martes, 20 de enero de 2015

BENDITO PAPA



BENDITO PAPA

Cuando todo el mundo era Charlie (en señal de apoyo a los humoristas del semanario satírico “Charlie Hebdo” asesinados por terroristas yihadistas) el Papa Franciscus dijo que “las armas las carga el diablo”.

Y claramente afirmó, que si tú te metes con alguien, pues éste se puede sentir muy molesto y reaccionar en plan vengativo.

No seré yo quien juzgue al Sumo Pontífice, entre otras cosas porque su misma religión ( o sea la sabiduría popular, lo deja bien claro. “no juzgues y no serás juzgado”).

Pero la ocasión la pintan calva para filosofar:

Todos nacemos con la cabeza vacía ( o llena de serrín) y dos únicos instintos básicos: seguir vivos y disfrutar de los placeres carnales.

Sin embargo, a medida que crecemos, se nos va sacando el serrín del coco y en su lugar se nos colocan ideas (o ideales). Esa operación se hace poco a poco y nunca se detiene.

Todo este proceso es tan importante para que el rebaño lo sea, que uno de los mandamientos más sagrados de nuestra cultura y civilización es: “Que hay que respetar las ideas de todo el mundo”.

Y ahí les propongo a ustedes la discrepancia: En mi opinión, “lo que hay que respetar es a las personas y no sus ideas”.

Tenga cualquiera las ideas que tenga hay que respetarle como persona (No hacerle daño físico).

Pero ¿por qué hay que respetar “las ideas”, cuando algunas son tan disparatadas y otras tan cambiantes (incluso dentro del mismo colectivo social)?.

Fíjense sin ir más lejos en la propia Iglesia Católica que tan pronto nos dice que tenemos que ser “buenos” por miedo al infierno, como que no hay infierno, etc.

Para el Poder, y el Papa es Poder, las ideas son más importantes que las personas. Porque las ideas son las cadenas que encadenan a las personas, esas cadenas que les permiten creerse libres sin serlo.

Y aquí cobra relevancia el asunto del Humor.

¿Por qué una de las ideas que a todos, absolutamente a todos, nos han metido en la cabeza, y con gran éxito, es esa de que “de mi no se ríe nadie”?

Porque el humor hace evidente que lo que nos han vendido como idea importante, suele ser una tontería como una casa. Es decir, el humor es lo más corrosivo que existe contra el mundo de las ideas.

Hay múltiples estudios sobre ello siendo el más ameno, la tesis de Umberto Ecco en su libro “En el nombre de la Rosa”.

Si los humoristas se pasan de la raya, y se mofan y ridiculizan lo que es ridículo (las ideas más importantes de la civilización) apaga y vámonos.

El Poder perdería poder y el pueblo descubriría el pastel, rompiendo así entre carcajadas las cadenas que le atan y no le dejan ser feliz.

Pasco Molina-Zamora 21- Enero del 2015

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