miércoles, 11 de abril de 2012

La izquierda y el sexo



LA

IZQUIERDA TÍMIDA

“Insaciables, les ofreces sexo,

y dicen que quieren algo más”



No se va a criticar a quienes a lo largo de la Historia han luchado por cambiar las

cosas a favor de quienes han sido despojados de las condiciones que hacían

que esta


vida fuera un paraíso

obligándoles a vivir en un valle de lagrimas.


No hay nada que reprochar a quienes han peleado por otro tipo de sociedad. Sí se

trata, por el contrario, de invitar a quienes actualmente ejercen como rebeldes contra el

sistema o a quienes confían en que algún día surja una revolución, para que mediten si

lo que contiene este libro puede ser útil a sus intenciones.

Porque lo cierto es que los grandes pensadores e inspiradores de los saltos

revolucionarios tenían claro, y escribían claro, que una sociedad radicalmente distinta

sería tal que no se parecería a la actual ni por asomo, ni por el forro, ni siquiera dándole

la vuelta. Sin embargo, sus lugartenientes, en el campo de la sexualidad, casi siempre

estuvieron

hechizados por el orden establecido, y no sólo no quisieron romperlo, sino


que aunaron esfuerzos para que en lo que llamaban el ámbito de lo privado todo siguiera

igual (como sí eso no influyera en la felicidad).

Por tanto, es bueno que se entienda que hay

una razón material o materialista


(no sólo ética) para asimilar que todas las personas son iguales: El

teorema de la


igualdad

se basa en que todos tenemos los mismos instintos básicos: Todo humano


quiere sobrevivir y disfrutar del sexo, por eso todos ¡y todas! somos iguales

.


Este sencillo mandamiento obliga a no permitir que ninguna persona pueda tener

ventajas sobre otras para lograr estos fines, de manera tal que si así es, eso ha de

considerarse una injusticia.

Consecuencia de lo anterior la praxis debe actuar en el sentido de poner a toda la

Humanidad a trabajar para resolver esas dos cuestiones básicas. Lo cual es tan sencillo

y factible que supondría automáticamente disminuir el trabajo obligatorio diario y

aumentar la gratificación voluntaria sexual.

Es también trascendente que lo que se llama

vida privada, y que por tanto se deja


en manos de cada uno, salga como salga, se comprenda y entienda que es algo común

a todos y por tanto un problema

público, que como tal debe ser tratado.



Trabajar también para que la Humanidad tenga un sólo idioma, puesto que más



de uno será muy pintoresco y poético, pero resulta un atraso (prueba de ello es que

para la creación de nuevos lenguajes-señales de barcos, numeración, idiomas de

sordomudos-se busca uno único y común).

No caer en la pérdida de tiempo, lamentable y aberrante, de defender patriotismos,

nacionalismos y localismos que sólo llevan a disputas entre iguales, que alejan de la

solución de los problemas fundamentales y enfrenta a quienes tienen problemas comunes

y sin resolver (“

quiero vivir, quiero gozar”).


Defender la pareja abierta

como salida a la situación actual, proponiendo que se


retire de las bodas el juramento de fidelidad, obligando a que los recién nacidos lleven

como primer apellido el de la madre, invitando a que el protocolo en el hogar pase

porque los sitios principales, asientos,

presidencias, etc. sean ostentados por la madre.


Desarrollando campañas contra los celos, al tiempo que se facilitan las relaciones

amorosas a una, tres y veintitrés bandas.

No caer en la trampa de los poderosos y sus acólitos, que quieren hacer creer que

los humanos son diferentes unos de otros y también diferentes los hombres de las

mujeres, como si ambos géneros tuvieran distinta

manera de ser. Nada más lejos de la


verdad.

(((Aunque no cabe duda que tras miles de años de estar sojuzgadas ellas, y ellos

envalentonados por el poder que da la estructura machista dominante, las formas típicas

de reaccionar cada género pueden haber presentado características diferentes. Algo así

como si dos tomates hubieran sido colocados uno dentro y otro fuera de la nevera, que

siendo iguales parecen distintos. Sin embargo la esencia es la misma; y en el caso de

hombres y mujeres esa es (no hay vuelta de hoja) satisfacer los instintos primordiales

que como animales tenemos))).

Sí Fulano tiene diferentes gustos musicales que Mengano, eso es una anécdota

sin ningún sentido para el asunto político (es decir para el asunto de atajar

favorablemente los problemas de todos). La esencia de cada persona es que tiene

todo


en común con la de al lado

, y por eso es sociable, y por eso se unen o deben unirse


ambas para ayudarse a sobrevivir, para ayudarse a disfrutar del instinto de placer.

Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina

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