miércoles, 5 de junio de 2013

LA MALENTENDIDA TEORIA DEL SACRIFICIO



LA MALENTENDIDA TEORIA DEL SACRIFICIO


Desde que empezó la crisis todos los Gobiernos, apelan, sabia y ladinamente, al sacrificio del pueblo  para superarla.


 Y no es mala idea, par diez, que si algo le han enseñado a las gentes las diferentes culturas, es que si se quiere algo bueno, antes y previamente” hay que sacrificarse para conseguirlo”.


Y así, en el imaginario colectivo consta que si Fulanito es notario es porque estuvo años “sin salir de casa” preparando las oposiciones, o si Benganita es Inspectora de Hacienda, tres cuartos de lo mismo. Por no entrar en que el más lelo sabe que es preferible dejarse amputar una pierna antes que morir.


Para el poder es tan importante la tesis del sacrificio (como cosa buena aunque es mala) que en la biblia se hace un exaltación contundente de lo dicho.


Conviene antes de seguir que reparemos en algo importante de la Biblia. Tanto si existe Dios, en cuyo caso la habría inspirado Él, como si no, en cuyo caso todo lo que encierra son las mismas enseñanzas interesadas de los poderosos.


Sobre esto  el mensaje del sacrificio de Isaac por su  padre Abraham es paradigmático.


Resulta que a Abraham, va  Dios y  le exige un sacrificio al cual debe acudir con su hijo Isaac . Y para ahí se van, buscando el túmulo adecuado Padre e Hijo, cargando este último con la leña que usarán para quemar a la res designada.


Entonces, cuando Abraham cree encontrar un buen sitio le pregunta a Dios que “dónde está el animal que hay que sacrificar”, respondiéndole Aquel que a quien tiene que sacrificar es a su propio Hijo.


Y para sorpresa de todos no sólo Abraham decide sacrificar a su hijo, sino que éste acepta ser sacrificado como un cerdo, sin rechistar (no consta su reacción en contra al saber la noticia).


Obedientes a Dios (o sea, al que más manda y “sabe lo que hay que hacer” ) Abraham dispone todo y su hijo se dispone a todo. Y, cuenta  el libro sabio, que cuando el Padre va a dar el Golpe de Gracia a su propio Hijo, aparece un Ángel que sujetando su mano le espeta : “Detente Abraham, sólo era para probarte. Se trataba sólo de saber si eras TEMEROSO DE DIOS”.


Si todo esto que ha calado en las almas como la necesidad de obedecer a los que mandan aunque manden el sacrificio, no ya nuestro, si no  de nuestros hijos, se analiza despacio, se ve que estamos ante una aberración de las que sirven de soporte a nuestra civilización (la que distribuye las sociedades entre los que obedecen y trabajan, y los que son, o al menos viven, como dioses).


Veamos: ¿Qué beneficio aportaba a Abraham el sacrificio de su hijo? Sólo que Dios comprobara que era tan obediente que ya prefería el amor por el poderoso antes que el amor por propio su hijo. ¿Qué quería el Poderoso? Comprobar su poder, comprobar si el Padre del Pueblo era “temeroso de él “ y por tanto obediente a su “mandato” para seguir Él siendo Dios. ¿Qué debe hacer el hijo, el pueblo, según el libro sagrado? Pues cuando tras cargar con la leña que servirá para inmolarlo, se entera de que lo van a matar, en vez de sacudir un soplamocos  a su Padre, pirado del todo, y romper su cadena afectiva con él y con Dios, debe aceptar su propio sacrificio para quedar bien con el Amo (Dios) y con su padre (el otro amo).


Algo así es lo que quiere perpetuar el Poder (hoy económico), y entonces vemos que Dios (los mercados) piden a nuestro Padre (el Gobierno de España) que sacrifique a su hijo (el pueblo español) y antes ZP y ahora Rajoy, cargan a éste con la leña del paro y la ruina, y lo conducen al sacrificio con el engaño de que  lo van a sacrificar por “su bien”.


Ante esto, que es algo descabellado y sin sentido, ¿vamos a ir obedientes a la pira del sacrificio para que Papá (el Gobierno) quede bien con Dios (los ricos) que le premiaran, a él no a nosotros, por ser temeroso del  Poder?.


Y es que no es lo mismo sacrificarse uno por su propia voluntad que el que le sacrifiquen a uno para beneficio del que ordena el sacrificio


Paco Molina 

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