EL
ESTADO MÍNIMO.
Por
fin el eje del debate político está en si se suben o bajan los impuestos,
en si se reparte la riqueza de arriba abajo (postura que define a los
inteligentes y solidarios: hoy por ti mañana por mí) o de abajo a arriba (cosa
que defienden los muy torpes, pues ese egoísmo del “yo yo yo”, cada cierto tiempo, genera revueltas sociales).
Entonces como la
cuestión es que para repartir la riqueza de arriba a abajo hay que subir los
impuestos a quienes más ingresan y tienen, lógicamente la batalla política se
centra en saber con quienes está cada cual.
La milonga de las derechas
es que si se bajan los impuestos se reactiva la actividad económica, y que en
consecuencia se genera empleo, y entonces ya todo el mundo es feliz.
Es la misma teoría, sin
pies ni cabeza, según la cual cuanto menos pague el patrón a sus trabajadores
más contratará.
Como si no fuera la “ley
de dios” del empresario contratar solo a los necesarios para multiplicar su
dinero. De manera que si sólo necesita 20 contratará únicamente a 20. Siendo otra
cuestión que prefiera pagarles menos para aumentar su margen de beneficio.
A lo que hay que
añadir que con unas clases populares y medias sin apenas ingresos, no podrían nunca
ser los clientes de esos patrones ansiosos por llevarse el último euro de cada
jornada. Y si una empresa o un autónomo no vende… adiós el negocio.
Sin embargo, si el
Estado (a través de sus diversas administraciones) recauda más, vía impuestos,
y pone el dinero en obras,
servicios y en atender a quienes menos
tienen para ayudarles a salir del agujero,
esos miles de millones, puestos en la
base de la pirámide social, generarán gasto y consumo, que es exactamente lo
que quiere el empresario inteligente porque sabe que de eso vive, del consumo.
(No se puede ser fan del capitalismo y no querer consumo).
Demostrado pues que
los impuestos son los que generan actividad económica y ventas, y por lo tanto puestos
de trabajo, vamos a atacar ahora la otra vertiente en la que sustentan las derechas
su no a los impuestos.
Dicen que hay impuestos
porque hay mucho derroche en las instituciones del Estado y que sobran
políticos.
¿Significa eso que la
ideología capitalista (la derecha) es partidaria de suprimir el Estado, lo
mismo que la anarquista y la comunista?
En absoluto. Sin Estado
el capital no podría ser protegido del pueblo al que explota. Por eso la
globalización nunca planteó acabar con los estados, y si proteger al capitalista
con estructuras aun más poderosas, como las supraestatales tipo Unión Europea.
Si las derechas, y los
capitalistas cerriles, tuvieran una varita mágica implantarían un “estado mínimo”
pero fuerte que:
Sería un territorio
con una puerta donde en la entrada pondría ESPAÑA. Término más bonito que el de
“campo de concentración”.
Y para mantener ese Estado les bastaría con que
se pagaran unos impuestos mínimos que garantizaran:
1. La Seguridad
Interior, para que dentro no haya desórdenes, ni sociales, ni laborales, ni
morales. Estado represor.
2.- La Seguridad
Exterior para que de fuera no venga nadie a robar la riqueza de nuestros ricos,
y por si tuviéramos que hacer una guerra para saquear las riquezas de otros territorios en favor de nuestros capitalistas. Ejércitos
pues al servicio del capital.
y 3.- Que haya unas
leyes represivas, tipo Edad Media (que harían ellos pues tendrían mayoría en el
Poder Legislativo) y una Justicia que las sancione. Quema de brujas y discrepantes.
Paco
Molina. Zamora4 de Diciembre del 2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario