jueves, 8 de febrero de 2024

INMOBILIARIA DIOCESANA.

 

INMOBILIARIA    DIOCESANA.

La almendra urbana (o zona de la ciudad) que en  Zamora va de la plaza Viriato a la Catedral está perfectamente dotada de servicios, con un colegio dentro, un instituto al lado y una zona de esparcimiento junto al rio, suerte a la que  encima pueden unir el  que están a dos pasos de la Plaza Mayor.

Sin embargo dicho barrio está vacío, lo que hace que no tenga apenas vida y por lo tanto comercio, hostelería y bullicio.

Dicho problema solo tendrá solución cuando en los solares semiabandonados, cuando no abandonados del todo, edifiquen. Y cuando la Iglesia se decida a vender o dar uso pagano a los edificios que por allí tiene vacios.

Si bien en este aspecto debemos celebrar la política emprendedora (de negocios) que ha iniciado la diócesis, como ya se ha visto en la cesión y alquiler de terrenos por la parte de atrás del Seminario para que el Ayuntamiento haga aparcamientos a cambio de una cantidad que no está mal.

Dentro de esta línea de acción (de ahí lo de inmobiliaria) hemos leído estos días que han conseguido vender, por algo más de medio millón de euros, el edificio que fue convento de las Concepcionistas, a 3 ramas de una misma familia para que hagan allí viviendas, lo cual es  magnífico para nuestro afán: que el casco artístico y viejo pase a ser solo artístico.

Aunque antes de continuar con nuestra tesis (la de que hay que hacer viviendas para que la gente viva allí) conviene recordar 2 detalles  sobre el edificio citado y vendido, un tanto extraños para entidad tan desprendida.

Uno de los asuntos fue el desahucio al que se sometió  a la “demandadera”, que estuvo trabajando durante 37 años para las monjitas antes de que estas vendieran el edificio al  obispado, y “a la que pagaban en especie” dejándole vivir a ella y su marido en el edificio contiguo (Rúa de los Notarios 30). Todo esto cuando normalmente al comprar un edificio con algún inquilino dentro el comprador debe recompensarle para que se vaya, cosa que no se hizo.  Por cierto, dado que el convento estaba en el número 32 ¿se sabe si la reventa del mismo incluyó el número 30?.

Y el otro detalle es el siguiente (aunque apenas fue noticia en esta ciudad tan callada). El numero 30 de la Rúa de los Notarios hace esquina con la calle de San Isidoro, que lleva a la Ermita del mismo santo (la que está por donde la Puerta de la Traición).

Pues bien, colindante con la Rúa de los Notarios, y a la entrada del callejón de San Isidoro, había una especie de pórtico (2 columnas y un arco de media punta) que fue desmontado e instalado en la parte de atrás del convento ya citado entorno a una imponente puerta. De hecho aún se puede ver desde la plaza de la ermita.

Pero sigamos con la operación: “rellenar el casco artístico”.

Como  indicábamos, la Iglesia debe seguir la senda de hacer caja. Para ello debe llegar a acuerdos con el ayuntamiento para  adecuar, en todos los conventos y residencias que van desde el templo de San Ildefonso hasta el callejón del Troncoso pisos turísticos, viviendas sociales, etc. Lo que sea, para que se llenen de gente pues hoy están tristemente vacios y sin uso. Eso sí, respetando las fachadas y su aspecto externo.

Esta acción además permitiría abrir el mirador sobre el Duero por la parte trasera de estos edificios.

Y respectos a los solares vacios de otros propietarios, pues “palo y zanahoria”. Como “zanahoria”, recordemos que en Madrid, para incentivar la   construcción desde  la plaza de Cibeles hasta casi la Estación de Chamartín, dejaron exentos de IBI durante 25 años a los nuevos propietarios. Y como “palo”, se puede sobrecargar el IBI de los solares vacios como se pretende hacer con las viviendas vacías.

  Paco Molina. Zamora. 5 de Febrero del 2024

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