PILAR
MERINO: SUS LECCIONES DESPUES DE VIVA
La zamorana Pilar
Merino Barbero ha muerto a los 101 años. Era conocida por sí misma, pero
también en el sentir popular como “la de
la joyería Higinio Merino, que estaba en Santa Clara, donde el pasaje Olmedo” o “la mujer de
Amable, el comunista”.
Pilar nació pues en
1924. Cuando tenía 7 años llegó a España la República. O sea la democracia. Y
además llegó democráticamente. Era 1931 y se celebraron unas elecciones
municipales. Ganaron las candidaturas de los partidos “republicanos”. Y el
resultado hizo que el Rey Alfonso XIII, que lo era de España, decidiera
voluntariamente abandonar el país.
Ese 14 de Abril,
Pilar, muy niña aún, saltaría contenta al ver contentos a los suyos, sobre todo
a su joven padre Higinio Merino.
Con una Constitución
ejemplar la República camina “pisando las alamedas” de una sociedad
democrática. Tan democrática que en 1934 las derechas ganan en las elecciones
celebradas ese año. Dos años después
vuelve a haber comicios, y esta vez ganan las izquierdas, que
han decido unirse en un Frente Popular.
Era 1936 y Pilar que
tenía entonces 12 años, seguro que volvió a disfrutar en su casa de la alegría
de esa victoria. Más conscientemente que
antes pero sin dejar de ser una niña.
De esa victoria en
Febrero a Julio del 36 los meses pasarían
volando a su edad. Y de repente Franco da un golpe de estado
fascisto-capitalista, encontrándose con que el Gobierno legítimo y democrático y
el pueblo español le plantan cara a los poderosos.
Los sublevados tienen
un plan sangriento en sus mentes: hay que sembrar el terror, hay que meter el miedo en el cuerpo al pueblo y para
ello hay que matar a los cabecillas sociales y políticos.
Dentro de ese plan,
en Septiembre de 1936, el padre de Pilar, de la aún niña de 12 años, es
asesinado por los franco-fascisto-nazis (lo han detenido, trasladado a Toro y
fusilado sin juicio). Zamora había caído en manos de los enemigos de la
democracia.
Trata de imaginar el
dolor, el espanto y la falta de explicaciones lógicas que sufriría una niña que
ve que le arrebatan a su padre por ser simplemente del partido Izquierda
Republicana (ni siquiera por ser “comunista” que era la disculpa para los
fusilamientos, el robo y el apoyo de la jerarquía Católica).
Cabe suponer que fue
tal injusticia la que hizo que Pilar a medida que creció “tomara conciencia de
lo ocurrido” entendiendo que cada persona es un sujeto político y que “pasar”
de lo que es de todos –la política- es un error que se suele pagar caro.
Así las cosas, como
los antidemócratas, los ladrones (incluso a su padre muerto, como a muchos
otros, le expropiaron propiedades) desataron
una guerra que duró 3 años y posteriormente impusieron décadas de dictadura, la
propia Pilar, ya una mujer joven, fue
represaliada por no rendirse. Esa detención propició que conociera, presos los 2,
a Amable García Domínguez, de edad parecida y que había sufrido un
proceso similar al de ella: padre
asesinado sin más siendo él un niño, y activismo posterior al tomar conciencia de los crímenes de los golpistas.
En su larga vida
Pilar, baluarte de dignidad, contaba cómo se besaron por primera vez Amable y ella en la antesala
del Consejo de Guerra que les condenó a cárcel. Tal vez, sin saberlo,
invitándonos a agarrarnos, para no desgarrarnos, a los momentos bellos de la
vida. Ambos eran valientes pero demócratas y pacíficos. Que la valentía no
consiste en ser violento, ni matón.
En sus últimos años
Pilar luchó por dejar claro para la historia
que su padre, zamorano de pro y director de la Coral de Zamora, fue una
bella persona que, simplemente, como demócrata eligió militar en el partido que
le pareció más adecuado para el bien común, respetando al tiempo a los demás partidos y personas.
Así que jóvenes (fundamentalmente
chicos) que os parece que es buena la violencia y la dictadura, no sigáis ese
camino: mejor para todos el respeto mutuo y la democracia tolerante.
Paco
Molina. Zamora. 24 de Noviembre del 2025

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