LA MALENTENDIDA TEORIA DEL SACRIFICIO
Desde que empezó la crisis todos
los Gobiernos, apelan, sabia y ladinamente, al sacrificio del pueblo para superarla.
Y no es mala idea, par diez, que si algo le
han enseñado a las gentes las diferentes culturas, es que si se quiere algo
bueno, antes y previamente” hay que sacrificarse para conseguirlo”.
Y así, en el imaginario colectivo
consta que si Fulanito es notario es porque estuvo años “sin salir de casa”
preparando las oposiciones, o si Benganita es Inspectora de Hacienda, tres
cuartos de lo mismo. Por no entrar en que el más lelo sabe que es preferible
dejarse amputar una pierna antes que morir.
Para el poder es tan importante
la tesis del sacrificio (como cosa buena aunque es mala) que en la biblia se
hace un exaltación contundente de lo dicho.
Conviene antes de seguir que
reparemos en algo importante de la Biblia. Tanto si existe Dios, en cuyo caso la
habría inspirado Él, como si no, en cuyo caso todo lo que encierra son las
mismas enseñanzas interesadas de los poderosos.
Sobre esto el mensaje del sacrificio de Isaac por
su padre Abraham es paradigmático.
Resulta que a Abraham, va Dios y
le exige un sacrificio al cual debe acudir con su hijo Isaac . Y para
ahí se van, buscando el túmulo adecuado Padre e Hijo, cargando este último con
la leña que usarán para quemar a la res designada.
Entonces, cuando Abraham cree
encontrar un buen sitio le pregunta a Dios que “dónde está el animal que hay
que sacrificar”, respondiéndole Aquel que a quien tiene que sacrificar es a su
propio Hijo.
Y para sorpresa de todos no sólo
Abraham decide sacrificar a su hijo, sino que éste acepta ser sacrificado como
un cerdo, sin rechistar (no consta su reacción en contra al saber la noticia).
Obedientes a Dios (o sea, al que
más manda y “sabe lo que hay que hacer” ) Abraham dispone todo y su hijo se
dispone a todo. Y, cuenta el libro
sabio, que cuando el Padre va a dar el Golpe de Gracia a su propio Hijo,
aparece un Ángel que sujetando su mano le espeta : “Detente Abraham, sólo era
para probarte. Se trataba sólo de saber si eras TEMEROSO DE DIOS”.
Si todo esto que ha calado en las
almas como la necesidad de obedecer a los que mandan aunque manden el
sacrificio, no ya nuestro, si no de
nuestros hijos, se analiza despacio, se ve que estamos ante una aberración de
las que sirven de soporte a nuestra civilización (la que distribuye las
sociedades entre los que obedecen y trabajan, y los que son, o al menos viven,
como dioses).
Veamos: ¿Qué beneficio aportaba a
Abraham el sacrificio de su hijo? Sólo que Dios comprobara que era tan
obediente que ya prefería el amor por el poderoso antes que el amor por propio su
hijo. ¿Qué quería el Poderoso? Comprobar su poder, comprobar si el Padre del
Pueblo era “temeroso de él “ y por tanto obediente a su “mandato” para seguir
Él siendo Dios. ¿Qué debe hacer el hijo, el pueblo, según el libro sagrado?
Pues cuando tras cargar con la leña que servirá para inmolarlo, se entera de
que lo van a matar, en vez de sacudir un soplamocos
a su Padre, pirado del todo, y romper su
cadena afectiva con él y con Dios, debe aceptar su propio sacrificio para
quedar bien con el Amo (Dios) y con su padre (el otro amo).
Algo así es lo que quiere
perpetuar el Poder (hoy económico), y entonces vemos que Dios (los mercados)
piden a nuestro Padre (el Gobierno de España) que sacrifique a su hijo (el
pueblo español) y antes ZP y ahora Rajoy, cargan a éste con la leña del paro y
la ruina, y lo conducen al sacrificio con el engaño de que lo van a sacrificar por “su bien”.
Ante esto, que es algo
descabellado y sin sentido, ¿vamos a ir obedientes a la pira del sacrificio
para que Papá (el Gobierno) quede bien con Dios (los ricos) que le premiaran, a
él no a nosotros, por ser temeroso del Poder?.
Y es que no es lo mismo sacrificarse uno por su propia voluntad que el
que le sacrifiquen a uno para beneficio del que ordena el sacrificio
Paco Molina
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