viernes, 4 de septiembre de 2020

DELIRIOS DE GRANDEZA Y OTROS DELIRIOS.

 


DELIRIOS  DE GRANDEZA  Y  OTROS  DELIRIOS.

La ultra derecha española es muy peculiar. Tal vez porque, salvo en el frente del Este (la División Azul) de la 2ª Guerra Mundial,  no ha perdido ninguna guerra (el imperio donde antes no se ponía el sol y ahora no se pone el paro, para ellos es como si lo hubiéramos perdido todos y no ellos, ya que no había rojos).

Pues bien, dentro de esa peculiaridad vemos que:

Aman a su patria, España, pero porque es una gran nación (lo dicen ellos), con un pasado brillante y llena de gente importante, en la pintura, la literatura, los descubrimientos, las efemérides, las guerras (la única que venció al comunismo).

 Parece pues ser que bastaría con que hubieran nacido en otro país de un pasado menos glorioso, para que no sintieran el menor apego por los suyos (aunque que compartieran problemas, lengua, juegos, espacios, sentimientos, relaciones, etc).

Dicho de otra manera, el suyo, su amor por la patria, es un amor interesado, basado en el interés, el interés de poder presumir de un glorioso pasado.  Es decir si hubieran nacido en, por ejemplo Etiopia, les daría todo igual porque allí ni hubo Reyes Católicos, ni descubrieron América, ni escribieron el Quijote.

Usan la bandera actual como arma arrojadiza, porque la historia de la bandera de España no es como la de los demás países que más menos llevan siglos con la misma, y es que la bandera de España actual sufrió una interrupción en su uso por decisión democrática adoptada con el advenimiento democrático de la 2ª Republica (1931). República que fue destruida a sangre y fuego por un Golpe de Estado seguido de Guerra Civil, tras la cual, los vencedores repusieron la anterior a modo de jarabe de mástil.

Es decir cuando la exhiben, no están diciendo Viva España, están gritando un Jódete, a los que perdieron aquella guerra.

Su conservadurismo (un imposible pues si algo enseña la historia es que todo cambia) es a mayores, retrógrado, en el sentido de que quieren que todo vaya marcha atrás. Como chiquillos que juegan a Hazañas Bélicas, quieren que vuelvan los moros para volverlos a echar, que con una espada y una cruz se recupere el imperio, ser el mejor vasallo de su actual gran señor, los Estados Unidos de Norteamérica, todo, ínfulas y aires de grandeza.

Cuando gritan Viva el Rey, incluso en el Parlamento, fíjense bien porque se nota, se están creyendo los caballeros de la Tabla Redonda.

Todo esto no es cosa folclórica, ni mucho menos (al margen de que alguno se crea su papel), forma parte de un plan consistente en hacer aflorar emociones en un número suficiente de españoles de clase media para que dejen de usar la cabeza y se dejen arrastrar por la ensoñación de las viejas glorias y el imposible retorno a la infancia, aquella en que estabas protegido y acogido por mamá y papá que te garantizaban los cuidados y una vida confortable.

Y que así cuando la gente coja la papeleta del voto, no piense  en lo lógico y se deje arrastrar por sus emociones. Porque esta derecha ultra, como todas hicieron históricamente, detrás del biombo de la bandera, dios, la patria y el rey, esconden que lo que pretende es servir a los poderosos, o bien por serlo alguno de ellos, o bien para que les paguen los servicios prestados.

Por eso ante la sencilla disyuntiva de qué es mejor para una sociedad (la española) repartir el dinero de abajo a arriba como se hace ahora, o de arriba abajo que es como si amas a tus compatriotas se debe hacer; pues ante esa sencilla duda, ocurre que  gentes de clase media, arrastrados por su ideología sentimental, prefieren jugar a que nada cambie creyendo que se puede ir marcha atrás a base de prohibiciones para salvar la Patria.

Paco Molina. Zamora. 5 de Septiembre del 2020.  

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