a los que me hacen feliz?”
Y dejó la facultad,
exactamente cuando había que dejarla. Y enseñó los números a sus hijos y las
letras al banco; y fue subiendo por los escalones de un cielo que está en esta
tierra.
Rodeada de cariño,
de caricias y de cultura, a estas alturas de su vida puede cantar ¡¡¡BINGO!!
Por eso le queda
fuerza y fuerza toma, para, emparejada con su pareja, querer a todos: a sus
hijos por supuesto, a sus nietos y familia, por menos supuesto, y a sus amigos,
por supuestísimos y de propina, de buena propina.
Tanto que, ambos,
Lola y Ezequiel, nos organizan
encuentros (Edades del Hombre y Bellezas de Mujer; como la de ella).
Quienes tienen perro
afirman que son mejores compañeros que las mismísimas personas, por eso tal vez
Lola confunde la maravillosa simbiosis que constituyen Ezequiel y ella, como
algo que supera la relación perro y amo, y por eso lo saca todas las noches a
dar largos y apresurados paseos, con la
disculpa de bajar grasas y subir satisfacciones.
Conoce la vida de
los suyos como la palma de la mano; y a nosotros nos tiene en la palma de su
mano, por lo encantadora, bonita, acogedora, entrañable y afectiva que es.
Nos tiene en
palmitas; porque es tan dulce, familiar, buena amiga y cariñosa, que tal vez ya
no sepa distinguir a los suyos de nosotros; a los de su sangre de aquellos por
los que, por amistad, daría su sangre.
Con el título de
exactas hizo exáctamente lo que había que hacer, convertirse en una gran
persona, hacernos mejores personas, y convertir nuestro grito de cariño en un “¡¡¡Maravillosa
Lola!!!”.
Gloria a ti, dulce
amiga.
Paco
Molina. Edades del Hombre de Cuellar. 1 de Julio del 2017
INMA Y LUIS.
INMACULADA ALLÓ AYALA Y LUIS FERNANDO MUÑOZ HAEDO.
Ella era muy bonita
(ahora es bella), estaba en el culmen de la adolescencia (ahora es preciosa) y
tal vez por ser de provincias (de una con pretensiones) quería ir a la última
moda.
Él era discreto
(ahora triunfador), estaba estudiando su carrera (ahora un gran profesional) y
tal vez por ser de provincias (de una pobre) cuidadoso y prudente.
Ha comenzado una
década, y él ha conocido a una niña-diez (ahora mujer “cum laude”).
Ella es inteligente,
comedida y humilde, y quiere ir a la moda, para no desentonar (ahora nunca
desentona).
Y dice (en la casa
que le acoge unos días en Madrid). “¡Ay! Si tuviera unos calcetines “verde
oliva”” (¿Pensando en el Ché Guevara?).
Y él (ahora todo un
esposo) que sin ser depredador, cuando conoció a la chica, se dijo para sí: “Tiene
que ser mía”, le informa, con esa carcajadiña de cariño que es música de fondo
cuando con él se habla:
“Je je. No creo que
necesites nada para estar más guapa de lo que eres; pero si tanta ilusión te
hace y te atreves con mis calcetines de la mili…..”.
Hoy hablamos, claro;
alto y claro, de Inma y Luis.
¿Queréis saber cómo
siguió la historia?.
Ella se puso los
calcetines, y él se puso las botas.
Debiendo entender
ese “ponerse las botas”, no en el sentido grosero, que no hay nadie como Luis
respetando a las amigas.
Queremos decir que
se las puso en diferido, pues él, risueño y alegre, pero formalmente serio, quería
un contrato indefinido.
No que ella fuera de
él, pero sí que ella aceptara que él fuera de ella, ¡para siempre!.
Porque Luis ya se ha
fijado en ella (desde el minuto cero), pero ella aún no se ha fijado en él.
A pesar de su
notable inteligencia, Inma (16 años) no sabe qué cuando uno se pone los
calcetines de otro (y más si son lo de Luis) queda más atrapado de sus encantos
que Carracuca, y que la Cenicienta cuando se probó el zapatito de cristal que
le ofreció el príncipe.
Y en efecto, Inma,
cuando se los quita, tras su fiesta de guerrillera, por fuerza piensa en él.
No le ha dado
respeluz ponerse aquellos calcetines (que aunque cuidados y limpios, han sido usados
en mil combates sin sentido).
Del dueño de ellos,
del chico, recuerda que su semblante es agradable, y sonríe perpetuamente
cuando la mira ¡¿embobado?!.
Además es amigo
íntimo de su hermano Gonzo, lo cual es credencial y garantía, de buena persona.
Semilla y tierra
empiezan a germinar.
Nuestra querida
amiga Inmaculada Alló Ayala, más conocida entre los obreros de la construcción
por su acrónimo IAA (porque “IAA…que
tía”, es lo que le gritaban desde los andamios mientras se gestaba la burbuja inmobiliaria)
pudo irse en su día, por figura, cara y talento, a triunfar a Hollywood; pero
la suerte nos sonrió, ya que un cierto miedo al avión nos la dejó aquí, cerca,
con nosotros.
Nuestro querido
amigo Luis Fernando Muñoz Haedo, más conocido por Güichi (tal vez por una
deconstrucción en la pronunciación de su hermano mayor- y el de todos nosotros-
Ramiro), también está aquí de milagro.
Era muy niño y
empezó a faltar a clase. Los amiguitos no salíamos de nuestro asombro, hasta
que alguien nos dijo. “Ha estado muy malito. Le tuvieron que hacer una punción
lumbar (clavarle una jeringuilla en la columna vertebral). Tenía acetona”.
Inma y Luis, pues,
están con nosotros de milagro, por lo que debemos celebrarlo aún más, por todo lo
alto, si cabe.
Cuando Luis era
niño, preadolescente, y luego joven, rubio y acogedor, se dedicó a aprender. A
ver, oír, callar, estudiar y tomar nota.
No buscaba destacar
en nada, y ahora sabemos que fue por sabia decisión (era, aún Güichi, y ya era un
sabio).
Ahora es Luis y
destaca por todo.
Cuando llegó su
momento, liberó todos los ahorros espirituales, que guardaba ¡cómo no!, en un
calcetín, y buscó, seductor, a aquella chavala tan exquisita que conoció en la
casa en que compartía habitación, amistades y hermano, mientras estudiaba en
Madrid.
Tiempos de Juanita
y Venturi (tías abuelas de Inma), Gonzo (hermano de ella), y Ramiro
(hermano de Luis a quien no olvidamos; como no olvidamos a José Mary Francia,
Fernando Casaseca, Antolín Martín, Loli Martín, Lola González).
Inma, una muchachita
de Valladolid, y tan muchachita, que con nueve hermanos, se veía a sí misma una
de tantas y sin más ínfulas; no sólo era un cofre que guardaba un tesoro (mente,
sensibilidad, dulzura) sino que era un tesoro dentro de un cofre…. de oro puro (de
puro oro).
El cruce de Gonzalo
(honrado, trabajador, inteligente), su padre; y Juven(tina), (luchadora,
cirinea de todos los suyos, abierta a la gente), su madre, que descansa en paz;
han marcado a Inma con la marca de una categoría de humanos de postín.
Entonces, levanta la
mirada de sus pies (tras quitarse los calcetines) y ve a un Luis rubio, con
cara de bueno, guapillo, excelente
persona, gran conversador; e Inma, que por vocación, ya era virtualmente experta
en biología, se da cuenta de que está ante un espécimen de animal que merece la
pena (si es que hubiera pena, que no la hubo).
Al tiempo que Luis,
experto en Obras Públicas, vista la oportunidad que le dan, se monta y cabalga,
a galope tendido (¡Voto a bríos!) en el Caballo de Longinos, en el Babieca del
Cid y en el Blanco de Santiago, y sale al campo de la verdad, enamorado, a
enamorarla.
Allí, un 1 de Julio
de 1.974 se casan. Allá, un 4 de Diciembre de 1.976 tienen una hija, Paula, que
no pretende otra cosa en la vida (amen de ser feliz, que lo es, con su tropita)
que al final de la misma: “Sus hijos la valoren como ella valora tener unos
padres así”.
Luis contribuyó a
construir autopistas con gran sapiencia.
Inma volcada en la
docencia, extraordinaria profesora de Ciencias Naturales y Biologías Especiales;
contribuyó a construir autopistas del saber, con gran talento, para miles de
chicas y chicos en su lugar de residencia, Logroño.
Ese Logroño de
insuperables vinos, e insuperables nietos (India, Elio).
Bien entendido que
todos los nietos del mundo son insuperables para sus propios abuelos, queriendo
decir nosotros que India y Elio ponen con su firma, un broche provisional de
oro, que no final, a los 43 años de feliz matrimonio.
Ahora Luis, lector
infatigable, se empacha encima con un club de lectura, tal vez para aprender a
leer en los ojos de todos (tantos) que le quieren tanto (que le queremos
tanto), que así es.
E Inma,
contradicción andante, con su corazón de oro, está representando en nuestro
Hollywood imaginario (donde pudo ser estrella seductora), el papel de hada
madrina de todos los que la necesitan, que son todos.
Y así se van
deslizando los deliciosos días de la jubilación por sus vidas.
Inma y Luis son un lujo
ambos, cada uno por su lado y ambos en conjunto, constituyendo una pareja
equilibrada, profunda, una pareja de extraordinaria calidad.
¡¡¡Gloria eterna: A la chica sin par y al chico del 8 bajo par
¡!!.
Paco
Molina. Cuellar. Edades del Hombre del 2017. 1 de Julio.
A
nuestros amigos CHARO Y JAVIER
En realidad, por
orden de aparición en escena, dentro de este grupo que somos, deberíamos decir,
Javier y Charo. Pero dicho al revés, aparte de permitirnos quedar como unos
caballeros, nos permite acercarnos más a la realidad.
Porque Javier
encontró en Charo la diosa a la que todos los hombres quieren adorar, incluso
subiéndose al altar como un golfillo, melenudo y despeinado.
Pero permitid que ya
que procedemos todos de la época del NODO, ponga uno, antes de ir con la
película.
Mi pediatra, Don
Julio Prieto, era el padre de Javier. Y yo lo veía como esa persona que vivía
en una casa especial, ¡¡con acerón!! (algo único y exclusivo). Que me salvaba
la vida cada vez que caía malo, y que estrenó una máquina de Rayos X, cuando
era un lujo para los pacientes ser penetrados por esa mirada profunda que
averiguaba tus males.
Pasado el tiempo Don
Julio tuvo la feliz idea de que cumplida mi edad de cliente a la fuerza,
pudiera seguir yendo por la consulta si mis padres querían.
Y mis padres como me
querían, quisieron. Entré así en la incipiente aunque lejana pubertad, y recuerdo
que cuando acudía a consulta, mientras hablaban los mayores, una elegante
enfermera (todo lo que tiene que ver con la casa y la familia de Javier era, y
es, de una elegancia material pero sobre todo espiritual y moral, para quitarse
el sombrero e inolvidable).
Bueno, pues como
decía, una elegante enfermera, de gran delicadeza y humanidad, ordenaba y
verificaba que dejara mi escuálido torso desnudo, para que quedara a merced del
frio fonendoscopio, o de la helada pantalla del aparato de rayos X, pero nunca
me ponía inyecciones, ocurriendo, en
todos esos procesos, que mientras mi médico fue Don Julio, para suerte mía (y
supongo de todos), nunca tuve la sensación de que iba a una consulta, de lo
natural y reconfortante que resultaba aquel ambiente... ¡Qué lejos está el
pasado!
De tales visitas además,
y luego de siempre (La cafetería del Templete, La Avenida, el Redondel, Santa
Clara, el Café Lisboa, etc.) recuerdo el recuerdo de Doña Araceli, la madre de
Javier. Otra persona maravillosa de su entorno, señora elegante, atractiva,
afectuosa, fantástica, sencilla y con porte a la vez. Retengo en mente que formaba
una pareja ideal junto con Don Julio.
Por todo esto que os
cuento comprenderéis que yo viera en Javier un ser especial, con una suerte
loca, y al que encima los dioses le habían dotado de una facilidad prodigiosa
para jugar al fútbol.
Era tan bueno como
jugador, que casi siempre, cuando teníamos que “echar a pies”, para configurar
los equipos que iban a enfrentarse, él era uno de los dos, entre, a veces, 40
chicotes, que tenía el derecho y el privilegio de conformar grupo, elegido
entre todos por ser uno de los dos mejores.
“Lo echamos a pies,
que elijan Javier y….” era la frase típica.
Y
tras el NO-DO la película. Título:
RECONQUISTA
EN EL HOSPITAL: Historia de una pasión
Reparto Especial, de
los grandes artistas del momento (cumplen 40 años de matrimonio): Charo
García-Cañedo Fernández y Javier Prieto Santiago.
En un hospital de
Oviedo, de cuyo nombre no puedo acordarme, un jovencísimo médico, se fija, como
quien no quiere la cosa, pero la quiere, en una encantadora criatura que está a
punto, o acaba, de obtener la categoría de enfermera y por el ambulatorio
deambula.
Por el título podríamos
pensar que estamos ante una película porno, pero ni hablar (aunque en esto del
sexo no pongo yo la mano, ¡¡ni por Javier!!).
También podríamos
creer que nos hallamos ante el típico lio de faldas y batas de un centro
médico, (el médico y la enfermera, o la doctora y el camillero) pero ni hablar,
que ni Charo, ni Javier estaban casados, ni con otros, ni entre sí.
El titulo,
“Reconquista en el Hospital: Historia de una pasión”, es porque nos tenemos que
retrotraer a 1973, para imaginar, a estos dos entrañables tortolitos, una vez
conquistados uno a la otra y viceversa (RE conquista), enamorándose a cada encuentro,
destrozándose a cada beso, emocionándose a cada viaje, derritiéndose de amor a
cada arremetida de amor.
Pasión limpia eso sí,
que el amor es el mejor KH-7 que existe. Pero al fin y al cabo, pasión. Y tan
grande y complicada, como fue la mismísima, reconquista.
Charo, aún apenas estrenada
la veintena, ya tiene ese aire típico de La Asturiana. Me refiero al anís, que
si, sí, muy dulce pero te emborracha: que el anís de esta asturiana tiene mucha
graduación: por guapa, por inteligente, por simpática, por divertida, por
prohibida, y porque su envoltorio, como la botella misma que envuelve al anís,
permite hacer el acompañamiento de cualquier canción, y a Javier le permite
lograr el mejor acompañamiento posible de la canción de su vida: Que Charo le
acompañe siempre.
Javier reúne las 4 virtudes
del caballero: Inteligencia, Decisión, Formación, Ternura. Y además es tímido.
Pero: Fíate tú de
los tímidos. El tímido es un “prudente contenido”, y como tal, Javier que algo
lo fue, dado que es un gran profesional especializado en endocrinología, en un
ataque voluntario de hormonas, convence a Charo de que hay que casarse: “Que ya
está bien de querer estar todo el día
juntos, y no estarlo”.
Así que, después de
un viaje a Zamora, al enlace de Mabel y Ramiro, al que acude solo, y verificar
las ventajas y desventajas de lo que es la ceremonia llamada “boda”, nuestro
hombre vuelve a Oviedo y en apenas tres semanas, y tras tomarse otra botella de
anís la asturiana, o sea de comprobación diaria y casi horaria, de que sin
Charito no puede vivir, ¡¡toma una decisión!!.
Y tras verificar ella
que tampoco puede vivir sin su enamorado galán, que en los huesos, en vez de
tuétano, solo tiene amor por ella, tipo de paciente que, durante la carrera, no
le habían dicho que se diera, ¡¡toma una
decisión!!.
Han comprobado ambos
todo lo comprobable, así que: Deciden casarse, y aunque el novio pone una
extraña condición, la novia experta en el asunto por razones de su
especialización sanitaria, se dice: “Este
chico vale un RIÑÓN, así que, ¡qué me importa la excomunión!”.
Tachín, tachan,
tachín, tachan. Y ¿decidme si esto no es pasión, y además pasión desbordante
que todo se lo lleva por delante?.
Así que, deciden, en
el año 1976, ¡¡¡¡casarse en secreto!!!.
Increíble, siempre
consideré que el diminutivo cariñoso que le atribuimos a nuestro amigo Javier,
de Javito, era el diminutivo de Jabato, héroe de nuestras infancias. Y este
tipo de boda es la mejor prueba.
“¿Queremos vivir
juntos toda la vida?” “Si” “¿Y podremos soportar una boda con….. petición,
traje de novia, degustación del menú, lista de invitados, etc. etc.?”. “No
corramos el riesgo”
Y la bonita Charo, la
única hija (que no “hija única”, aunque si es “única ella”) de una familia
perfecta, y el enamorado Javier, hijo varón de una familia perfecta, se unieron
en matrimonio en una Iglesia que en homenaje a la Teoría del Caos, estaba en la
Plaza de (la) Gesta.
Encima la gesta se
gestó con un aviso del Señor (el Señor para los no iniciados, es Dios) que para
que se lo pensaran mejor, hizo que el cura que iba a oficiar el acontecimiento,
ni apareciera, y que tuvieran que coger uno de oficio sobre la marcha.
Tal vez desde
entonces, ante el patinazo en que pudo acabar todo, Charo y Javier sienten una
gran debilidad por el patinaje artístico. Ya que llevan toda una vida rezumando
bienestar y dicha, al margen de los sustos que da este valle de lágrimas
quieras que no.
Pero menuda “gesta”,
también, tener que dar la buena nueva a los padres, por otra parte tan
queridos.
“Mamá, que Javier y
yo nos hemos casado”.
“¿Javier? ¿Qué,
qué?”.
“Papá, que Charo y
yo nos hemos casado”.
“¿Qué os vais a
casar? Es que no se oye bien este teléfono”.
“No, no, que nos
hemos casado”.
---------------------------------------------------------------------------
Y qué bien hicisteis
¡¡casándoos!!
Y de la gesta
salieron dos niñas preciosas, y cada día más preciosas: Elena y Sara (que aún
hoy agradecen, a través de sus ojos, y cada día más, la educación, formación y
sensibilidad que les inculcasteis).
Y de la gesta
salieron: dos familias felices, las familias políticas, y los nietos y esas
cosas.
Pero sobre todo
vosotros, y eso es lo que queríamos deciros, habéis acertado tanto y tantísimo,
que se os ve y se os disfruta en la cara.
Charo,
la gran profesional de mil años de servicio a la patria, y por tanto a la
gente, fíjate en que el patchwork (*) de tu vida, es un lujo, como un lujo es
tu personalidad.
Sobre
la tela de la magnífica instrucción que recibiste en tu casa, de esa magnífica
familia que no tuve la suerte de conocer pero me basta ver el resultado en ti,
has ido añadiendo piezas a cual más trascedente y definitiva.
Una,
el propio Javier, ¡¡menuda pieza!!, a quien recortaste con tu bella cara y
cosiste con los hilos de tu alma exquisita.
Tus
hijas, que como madre son más tuyas que nadie, y reflejan tu valía, “Si así son
las astillas,…….. ¡¡madera preciosa!! ”.
Tus
nietos, siempre tan queridos.
El
recuerdo de tus padres, tus hermanos.
La
inteligencia que se te está ampliando de tanto leer.
Las
veladas, al caer las noches, con las manos de Javier cerca, mientras él y todos
pensamos. Rica asturianina.
Y he aquí a Javier,
el apuesto doctor jubilado, que perfecciona su inglés, ese que tanto recomendó
a las niñas de sus ojos y de su vida, al tiempo que aprende a escribir mejor (¿tal
vez sus memorias y su cita con Charo en Paris?.)
Porque la luna de
miel de estos amigos, amigos, fue bajo los Puentes del Sena (metáfora) y allí, el
amor de ambos era tan grande que se contagió a toda la ciudad.
Y entonces, cuando
oyen por la radio lo de “¡¡Se sienten, coño!!”, los dos, que son tan bien
hablados, deducen que a lo mejor hay que alejarse del mal ambiente.
Pero el 23F de 1981,
él está por un lado, y ella por otro, con una niña de 11 meses en brazos, la
primera hija de su amor.
Entonces, con la
determinación con que Javier calibraba, muchos años antes, si había que driblar
a aquel forzudo defensa o tirar de una
vez a gol, ordena:
“Si pasa algo y no
podemos juntarnos, nos vemos en Paris, en el Café de los Bellos Recuerdos. No
lo olvides. Paris, Café de los Bellos Recuerdos”
En este remanso de
paz que ahora son sus vidas, y que merecidamente disfrutan, Javier, aprovechando que a Charo no le molesta
el sonido, ensaya con el piano la canción que resume su vida. “Ne Me Quitte Pas,
Ne Me quitte Pas, Ne Me Quitte Pas, Charo”.
No me dejes nunca,….
Charo.
Para cantársela en
Paris, a donde siempre volverán.
Charo:
Somos vuestros amigos y te pedimos, sin ningún derecho, pero con todo el
cariño, que nos pongas en el patchwork de tu vida. Recórtanos como quieras,
pero cósenos bien a tus recuerdos.
Javier:
Déjanos que toquemos ese piano a cuatro manos, a 24, a mil, manos de amigos que
te admiramos, desde siempre y cada día más, por tus cualidades humanas y porque
has alcanzado la perfección del macho: ser un completo feminista.
¡¡Vivan las bodas
secretas, y la amistad a gritos!!. ¡¡¡Vivan Charo y Javier!!!.
Paco
Molina. Ciudad de Toro. 9 de Julio del 2016. Celebrando las Edades del Hombre. Y
de la amistad.
(*)
PATCHWPORK: Tejido hecho por la unión de pequeñas piezas de tela, cosidas por los bordes entre sí, con el cual se confeccionan colchas, tapices, etc.
Aún
no se Marisol, cómo haceros llegar mi cariño y el de aquella pandilla que nos
forjó y me está preguntando.
Esa
discreción de Antolín, tu marido de siempre, adolescencia incluida, habla mucho
y dice todo de su esplendida
personalidad.
Dentro del grupo era
del pequeño sector que estudió en el Corazón de María. Educado y magnífico chaval podría haber sido un chulo por
su capacidad para el atletismo y el buen fútbol, pero era discreto.
Admirado por las
chicas al parecerse a Antoni Perkins, el actor entonces de moda por el film
“Psicosis”, no traspasó nunca la raya de la petulancia. Era discreto.
En los años 80 del
Siglo pasado, coincidí a veces tomando café
con él en la cafería frente al Claudio Moyano. Le hacía gracia que me
hubiera metido en política y de esas charlas deduje que él no.
Sin embargo, y tal
vez por influencia del propietario del Hotel II Infantas, que si era militante
del PP (marido de la ex concejala González Baquerín) acabó de número uno en la
lista de dicho partido para las elecciones municipales de 1987.
El PP sabía que iba
a perder, me consta, y sin embargo Antolín ganó.
Político
con mentalidad de funcionario honrado y cabal,
aplica una gestión cuyo mejor perfil es lo que cuentan en esa época sus
“amigos” de partido: “Contabilizaba hasta los lápices de la casa”.
A los tres años el
balance de gestión es insulso, y surge el asunto del Cuartel Viriato. En
principio él, persona buena y de
orden, comulga con éste y lo lógico es que si el Ministerio del Ejército
(aunque sea del PSOE) dice que los terrenos han de ser para especular, así sea.
Sin embargo, dicen
que, aconsejado, pero en todo caso da lo mismo, pues aceptar los consejos acertados es de inteligentes, y él lo es,
urden un plan.
Saltaría la verja
del Cuartel al acabar el inmenso corro que el pueblo zamorano va a despegar en
torno a aquellas instalaciones que encima eran de la ciudad (según descubrió
Guijosa el de IU).
Y saltó la verja, y
saltó a la fama, y se le obnubiló el sentido con el cariño de la gente y gritó
ante una muchedumbre enfervorecida: “De aquí no me voy hasta que esté el
problema resuelto”.
La Coordinadora
Ciudadana, a rebufo de su decisión, decide quedarse encerrada con él. No puede
decirse que a él se deba en exclusiva la gesta del Cuartel Viriato, pero sí que si no llega estar él encerrado, nos
sacan de allí inmediatamente.
Antolín Martín se convierte en héroe a su pesar. Él es
discreto.
Abandonado por su
partido, siente el cariño y la protección, merecida de los otros encerrados,
que se convierten en su guardia de corps. Pasados los años seguía contando como
anécdota la tarta con una hoz y un martillo que le obsequiamos y compartimos. “He
aprendido que al final lo que valen
son las personas”, decía
En 1991 el PP lo
pone como candidato a la Diputación, esta vez por lo contrario de la anterior.
En el 87 porque creyeron que no iban a ganar y ahora porque creyeron que con él
y su viriatismo en el cuartel, iban a arrasar.
El PP pierde la Alcaldía de Zamora,
a la que optaba José Bahamonde, pero él gana la Presidencia de la Diputación.
Discreto o no, se
crece, y va formando un ejército en torno a Asaja y las decenas de Alcaldes del
PP.
En 1995, vuelve a
repetir como Presidente de la Diputación (esta vez yo he entrado representando
a IU en esa casa).
Mide mal sus fuerzas
y se levanta contra el PP más clásico y caduco. Su experiencia de despacho, las
presiones de los constructores de obra
pública y alguna altivez de diputados suyos, le han hecho creer que las
cosas hay que cambiarlas y que él las puede cambiar.
De nuevo será héroe
a su pesar. Empieza la batalla interna en el partido y aunque él encuentra la
ayuda inesperada en un empresario que afirma que es cierta la corrupción en
el PP y la entrega de
cheques a Aznar (Presidente de la Comunidad), el Poder le parte las piernas, y
sus Diputados, los fieles, le van abandonado uno a uno y así todos, hasta arrojarlo
al Grupo Mixto mediante una venenosa moción de censura.
Antolín
Martín era una persona leal, y por esa lealtad
extrema, un día, siendo Presidente de la Diputación, se lleva un papel a casa:
Resulta que el PSOE ha pedido un informe de algo. Cuando le llega a Antolin,
listo como él sólo, lo guarda hasta que se lo pida quien lo solicitó (el
documento perjudica al PP). Cosa frecuente en política, nadie se lo reclama, y
lo olvida.
Pues bien los suyos que sabían que él tenía ese papel para
protegerles a ellos, al PP; lo denuncian por custodia desleal o algo así.
Tiene que dejar el
humilde cargo de concejal del CDS que ostentaba, valiente también, y desde el que pretendía seguir luchando como un
héroe contra el Poder.
Héroe
a su pesar, ha muerto ese amigo que adolescente
y con traje, bailaba en el Casino de Zamora (cuando no había otra cosa) la
canción de Adamo “Mis manos en tu
cintura”, y la cintura era la de su adorada Mari Sol Aldea. Todos los amigos os
estamos recordando.
Paco
Molina- 10 de Junio del 2015
MARIA DOLORES GONZALEZ RUIZ.”LOLA”
NUESTRA LOLA.
Cuando se produjo el
Big Bang de nuestra pandilla, cada trozo
de aquel grupo, cada uno de nosotros, salió despedido hacia sitios muy
diferentes.
Y así Lola, la que a
todos los chicos del grupo nos turbaba, o si queréis que se entienda mejor, nos
gustaba, siguió una trayectoria que ha dejado escrita en el cielo las palabras
valía y valentía.
En la década de los
sesenta Lola era nuestra. Teníamos 13, 14, 15 y así, años. Y su llegada de
Madrid, por vacaciones, era esperada con expectación y entusiasmo. Era La Perla
del grupo.
Entonces las cosas como
eran como eran, y no requerían mayor explicación. Ahora, al saber de su muerte
y por tanto de su vida, todo se explica mejor.
Por no hablar de lo
físico, lo cierto es que rezumaba un encanto y una capacidad de seducción no
deliberada, que nuestra inocencia no supo ver. Y ella tal vez tampoco.
Pero si echamos
cuentas y vemos que en 1969 con 23 años. y algunos sin destetarnos aún, ella
era activista roja y que a su novio, a su amor por lo tanto, Enrique Ruano, lo
arroja la policía por una ventana en un presunto registro tal vez para ocultar
que se les había ido la mano en el interrogatorio, entonces debemos admirarla y
quererla aún más de lo que ya lo habíamos hecho.
Pudo dejarlo todo y
siguió. Ved ahí su valía. Y encontró otro amor. Sin duda porque ella era un
amor en si.
Y sólo ocho años después, en 1977, casada con
Francisco Sauquillo, y valiente como siempre era, aún sin que lo supiéramos con
precisión, estando en el despacho laboralista de Atocha de CCOO y siendo
miembro del PCE, sufren un atentado del que milagrosamente sobreviven cuatro
personas.
Han entrado unos
pistoleros del Régimen de Franco y han disparado para asesinarles a todos. Sus
heridas fueron tan definitivas que la consideraron muerta. Pero salvó. La vida,
la valía y la valentía.
¿De qué estaba hecha
Lola; nuestra Lola?
Hace dos o tres años
la encontré en un acto de rojos en Madrid. Era para ver si nacían las mesas de
convergencia. Oi quien era y la busqué hasta no parar. Le hablé de nuestras
comidas anuales, y mostró ganas de asistir a alguna.
Pero ya sabéis, la
vida se enreda y no hilacha lo deshilachado.
Ahora, al saber de
las circunstancias de su muerte, me he quedado impresionado y perfectamente informado
a la vez.
Tenía una nueva
pareja, he ahí su encanto, su perfección como persona, que da lo que se busca
en otras personas.
Y todavía más, según
la crónica, ella habría muerto de un cáncer y dos días después su actual marido,
se habría quitado la vida con medicinas.
¿Qué tenía Lola que
no se podía vivir sin ella?
¿Existe mayor prueba
de amor que no soportar la marcha de la pareja? ¿Existe mayor calidad humana
que el de ser imprescindible?
No se lo que tendría
Lola de tan especial, pero yo me siento estúpidamente importante y especial,
por haberla conocido.
Espero que a
vosotras y vosotros os pase algo parecido.
Se va la infancia,
se va la adolescencia, se va la vida.
Gracias a todos por
haber hecho la mía tan agradable.
Gracias Lola.
Paco
Molina. Zamora. 2 de Febrero del 2015
Tambien ha muerto, en Enero del 2015. Lola
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Queridísimas y queridísimos amigos; y creedme, cada vez más apreciados y queridos:
Permitidme que con la autoridad moral que me da ser, desde hace unos
fatídicos meses, vuestro decano, os dirija unas palabras en recuerdo de la
memoria de Ramiro.
RAMIRO CARLOS MUÑOZ HAEDO
RAMIRO MUÑOZ HAEDO
RAMI
RAMIRO.
Y permitidme también, que rabioso por no haberlo tratado más
y más veces en las últimas décadas, suerte que tuvisteis otros, empiece
“presumiendo” de que lo conocí el primero, al margen claro está de su entrañable
hermano Guichi, a quien reiteramos un pésame de amigos abrumados por esta
jodida pérdida; tan inesperada encima.
Yo de Rami tuve la suerte de ser “hermano de chocolate”. Ya
sabéis que hay hermanos de sangre, hermanos de leche y hermanos de chocolate.
Considerados así, los que como los hermanos Muñoz Haedo y yo fuimos, y por
tanto somos, que eso no nos lo quitará ninguna maldita muerte.
Debieron de coincidir nuestras madres, como tantas madres con
sus niños pequeños, en el parque de San Martín, en nuestra bendita Zamora, y
hablando ellas entre sí en cada encuentro, dejaron crecer entre sus faldas la
amistad de sus hijos.
Y al crecer, y entrar y salir, por la Plaza Mayor y
alrededores, ¡¡ cuántas veces Dios!!, cuantas veces, llegábamos a la casa de Rami
a la hora de la merienda, y su madre Carmina, qué espléndida y encantadora
persona, preguntaba: “¿Has merendado Paquito?”. Y uno de los hermanos resolvía
la incómoda respuesta: “No. No ha merendado, venimos de….”
La respuesta era incómoda porque suponía que le dieran a uno
de merendar, aunque luego se correspondiera otro día en la propia. Y así, Doña
Carmina, se ponía a preparar la misma merienda para sus hijos, y el amigo de
turno. Mientras yo miraba al interesante padre de Rami, Don Ramiro, un señor tremendamente
entrañable y fascinante, que era sastre, con un taller de confección que se
extendía por la casa y el local de
arriba, y que hacía que aquello fuera un
bullicio continuo.
Lista la merienda, y convertidos los tres en “hermanos de
chocolate” pues la mayoría de las veces y en todas las casas, era de “pan con chocolate”, bajábamos las
escaleras de madera -desde un segundo, sin ascensor por supuesto- en un segundo, a ver
quien corría más haciendo un ruido atronador al pisotear con fuerza.
Cuando me dijisteis que Ramiro había muerto pasé
deliberadamente por la esquina de la Plaza Mayor y la calle Renova. La casa de su
infancia por fuera permanece idéntica, aunque el portal está siempre cerrado, y
no pude ver si aún existía y cómo era realmente, que algo la he olvidado, la
“resbalina religiosa” que tenía.
Algunos portales, en el hueco de la escalera, abajo en el
portal, tenían una pendiente muy inclinada por la que jugábamos a deslizarnos
de niños, supongo que a falta de estaciones de esquí en los años 50 (del siglo
pasado) que es de los años que hablamos. De ahí lo de “resbalina”, que lo
de “religiosa”, ni idea. Aunque tal vez
fuera “resbalina prodigiosa”
En realidad, lo que buscaba pasando por el portal “conscientemente”,
lo que quería, era volver a aquella
época. O cualquier otra. Volver el tiempo atrás y poder verle a él. Que todo
siguiera igual. Como queréis todos vosotros. Lástima no haberlo disfrutado más.
Ramiro, era todo un Senator, un senador.
“Joder, Paco, toda la vida en contra del senado, y ahora vas tú
y dices que yo era un SENADOR”. Me
parece estarlo viendo con un comentario como éste, tan suyo en la estructura, acompañado
de su propia y reconfortante carcajada.
Me refiero a esos Senadores que conocimos todos, y él también,
en las inolvidables sesiones matinales o de la sesión infantil (a las tres y
media y con “emblema”), del Cine Barrueco, o el Principal, o el Ramos Carrión,
o el Valderrey. Cuando nos forjábamos todos, niños aún, en el tipo de persona que ahora somos, cada cual a su manera.
Rami, era como aquellos senadores de las películas de
romanos. Con porte, con elegancia, con conocimientos, de una inteligencia
profunda. Es más, una túnica de senador romano le hubiera quedado impecable a
su fisonomía.
Y así lo vi siempre. Incluso Senador en el temple. Ya desde
niño sus reacciones eran pausadas, “Halá, Luis, ya verás mamá cuando se
entere”, aseveraba, sin mayor estridencia, si su hermano pequeño había roto el
pantalón cuando saltábamos una tapia.
Esa elegancia, la tenía hasta en la estructura física y los
movimientos que acompañan a esta, que recuerdo, pensando y pensando en él, de
qué manera especial ponía los dedos para
jugar a las bolas o a los chapetes.
Incluso el pantalón corto de la época, que todos usábamos cual
ritual, hasta que alcanzábamos cierta edad, le quedaba bien. Aunque aquí
supongo que influyó el tener al profesional en casa.
Ramiro era lo que se conoce por “todo un caballero”. Y toda
su vida lo fue.
Cuando a aquellas personas que sabía podían conocerle y
recordarle, les comunicaba la fatalidad, todas, indefectiblemente, comentaban
lo mismo. “Si, Ramiro, que eran dos hermanos, claro que me acuerdo. Tan
agradable, tan educado, se alegraba tanto cada vez que nos encontrábamos… “.
Pero Ramiro era aún más, tenía aún valores más profundos, más
importantes, más rotundos.
Su carácter SOLIDARIO. La forma en que engarzó la preparación
académica con su hermano Luis para superar la carencia económica que había para
afrontar los estudios universitarios en la época, es digna de subrayarse. Y así
él decide, y digo él, porque ese fue el orden, que trabajará de delineante y
sufragará los gastos de la carrera de su hermano. Para luego, su hermano del
que afortunadamente no hay que hablar hoy, corresponder, trabajando él para que
Ramiro obtenga la licenciatura, naturalmente. Pero es Ramiro quien empieza
protegiendo las espaldas de su siempre tan querido hermano pequeño. En
cualquier juego infantil siempre cargó, voluntariamente y feliz, con esa tarea,
cosa que le marcó y embarcó en una oferta de ayuda constante a quien le
necesitara.
Su inteligencia, capacidad de esfuerzo y afán de conocimiento
y cultura, le hacen aprobar el mismo año las oposiciones a agregado y cátedras
de Instituto de Enseñanzas Medias. Mérito más rotundo de lo que parece dicho
sin más. Y ejerce de Catedrático de Historia, lo que luego extenderá a la
Universidad en su Alicante adoptivo y adoptante, que hasta ha sido personaje en
las Hogueras de San Juan de este año 2013, del profundo y admirado recuerdo que
ha dejado. Y Alicante no es un sitio pequeño en el que se conozcan todos. Más
mérito aún.
Su valía, su dulzura y su atractivo, unido a un bonito uniforme
militar (está haciendo la mili), le convierten en un galán en ciernes, y eso le
permite conquistar a una niña preciosa, años menor que él, de ahí lo de niña,
que le hizo rabiosamente feliz. Y viceversa, que Ramiro siempre daba más de lo
que recibía, aunque aquí por problemas de intimidad no sabemos si así fue
(¿Quién daba más?), ni nos importa. Digamos, eso sí, que la cara de felicidad y
complicidad de ambos hablaba por sí sola.
Casado con Mabel, extraordinaria mujer y más extraordinaria
persona, pudo dedicarse a vivir la vida “y ahí me las den todas”. Sin embargo y
eso ha sido trascendente en su trayectoria como persona, Ramiro se forjó
solidario, era solidario, quería a la gente; y militó en la izquierda.
De esto nos ha quedado el inmejorable elogio de sus amigos y
compañeros de los sitios por los que pasó, donde vivió y donde sembró ejemplo
dando ejemplo, lucha haciendo lucha, militancia militando.
Te despido amigo, te despedimos amigo. Como poco fuiste
nuestro amigo del alma, amigo de toda una vida, de nuestras vidas. Fuiste un
genial resumen de lo que es la amistad. De cómo debe ser la amistad. Nos
enseñaste a darla, a regarla, a abonarla, a disfrutarla.
Estos bellos encuentros de la pandilla, que suelen coincidir
con “Las Edades del Hombre”, van marcando una edad que no se mide en años. Se
mide en sentimientos, en sensaciones, en abrazos de algo que ya ni sabemos lo que es.
Toda medida, todo lo que se mide, exige una unidad. La “unidad
de medida”, y tú Ramiro Muñoz Haedo, amigo, amigo, amigo, serás para
siempre “nuestra unidad de medida de la amistad”. Tú, que nos enseñaste a
querer a los amigos.
Nos servirás para
saber, para medir, cuánta amistad, afecto y entrega sentimos por tal o cual.
Ah!, esto se acaba, pero quede dicho que por tu esposa, Mabel,
y tu hijo, Héctor, no te preocupes, aquí estamos nosotros. Siempre alguno, o alguna,
estará a mano, cerca, tendiéndosela,
como siempre estuviste tú, respecto a nosotros, si era necesario.
Suerte tuvimos conociéndote ¡¡¡qué suerte!!!
Y qué mala perderte ¡¡¡qué mala!!!
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Paco Molina- Arévalo-6 de Julio del 2013.
Las Edades del Hombre.
Habitual encuentro de amigos de aquella adolescencia de los
años cincuenta, sesenta, y todos.
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EZEQUIEL HIDALGO
PRIETO
EL ZEQUE.
De todos los amigos de la pandilla tal vez sea
Ezequiel el que presenta menos armonía entre su aspecto físico y su interior
espiritual.
De exterior sanchopancesco Ezequiel es sobre todo un
desprendido Quijote.
Sin que esto signifique que no reúne las envidiables
cualidad de Sancho, a saber: “bon homía” (“Buen Hombre” en traducción libre
para quienes no sabéis idiomas); inteligencia profunda y práctica, corazón
tierno y sonrisa franca.
Pero aún así, sostenemos, es más Quijote que Panza.
Baste, como demostración este acto que nos congrega.
Resulta que cuando lo habitual es dar una comida a alguien que se jubila, va y
es él quien nos da la comida a nosotros.
Experto en combustibles fósiles, sin embargo, para
ser feliz –y lo consiguió- se buscó lo más ajeno a un combustible fósil que
puede haber bajo las estrellas: una hembra como Lola, que da más calor,
energía, amor que cualquier combustible, y esta más viva y da más vida, y es
más su vida (la de Ezequiel) que una selva virgen.
Y vida, ya sabemos, es lo más opuesto que hay a un fósil.
Al Zeque le debemos todos, a parte de la parte
alícuota (“correspondiente” para quienes no sabéis idiomas), le debemos
decíamos, a parte de la parte correspondiente de esa amistad que sólo dan los
amigos del alma, que sigamos viéndonos todos.
Sí, porque Ezequiel es el que anudó nuestra ya
inquebrantable relación, la de todos entre todos, atando la cuerda de nuestros emocionantes
pasados en un fantástico Nudo Gordiano.
El Nudo Gordiano de nuestras direcciones, de
nuestros teléfonos, de nuestras citas anuales, de nuestras puestas al día.
Práctico como Sancho Panza y exquisito en el trato,
en el buen hacer y la nobleza de
sentimientos, como Don Quijote; nuestro amigo querido e inolvidable, ha decidido
jubilarse; pasar a mejor vida, entrar en el Paraiso de los que cobramos sin
trabajar.
Paraiso que peligra, según dicen, porque hemos
vivido por encima de nuestras posibilidades. Y a fuer que es verdad esto último,
último. Porque tener un amigo como Ezequiel, pasar por la vida y tener un amigo
como el Zeque, es haber vivido por encima de nuestras posibilidades sin duda
alguna. Qué lujo eres amigo del alma.
Amigo entrañable, en nombre de esa pandilla a la que
has hecho vivir por encima de sus posibilidades, en nombre de todos: Que seas
todavía más feliz, si cabe.
Paco Molina.
25 de Agosto del 2012. En Guarrate-Zamora-
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Presentación
de libro de Raniero: “EL OLOR DEL COCHE DE MI PADRE”.
Como soy escritor -
¡aficionado¡-, lo mismo que político
-aficionado- (y así dejo explicado lo de mis “títulos” en la invitación a este
acto) voy a titular esta intervención
EL LIMBO DE LOS JUSTOS
El limbo de los justo
es como se denominaba a un lugar
especial que no era ni el cielo, ni el infierno, ni por supuesto el purgatorio,
al cual iban los “nacidos no bautizados”. O sea que ni pecaron, ni sabían
pecar, ni estaban vacunados contra el pecado-en este caso “el original”.
“Limbo” porque aquella
pandilla de amigos y el resto de personas que se citan (¿Mil?) en el libro EL
OLOR DEL COCHE DE MI PADRE vivíamos (por
lo menos los pequeños) en aquellos años 50-por extracción social-en una especie
de limbo.
Y además éramos
“los justos”; ni uno más, ni uno menos,
como muy bien ha sabido memorizar y recobrar para la memoria José Luis González
Vallvé, el autor del libro que hoy presentamos aquí.
De González Vallvé hay que decir que aunque tiene 6 hijos es
Ingeniero de ¡¡¡CAMINOS!!!, no de CAMINO.
Siendo importante dejar
claro que no es del OPUS para entender a la primera que es liberal. Supongo.
Y como tal “liberal” ,
cuando, como sin querer, vierte opiniones políticas, lo hace desde esa óptica,
cosa que no hay que reprocharle pues como muy bien dice uno de los miembros de
esa pandilla de la pequeña ciudad (hallazgo
poético, este de LA PEQUEÑA CIUDAD, que
merece mejor suerte que su mero uso en el discurso), pues como muy bien
dice uno de nosotros, cuando nos vemos al menos una vez al año, por Pascua
Florida, en torno a las Edades del Hombre, para recordarnos que no habrá edad
que rompa la amistad que nos une y nos
da mejor vida, pues como dice ese amigo: “la ventaja que tenemos es que ya
ninguno de nosotros trata de convencer a los demás de nada” .
Y vamos con el libro
El libro MEMORIAS DE
UNA PULGA, es del siglo XVIII y autor anónimo.
Se trata de un libro
libertino, como se intuye, que viene que ni que al pelo para la presentación de
éste de mi amigo José Luis González Vallvé
-ahora más amigo que nunca por haber confiado en mí como uno de los pilares de este acto- a pesar de que
en este momento esté temblando.
Y viene que ni que al
pelo no por el tamaño del animalillo, que José Luis es grande, de hecho es, de
todas las personas que se citan en el libro (¿mil?) la que más lejos llegó y la
más grande en éxito, pongamos que social, de todas, y eso debe quedar claro
No, la asimilación se
produce porque:
“Memorias de una pulga”
lo compré en la librería Religiosa cuando lo prohibido se vendía en la
trastienda, donde se mezclaban Lenin,
sexo, vino de misa y oblea de hostia.
Y como Semuret edita el libro de hoy (o sea, Luis el de la
Librería Religiosa, para los enterados), he ahí la primera ligazón de un libro
con el otro.
Pero es que además,
“memorias de un pulga” se configura como la narración de un pulga que ha
saltado de enagua en enagua, calzón en calzón y corsé en corsé; contándonos,
como imaginan, sus vivencias a partir de esos saltos.
Y así hace José Luis,
que nos va narrando lo que cree su vida adolescente y pre-adolescente, a partir de los saltos que hace su memoria,
de coche en coche, de casa en casa y de rincón en rincón de la pequeña ciudad.
Y se dice que “va
narrando lo que cree su adolescencia” porque todo en estas cosas es muy
subjetivo y así, él cree, por
ejemplo, que la vocación que le lleva a estudiar “caminos” era para no tener
noches “rotas por las urgencias” como su padre médico, pero más me temo yo que
fue distinta actitud de su padre la que le proyectó a ser Ingeniero de Caminos,
y que no es otra que la que nace en el momento en que le hace bajar del coche,
siendo él aún un chavalillo, para que, yendo delante, compruebe con un palito
si los charcos de la carretera “camino Soria”, rumbo a Barcelona, son normales o como los de Zamora .
Cuando Willy- que
también tuvo ese alias- me envió el libro y me lo devoré; a la alegría por la
confianza mostrada en mi, mayor si cabe por los círculos políticos que nos
rodean a ambos, se unió una angustia que en seguida van a comprender.
En 1971, mi entonces suegro,
nos regala a su hija, deliciosa criatura, y a mi, un Seat 1500 que él ya no iba
a usar por motivos de edad.
El coche duró hasta el
año 1977, aunque pudo hacerlo hasta nuestros días. Sí, porque la razón por la
que acabó su existencia fue una rotura de cigüeñal debido a que “desde que me
hice cargo del vehículo nunca le cambie,
ni eché aceite, porque nadie me había dicho que había que hacerlo, y una
agujita que allí había, sobre la palabra
sagrada, ACEITE, pues no se inclinó, en aquellos 6 años, demasiado para mi
gusto”.
Comprenden entonces que
respiré aliviado cuando me dijo que yo sólo debería hablar de aquella época
–ambientándola-, y, deduje, ¡no de
coches!
De este libro – EL OLOR
DEL COCHE DE MI PADRE- hay que decir que es un libro sencillo y escrito con
sencillez, que no simple.
Supongo que ustedes
saben distinguir “sencillo” de “simple”. Pero por si acaso..…Miren les recuerdo
lo que es algo SIMPLE ( y para saber lo que es algo sencillo pues cojan el
libro, si se lo permite la crisis).
En estos meses pulula
una canción -que estuvo pujando para ser la del
verano, aunque podría ser la del siglo- en que una voz de hombre (no
podía ser de otra manera, pues los
hombres para ciertas cosas somos únicos) le canta a su enamorada:
“Prefiero,
en vez de pensar en ti, que las yemas de mis dedos te acaricien desnuda”.
Elemental querido
Watson.” Mejor tocar que pensar” ¿no?, obvio
Bueno pues eso es una
letra “simple”, nada que ver con algo “sencillo” como este libro.
Y vuelvo al libro
En el arco de medio
punto que en el futuro habrá que traspasar para conocer la historia de Zamora
desde 1950 a
1965, este libro se ha convertido en uno de sus sillares, en una de sus piezas,
de manera tal que si no hubiera existido, otra piedra estaría en su lugar, es
verdad, ya que si no el arco se caería,
pero, nacido a la luz este libro, ya es
pieza fundamental de esa historia.
Y no estoy exagerando por amistad, es de
sentido común, cualquier piedra de las que componen un arco de medio punto, por
el mero hecho de estar ahí, en él, se convierte en piedra fundamental, pues sin
ella las demás caerían.
Ya dije que me alivió
ver que Raniero no me reclamara como experto en coches dado que no lo soy. Pero
menos aún lo soy en historia, ni en sociología, ni si quiera en memoria, por lo
que deduzco que como Wylly es alguien
muy inteligente, lo que pretende es que alguien hable de lo que él no cita
de aquella época.
Cuando nacimos todos
nosotros, en la piedra bautismal estaba escrito que los enemigos del alma son tres: el demonio, el mundo y la carne :
Los mismos enemigos de
“el alma del régimen”: pues en aquella postguerra quedó prohibido hablar de
dinero, de política y de sexo, que no son más que, en otro lenguaje, el
demonio, el mundo y la carne.
Pero
Hemos dicho sólo:
PROHIBIDO HABLAR, que por lo demás, “política” había y se hacía de sobra, que
lo que caracteriza una dictadura es que,
es política hasta un disfraz de carnaval
(a mi padre, y eso que era Alférez Provisional, le llamaron unos
policías secretos la atención en la Avenida de Requejo – a la altura de la
Marina actual y cerca de la Farola- mientras paseaba en un día radiante de luz
con su Señora-mi madre-, después de misa y
antes de la hora de comer, por llevar a su único hijo de 6 o 7 añitos
disfrazado de Pierrot ¡¡con un antifaz!!).
De dinero tampoco se
hablaba, pero el afán de subsistir obligaba a buscarlo hasta con más de un
empleo, cuando no era saliendo del pueblo, menor de edad, para emplearte en una
casa de sirvienta a tiempo completo.
Y de sexo no se
hablaba, de esto menos que nada, pero el barrio chino de Zamora-la Muralla-era
célebre en toda España, que no en vano en Montelarreina se concentraban todos
los veranos “las milicias universitarias”-futuros Padres de la Patria-, a cada
uno de los cuales la instrucción de la mili, más la instrucción de la
peripatética de turno, le hacía volver a su lugar de origen “hecho todo un hombre” .
Qué satisfacción para
el Patronato de Turismo, de haber existido, y para el gremio de hostelería,
poder contabilizar tanto visitante de uno y otro sexo, que ellas, las del
Barrio, también venían de fuera ya que las de aquí no daban a vasto
Ahora, como van a
perseguir la prostitución deteniendo al cliente debemos recordar que si lo
hubieran hecho entonces hoy día no tendríamos padres de la patria sin
antecedentes penales.
Los citados en el libro
y la pandilla propiamente dicha,
como éramos Hijos, todos, o casi,
de la burguesía y pequeña burguesía, podemos decir que nuestras familias fueron
obedientes y nosotros más aún, claro. Por lo que nos desenvolvíamos en un
ambiente social y familiar, donde estaba claro que los enemigos de la buena
educación eran el demonio, el mundo y la carne y por tanto no se hablaba ni de
sexo, ni de política, ni de dinero.
Todo estaba programado
y tú te limitabas a cubrir cada etapa de la vida de la mejor manera posible:
Había que estudiar una carrera, había que casarse, había que tener hijos y
había que buscar casa (por descontado que se daba por hecho que se tendría
coche y fantaseábamos con el modelo que escogeríamos llegado el momento).
Que no se hablara de
dinero-el demonio- era lógico, “ son problemas del matrimonio y a los niños no hay
que preocuparlos”. Eso unido a que aún siendo años duros se ve que nuestras
familias-las de todos los citados, que son una verdadera pléyade- se podían
defender más o menos.
De política no se
hablaba porque estaba prohibido. Vamos a ver, no es que nosotros temiéramos
hablar, es que no se oía hablar y menos discrepar. Había un mundo y dabas por
hecho que era así porque el mundo era así. Por tanto no cuestionabas nada.
Pero
como estaba prohibido en la dictadura hablar de política, dinero y sexo, y
los enemigos del alma son el demonio, el
mundo y la carne, y ahora estamos en
democracia, vamos a hablar de aquella época repasando esos tres puntos:
EL
DEMONIO- EL DINERO
Era la época del hambre
y aunque los habitantes del limbo de los justos de la pequeña ciudad no la
pasáramos, se veía que dinero no había.
Las ropas se remendaban
y remendaban hasta que el zapatero, o el sastre o la experta de la familia,
certificaban la defunción definitiva de la prenda, por fatiga de los zurzidos.
Únicamente se iba a los
bares o restaurantes con los padres o algún adulto, y en contadas ocasiones.
La paga de los niños y
chicos era sólo lo suficiente como para comprar pipas o Campeche, o polvos de
soda, o bolas de anís, en invierno (con excepción de castañas si ibas con los
padres), y canicas (bolas), cromos y peones, en otras estaciones, más algún
polo en verano.
Era tan escaso el
consumo de esos artículos que las piperas -una figura entrañable del pasado-
las podíamos contar con los dedos de una mano, y en consecuencia las conocíamos
a todas, y las identificábamos con la esquina donde ponían su puesto.
Desde luego: Nadie
vivía por encima de sus posibilidades.
Los trenes tenían tres
clases de vagones: de 1ª, de 2ª y de 3ª.
De lo que deduzco que
había 3 clases sociales; de las que en la “tercera” las mujeres
trabajaban todas, e incluso más que los hombres.
Para cerrar el bucle de
la conexión “demonio-dinero” baste recordar que no hay golpe de estado sin
capital que lo respalde y dignifique, y entonces tampoco fue aquello una excepción.
EL
MUNDO –LA POLITICA:
Las costumbres giraban
en torno a lo que ahora sabemos era el Nacional-Catolicismo:
El periódico
preponderante en nuestro ambiente era el ABC, que tenía muchas “afotos”.
El ABC tenía una
noticia recurrente que por insistencia
me dejó perplejo, a pesar de que por la edad y el ambiente, yo de
política no tenía ni idea.
Y me dejó perplejo
porque se repetía con frecuencia. Se refería a la “fuga de cerebros en China”.
Eran tantos los cerebros que se fugaban y tantos días aparecía la noticia de
esa fuga de cerebros, que tuve la fugaz idea de que China debía ser un país de
superdotados -cosa que se confirma ahora
cuando vemos que tiene más dinero que nadie-
Es más si en aquella época, de la que
hablamos, las chicas de la pequeña ciudad y las de toda España, salían una vez
al año enarbolando huchas con forma de
cabeza: de un negro, de un amarillo y un cobrizo, pidiendo “para salvar a los
negros, los amarillos y los cobrizos”, a lo mejor ahora serán los chinos los
que salgan en breve en Pekín pidiendo limosna para ayudarnos a nosotros a salir de esta crisis, con huchas en que la
cabeza del negro sea “Obama”, la del amarillo “Rajoy” y la del cobrizo “ZP”. Y es que Dios castiga sin piedra ni palo.
Ver hábitos por la
calle y no sólo de curas, era normal, pues había promesas o juramentos que
desembocaban en ese tipo de vestimentas, tanto en hombre como en mujeres. “Si
sana mi pariente me pongo habito de…” debía prometer al santo de turno la
gente, y como luego el padre de José Luis curaba al enfermo, le atribuían el
milagro a Dios, y “hábito al canto” (muchos más de mujeres que de hombres -los
de estos solían ser de Nazareno- camisa morada y cordón amarillo al cuello a
modo de corbata ).
También existían otras
figuras negras; era la gente cumpliendo con el ritual de los lutos: riguroso,
de alivio y de medio luto. Y en los hombres el lazo negro en la manga del
abrigo o la chaqueta, recordando la
maldita muerte de un familiar.
Se descansaba entre
semana, sólo los jueves por la tarde (día de chachas y militares sin
graduación, y de escolares bulliciosos), y al colegio o al instituto se iba con
pasamontañas o verdugo para combatir el frio. (por cierto, pienso ahora, porqué no podía ir con antifaz en carnaval
con 6 añitos y si de verdugo a los 10?). ¡¡¡Ay qué ridículo hace quien dicta
prohibiciones en cuanto el tiempo dobla la esquina ¡!!.
Era también algo
chocante lo del Director Espiritual, una
especie de ángel de la guarda a gusto de la devota de turno. Se trataba de un
confesor que se cogían en exclusiva aquellas damas que veían peligrar su alma o
que simplemente gustaban de adorar al santo por la peana
Los hombres ¡¡y los
niños, para educarnos!! teníamos prohibido o recomendado no entrar en la
cocina. “Los chicos no deben pisar la cocina-decía mi abuela-eso es de niñas”
Los curas llevaban
sotana y tonsura - afeitada la coronilla- y al ver uno por la calle había que
besarle la mano.
Los paseos de dos en
dos de los seminaristas hasta el Alto delo Curas, con sus bandas rojas,
recordaban las filas simpáticas que ahora a veces nos tropezamos en el camino
cuando nos cruzamos con una ristra doble de parvulitos acompañados de la
maestra porque van a ver algo fuera del colegio, solo que entonces eran mozos
como Dios manda o mandaba.
Había gran seguridad y
no había otra obsesión que jugar: de pequeños a todo y a medida que pisábamos la adolescencia a
dejar que las chicas jugaran con nosotros, en el sentido de “está jugando
conmigo”. Eso sí sin malicia, por pura torpeza infantil.
Era tal el orden imperante
que hubo alguna primavera u otoño en que al acabar de hacer los deberes del
día, yo, por ejemplo, si mis padres no estaban en casa, me iba a escondidas,
dejando la puerta simplemente entornada
-los niños no teníamos llaves aún, de puro mocosos- procurando regresar antes
que ellos.
Socialmente había un
método educativo - extramuros de los centros de enseñanza y las familias- que
cumplió un gran servicio en la formación de quienes entonces estábamos “sin
saberlo, socializándonos y aprendiendo”.
Era lo que se llamaba
“VAMOS A ECHARLO A PIES”
Se utilizaba este
sistema para elegir los componente de 2 equipos, para lo cual se procedía así.
Si se iba a jugar, por ejemplo, al
fútbol, como todos sabíamos quiénes eran los dos mejores del grupo (más
o menos), se decía “que Tal y Cual echen a pies”; y entonces Tal y Cual –los 2
mejores- se ponían a cierta distancia y se acercaban, pie a pie, de manera que
al último que le cupiera, en el hueco
que les separaba, un pie justo o medio, empezaba eligiendo.
Naturalmente cogía para
su equipo al mejor de los que quedaban, y de la misma manera hacia luego el que
perdió en esto de los pies, etc. Este sistema no desperdiciaba la EXCELENCIA
porque el que escogía, aunque tuviera
inquina al “excelente”, lo “pedía” para su equipo pues de lo contrario lo
cogería el rival (cada cual se iba con quien le elegía porque no había
ideología a la que servir)
Aquello hacia que a
cada uno de nosotros nos quedara una constancia perfecta de lo que opinaba el
grupo de nuestra capacidad en tal o cual juego, sin más.
La Radio era el medio
de distracción ideal, con AMA ROSA- serial donde los haya- y, a parte de los
espacios que se citan en el libro, el
de un tal Pepe Iglesias el Zorro que entre
sus personajes contaba con el Finado Fernández, y su “Tenía un coche con marcha
a atrás; ¿ y de qué le sirvió todo
eso?...de nada”
Las mujeres y las
chicas usaban faldas-nunca pantalones.
Bueno para hacer
gimnasia, las chicas, que estaban separadas de los chicos en los institutos, se
ponían “pololos” como bien sabíamos al irlas a espiar, más por aventura que por
otra cosa, que los pololos rozaban las rodillas: o bien por arriba o bien por
abajo.
Como fenómeno social
hay que decir que la aparición de la “falda tubo” tuvo su importancia, pues
hablamos de años en que aún no se había esfumado la costumbre de rezar el
rosario en casa en determinadas circunstancias, dicho esto como contraste
costumbrista.
La falda tubo y el
descubrimiento de las corvas-que no las curvas de los coches de Raniero- fue
como el corte de la cinta que inauguraba un nuevo momento sociológico: la
dictadura duró tanto que SUFRIÓ cambios por fuerza .
Los charlatanes hacían
las delicias de todos en las plazas, vendiendo estilográficas Parker valoradas
en 100 pesetas, que se clavaban como dardos en un madero y no necesitaban
renovar la tinta, y que costando 100 las
vendían, ni por 75, ni por 50, ni por
25, ni por 10, ni por 7. ¡¡Por 5
pesetas!! y encima te regalaban una maleta.
Hoy hubiera sido un
apartamento en Torrevieja.
Aquellos charlatanes
fueron el preludio de los políticos de hoy en día.
El icono sexual de la
época, cuando no había ICONOS ni sexo era Brigitte Bardot, a quien conocíamos
de oídas.
Y
vamos con LA CARNE-EL SEXO
En esto estábamos “más
turbados” que en cualquier otra cosa
Era tan furtivo y
escaso, ese mundo, e iba tan unido a un sentimiento de culpa, que se podía
decir que la vida de los adolescentes respondía a los cánones de un cilicio
constante e inconsciente, que nos permitiera purgar nuestros torvos
pensamientos y nuestras torpes acciones (que así se llamaban estas cosas que
bullían a borbotones por nuestras venas ya que
aún no teníamos colesterol) .
¿Cómo se explica si no
el que se llegara a jugar en un campo reglamentario -como el de futbol de
tierra del instituto de la época, EL CLAUDIO MOYANO- partidos interminables de
20 contra 20 con una pelota del gorila?
O en el “acerón”, aún
existente en Príncipe de Asturias en un edificio con dos torrecillas, junto al
Café de las Artes . Llamábamos “el acerón” a la entrada de carruajes y tenía
una forma especial, marcando con un desnivel la curva del coche de caballos que
debería usarlo: Pues bien ahí, con las porterías formando un ángulo de 180º,
qué barbaridad, podíamos estar horas y horas jugando un partido hasta quedar
partidos.
Si a Raniero le dio por
quedarse con la idea de los coches que iban apareciendo por aquellas calles
deliciosamente vacías, otros, la mayoría y a lo mejor también él, preferíamos
otro tipo de carrocerías. (“Mira qué carrocería tiene esa tía”, era frase de la
época).
Por eso se debe
recordar que:
1.-En el mundo de la
carne, el mundo de los mayores era aún
más cerrado a nuestras vidas -incluso tenían una frase en clave: “ojo
que hay ropa tendida”, con la que se alertaban unos a otros SOBRE si había
algún mocoso cerca de la conversación inoportuna.
Sólo recuerdo una
excepción. Un Mayor muy campechano- que se cita en el libro (¿y a quien no se
cita?) Marciano
Y que era el dueño de
una fábrica de esas que si querías te recubrían los objetos con plata
(galvanoplastia).
Solía dirigirse a
nosotros-la pandilla- porque conocía a nuestros padres, y un día frente a dónde
hoy esta Zara (me acuerdo de la impresión que me produjo la anécdota) nos dijo
a nosotros -mocosos aún y sin venir a cuento:
“Yo me podría acostar
con cualquier tía de Zamora, pero con la mujer que tengo, para qué”. Sublime.
¿Sería verdad su dicho,
habría una promiscuidad oculta entre los mayores?
2.-Dice Vallvé, en el
libro, que el Insti- el fabuloso Claudio Moyano, entonces el único Instituto de
la provincia, era “laico”. Bueno un pequeño lapsus que tal vez produjo al
compararlo con el otro centro rival, el Corazón de María, pero en el Instituto
(a pesar de que la Señora Felisa, bedel que vivía en él, que maravilla de
mujer, decía: “si quieres tener un hijo bruto ¡mételo en el instituto!”), a
pesar de eso, una vez por curso se suspendían las clases una semana (la
anterior a Semana Santa) y nos daban unos ejercicios espirituales tenebrosos y
morbosos a más no poder, donde nos quedaba claro que cada vez que pecábamos
contra el sexto mandamiento “crucificábamos a Cristo de nuevo”. (infiernos
aparte).
Una salvajada doble
porque por un lado no queríamos hacer daño a nadie, pero por otro no lo
podíamos evitar. Vamos, para que se entienda, es como si el Obispo les dice a
ustedes que cada vez que votan al PP
crucifican al Hijo de Dios
En consecuencia cuando
nos dábamos al placer solitario porque no quedaba otro remedio nos limitábamos
a degustar: “orgasmo con reducción de remordimiento”.
Esa sensación de culpa
en Zamora era gigantesca- y no porque los hijos que no tuvimos quedaran en las
cloacas- sino porque gracias a nuestra Semana Santa sabíamos que crucificar a
Cristo era una judiada de padre y muy señor mío, y no queríamos eso por nada del
mundo.
Con los ejercicios
espirituales venían curas muy preparados -preparados para comerte el seso (eso
de la cabeza)-, tan preparados que fueron cambiando el rollo de la crucifixión
indirecta de Cristo por el que estaba científicamente probado que el pecado
solitario eran malo para la salud.
Eran curas cuneros que
luego eran los que, junto con los de aquí, te confesaban para la misa de
campaña. Pues bien, me consta, por anécdota que no puedo contar por falta de
tiempo, que al menos el 10% de los curas eran de los que “veían la paja en el
ojo ajeno y no la viga en el propio”.
Esos ejercicios
espirituales cerraban una cuaresma - con su abstinencia y todo- donde debíamos
tener un espíritu masoquista (hijo del pecado sin duda) -porque- y este juego
lo olvida mi amigo Raniero- usábamos los recreos de la temporada de invierno,
en hacer con las bufandas trenzas que a modo de zurriagos nos permitían
sacudirnos sin piedad en una guerra de dos bandas: los cursos de los mayores
contra los menores (así, a lo bestia, sin equilibrar fuerzas)
3.- Se creía que no
existían las relaciones clandestinas pues, pensábamos, si un chico besaba a una
chica se pondrían tan colorados cada vez que se vieran que se lo notaríamos.
Qué bendito fue el día
en que no se sabe cómo, descubrimos que todos también pecábamos contra el sexto
mandamiento. Qué alivio.
4.- Las chicas no
estaban en nuestro mundo. Y de eso, como no había ESO, ni idea: pensábamos.
Eran otro mundo, otro limbo, tal vez, pero no se, más limbo que ninguno.
Pero también aprendimos,
en aquella época, que en cuestión de sexo no se podía poner la mano en el fuego
por nadie, y lo descubrimos cuando uno de la
panda, aparentemente ajeno a estos devaneos, fue descubierto (dicen)
metiéndose mano con una mayor que él y
ajena a nuestro mundo.
A las chicas, a medida
que iban apareciendo en nuestras vidas, las cortejábamos en Semana Santa cuando
a cara descubierta y vestiditas con ropas negras de sus madres, les
susurrábamos desde las pequeñas aceras de las pequeñas calles de la pequeña
ciudad :
“Estás de negro que dan ganas de matar a tu
padre”
5.- Hay que mencionar la dislocante presencia de
quienes Raniero, con extrema delicadeza, llama “chicas que ayudan en casa”, y
que eran denominadas chachas o
sirvientas o criadas, y dormían en la casa de los Señoritos, si eran fijas.
Ese convivir, en
ocasiones siendo chicas de tu casi edad y por tanto con la misma problemática,
hacia extremadamente curiosa la convivencia sin que milagrosamente pasara nada.
Así
que en definitiva se puede decir que los novios llegaban vírgenes- al menos
ellas- al matrimonio.
Pero hablar de la noche
de bodas es abandonar la infancia, así que acabo.
Y
ACABO CON UNA última pincelada de aquella Zamora.
Y la doy con una anécdota que resume
bien todo.
Habíamos coincidido en
Auto-Res, Raniero y yo, viniendo de Madrid (luego.. ya era la época final del libro). No se si venía
alguien más de la pandilla.
En esto el autobús
superó el Alto de los Curas y empezó a entrar en la ciudad y uno de los dos, no
recuerdo el orden, empezó a decir, siguiéndole el otro alternativamente,:
“Otra vez en Zamora”, “
Otra vez las mismas casas”, “los mismo árboles”, “los mismos perros”, “las mismas farolas”,” la misma avenida”, “las
mimas tres cruces”, “las mismas caras”, “los mismos amigos”, “las mismas
novias”, “los mismos padres”, “lo mismo
siempre”, “lo mismo siempre”.
Y reímos felices.
Éramos felices. Fuimos felices, Que suerte tuvimos: habíamos vivido en el limbo de los justos de la pequeña ciudad.
Pacomolina-28 de
Octubre del 2011.
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HOMENAJE A
“JOSE MARÍA FRANCIA
VIÑA”
“CHEMARI Y LA TORTUGA DE GAUSS”
Disculpad que para completar el retrato
robot de José María utilice la fábula de “Chemari y la Tortuga de Gauss”.
(Los amigos de la casi-infancia le llamábamos “Chemari”)
Su adolescencia, que coincidió
con la mía, se produjo en un época en la cual no había otro despeñadero
sexual que los escotes-recatados-de Sara Montiel en el cine. Y el círculo
se cerraba con Ejercicios Espirituales Obligatorios, de una semana de duración
por curso-durante 7cursos, en el Instituto Público de Zamora “Claudio Moyano”
A
partir de ahí, pues, podría hablar de por qué le gustaban tanto los devaneos.
Pero eso no nos llevaría a ninguna parte, porque respecto a esa cuestión
todos-y todas-somos iguales.
Comentemos por tanto, mejor, el
hecho diferenciador.
Para ello permitidme que antes os
recuerde aquello de la Curva de Gauss.
Esta curva es la que sale en los estudios
estadísticos cuando las cosas son normales.
Por ejemplo, si nos pesaran a
los que aquí estamos, saldría un “peso medio”, en torno al cual
estaríamos la mayoría de nosotros. Pero además, habría unas pocas personas-muy
pocas-que se alejarían de la media, por tener mucho peso. Y por lo mismo habría
unos cuantos, también pocos, que
tendrían menos peso del habitual. Siendo todo lo dicho lo normal: el que
haya de todo y distribuido como se indicó
Luego, si dibujamos esos
resultados, sale una curva cuyo perfil es similar al corte longitudinal del
caparazón de una tortuga gigante. (ver la gráfica).
Pues bien, si hiciéramos el
estudio estadístico de la capacidad intelectual, social y revolucionaria,
(en una sola pieza) de cómo era la gente en la España de su tiempo- la vida
de José Mari-obtendríamos, claro está, una curva de Gauss.
Y en ella, como en todas,
habría: mucha gente en torno al valor medio, luego, muy poca en un extremo, y
otra, también de escasa cuantía, que destacaría en inteligencia,
compromiso y capacidad de lucha.
Pero ocurre que la curva de Gauss tiene-como
dijimos-forma de tortuga ¡y lo es!. Y esa es la razón por la que el Poder
permite la democracia: al votar todos-lógicamente- la tortuga, claro
está, va, por decisión propia, “a paso de tortuga”, y encima, por culpa del Pensamiento Único
¡con el freno echado!. O sea, para los poderosos ¡el descubrimiento del
siglo!: ¿Hay algo menos revolucionario que la velocidad de una tortuga?
Difícilmente.
Y aquí entroncamos con la
personalidad o el arquetipo de nuestro común amigo-y admirado-José Mari.
¡En la curva de Gauss de las
aptitudes rebeldes contra el sistema, él estaba en la cabeza de la tortuga!
Y por eso le admirábamos, porque sin saberlo percibíamos que su situación en
esa curva estaba enclavada en la zona-poco habitada-de quienes tienen un
carácter excepcional.
Y por eso mudaba con
frecuencia de grupo, de ahí su inquietud. Porque tirar de una tortuga
-razonando- es agotador: El caparazón pesa un millón de toneladas
conservadoras. Nadie -ni los cabecillas- hacen nada que pueda romper la
armonía intelectual, por miedo a salirse de los tres mandamientos del
orden establecido, a saber: “que la realidad es la realidad, que las cosas son como son, y que siempre hubo y habrá, ricos y pobres”.
Exactamente todo lo que él no
podía soportar: Pues consideraba que la realidad hay que cambiarla, que las
cosas no son lo que parecen, y que nunca debe haber ricos y pobres.
José María ha pasado por
diversas tortugas de carácter social o político. De todas se salió porque se
vio en la cabeza de la tortuga (No confundir con ser jefe. No es lo mismo.
Incluso es, más bien, incompatible) y comprobó lo durísimo que es conseguir que
la tortuga acelere su paso y revolucione
el Orden Social Imperante. Por eso, impaciente, se fue de tantas.
Y ahí tenemos una de sus
facetas, pues era, sino el Divino Impaciente, si el Impaciente Divino, en el
sentido de cordial, ameno y tierno.
De este paso por tantas
tortugas, Chemari llegó a ser una mezcla
de cristiano de base, socialista de altura, comunista libertario y médico de
la vida, o sea un Ecologista en Acción.
Que
últimamente, al ser esta tortuga más etérea, la debió de ver con marcha más
rumbosa y en ella se quedó. Y puede que también, tal vez, porque esta tortuga
le permitía ser, sin mayor quebranto, todo lo que era.
Aunque sospecho que le atrajo,
de Ecologistas en Acción, también el apellido de “en ACCIÓN”. Porque él siempre
entendió que era la acción-de palabra u obra-lo imprescindible para el
vuelco social-dudo que el quisiera sólo un cambio-. Es más, sospecho
tanto del atractivo de la palabra “acción”
para él, que puede que en su día tuviera contactos con acción
católica, cuando sólo era alguien en formación, aquella época de la
sobredosis de liturgia que os comenté.
José María quería acción,
revolución, cambios, impaciencia, lucha. Y por eso las tortugas de lo políticamente
prudente le parecían tortugas perezosas
Él fue como el protagonista de
las películas de aventuras, alguien que no paraba, el movimiento continuo, y
siempre caminando hacía la misma estrella: la de que nunca haya ricos y
pobres.
No
pegaba bien por tanto en un mundo de tortugas.
((Que nadie se moleste por lo dicho,
que yo soy de tres tortugas, e incluso de una de ellas el Coordinador))
Y para acabar, y por citar un
defecto, que no conviene deificar a nadie, contaros que se compró
una guitarra, en plena adolescencia, y aunque en la tortuga de quienes
tocan ese instrumento el estaba más bien por la zona del rabo, nos torturaba,
a los amigos, con el “ne me quitte pas” o el “Bésame, bésame mucho”,
mientras utilizaba de pentagrama un par de ojos bonitos que hubiera por
allí. Porque era, también, un seductor
¡Casi
ná!.
Salamanca-17 de Diciembre del 2005 Pacomolina
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