jueves, 2 de marzo de 2017

DOS COSITAS SOBRE PENES Y VULVAS.

DOS COSITAS SOBRE PENES Y VULVAS.

Defiendo la tesis de que cuando el animal humano no era lo suficientemente sapiens actuaba como los demás (animales) sometido a los dos (y únicos) instintos básicos fundamentales (el de supervivencia y el de súper placer).

Por causa de este último (las ganas de placer sexual) se refocilaba como los perros, sin saber que la coyunda iba a engendrar (probablemente) un descendiente.

Al crecer la mente del humano (al hacerse más sapiens) las hembras (siempre más inteligentes) se dieron cuenta de que los niños no venían de Paris y si de las orgías.

En consecuencia, las mujeres de la tribu, impusieron unas reglas que, sin prohibir el placer, evitaran los embarazos (que tantas veces acababan mal para ellas y los bebés).

Esto hizo disminuir drásticamente el número de miembros del grupo, dado que en esas épocas los animales grandes (depredadores) por ataques y los pequeños (microbios) por enfermedades, diezmaban al colectivo.

Esto justificó, en aras del bien general (dirían) que los machos dieran un golpe de Estado, y establecieran que deberían nacer cuantos más bebés mejor (decisión tomada por el presunto bien del grupo y no de la especie) pues así serian más para defenderse.

Pero para lograr eso; la decisión sobre el número de hijos no debería corresponder a las mujeres, y si y sólo, a los hombres.

Entonces para lograr ese fin se inventó o institucionalizó, la propiedad privada. Cada mujer seria de un hombre (y la que no fuera de ninguno lo sería de todos, o sea pública).

Fue pues la mujer la primera privatización, lo primero que se privatizó (de ahí nace lo de ser “mujer objeto”, ya que es objeto, no por estar más o menos buena, sino por ser posible su compraventa).

Matrimonio y prostitución son pues categorías paralelas y complementarias; siendo misión de la que es esposa dar placer sexual, hijos y cuidados a su dueño (y señor) a cambio de la protección que éste le proporcionaría.

Nacido el machismo (aún vigente) el Poder sólo dejó prosperar las religiones y las filosofías que predicaban el origen de dicho golpe de estado:

Hay que tener hijos sin parar por el bien del grupo (“Creced y multiplicaros” dijo Dios muy sabiamente, ¡que casualidad).

Por eso el aborto es perseguido, por eso la homosexualidad es perseguida (el amor entre los del mismo sexo no procrea), por eso, incluso hoy en día, la Ciencia Oficial habla del instinto de reproducción de la especie (disparate inmenso) y oculta que el instinto existente se tiene individuo a individuo, y es el de placer (carnal).

La especie, en cuanto que es un concepto (como el de silla) no tiene instinto.
Incluso el grupo de la tribu que dio el golpe de estado machista, lo hizo por “su propio bien” (ser más y defenderse mejor), Vamos, como cuando una pareja quiere un bebe, porque además “el día de mañana les cuide o se preocupe de ellos”.

Se cuenta esto dado que, aunque la mayor contribución de España a la cultura universal ha sido el concepto de “creyente no practicante” (es decir, “yo creo pero no me lo creo”) están emergiendo grupos de ultra católicos muy combativos (que se creen hasta lo increíble).

Y de ese nido nace el célebre autobús que nos cuenta que si se tiene pene se es hombre (¿y a más pene más hombre?) y si vulva, mujer.

Lo que supone un atropello social, pues se trata con ello de frenar otro de los conocimientos que hacen evidente que las religiones, en cuanto se visten de ciencia, engendran aberraciones.

Quien quiera ser creyente que lo sea por Fe (es decir porque le da la gana) pero no por razonamientos porque eso chirría.

Y puestos a escoger una FE se recomienda que al creyente, dicha religión, le mueva a ser tolerante, solidario y afectuoso con el prójimo (y no intolerante, egoísta y violento).

Y llegados aquí, volvamos subirnos al autobús de los ultra católicos de Hazte Oír.

Pretende su acción (desesperada ante el hundimiento cotidiano del tinglado) mantener la tesis inicial del machismo (la de que estamos aquí para procrear) y pretende definir como defectuosos, por tanto, a los diferentes (gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales, etc.) porque si hay “distintos” la tesis del Sumo Hacedor (teoría de la Creación) se bien abajo.

¿Por qué? Ya dijimos que cuando la religión busca una base científica crea monstruos. Miren.

En una fábrica cualquiera, pongamos que de tornillos y tuercas, tienen asumido que algunos y algunas, no van a salir como la mayoría. Y esto en cualquier fábrica de cualquier tipo.

Pero si existiese Dios, porque según los científico-creyentes, tanta belleza y perfección del Universo sólo puede deberse a un ser Supremo y Perfecto Creador ¿a qué se  debe que la fábrica de hombres con pene y mujeres con vulva, creados para reproducirse, produzca ejemplares distintos a la mayoría, que no sólo no procrean, sino que incluso algunos quieren cambiar de sexo (es decir no es que salgan tornillos que no encajan con tuercas, es que salen tuercas que quieren ser tornillos); a qué se debe esto?.

¿Es que Dios no es perfecto y por tanto no es Dios y por tanto no existe?.

Esa es la preocupación de los creyentes fanáticos (los que buscan una base científica en el hecho religioso) que se descubra ( o que ellos descubran) el pastel.

Porque hoy, la teoría científica más avanzada (la Teoría del Caos) dice que todo lo que acontece en el Universo es por carambola, por probabilidades, de casualidad, por chamba.

Lo cual es más sabio que decir (¡en las facultades!) que a los hombres les gustan las guapas y sanas, y a  las mujeres los guapos y con dientes, porque así los hijos serán reguapos y es eso lo que busca la Naturaleza.

¡Ay! Dios, lo que hay que oír.

Por cierto, cualquier persona es “normal” si tiene ambos instintos básicos el de supervivencia y el de súper placer. Y eso es lo que nos hace iguales y nos permite exigir los mismos derechos, el poder satisfacer lo dicho. Larga y buena vida.

Paco Molina. Zamora .2 de Marzo del 2017


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