sábado, 7 de octubre de 2017

CATALUÑA PARA LISTOS


CATALUÑA PARA LISTOS

Jesús el Galileo decidió usar parábolas para explicar las cosas al pueblo sencillo que estaba siendo engañado por los poderosos.

Esto que sigue va en el mismo sentido.

Ocurrió en un Hospital. De repente un sector  de los enfermos empezó a exigir pijamas negros. Como parecían pocos y locos, (a quien se le ocurre pedir pijamas de otro color que no fuera el tradicional) la Dirección del centro decidió tratarlos como si fueran internos de psiquiatría.

Pero el caso se complicó cuando el problema no sólo se mantuvo si no que el número de enfermos que pedían un pijama negro aumentó, y lo que fue peor, a ellos se unieron los que pedían el derecho de los enfermos a elegir el color del pijama del centro.

Ante esto la gestora del Hospital decidió aplicar las normas o leyes del Hospital, basadas en el estatuto del paciente, etc. La ley es la ley, dijeron.

También confiaron los directivos en que dando de alta a los enfermos más beligerantes, el problema, tonto por otra parte, desaparecería.

Aunque para sorpresa de todos, los nuevos internos o internados, venían con la misma exigencia. Unos reclamando el derecho a decidir sobre el color del pijama, y otros, los negreros,  exigiendo que estos fueran negros.

Nadie entendía el problema por absurdo pero el problema existía. Es decir era un problema político.

Se enviaron fuerzas de ocupación asignando a cada enfermo un piscólogo que le hiciera entrar en razón.

Más el conflicto se siguió agigantando, llegando los enfermos a renunciar a sus tratamientos e incluso los de las listas  de espera para ser operados, oponiéndose a las intervenciones que salvarían sus vidas. Siendo la imagen ante el exterior deplorable.

Algunos en el Hospital empezaron a decir que bueno, pero que si había un referéndum sobre el color del pijama, ellos (médicos, enfermeros, camilleros, administrativos, limpiezas, etc,) también tenían derecho a votar el color del pijama de los enfermos pues trabajaban en el mismo hospital y el color (negro) les afectaba, deprimiéndolos, pues el negro recordaba la muerte, cosa que allí se quería evitar.

El asunto se complicó cuando la dirección decidió enviar a psiquiatría a enfermos de colon ulceroso, simplemente porque defendían con más ahínco que otros el referéndum de determinación (del color del pijama).

Todo aquello era o parecía un problema absurdo, pero como existía tal problema, dejaba de ser absurdo para convertirse en un problema real y gordo, que había que resolver quieras que no.

Problema que se agravó  cuando la prensa internacional puso sus ojos en el tratamiento enfermizo del problema (sacando a los sanos del país con banderas a pedir que no se hiciera caso a los enfermos: 

“Encima que se curan con nuestro dinero quieren decidir el color del pijama, egoístas, malos enfermos, a por ellos. Gobierno no cedas. La Legión a los Hospitales".

Así las cosas, alguien apuntó al problema de que la histeria se contagiara a otros hospitales, y propuso ceder y celebrar un referendum, sólo entre los afectados (por el asunto del pijama) los enfermos.

Y aunque hubo quien se opuso. Se vio que el problema era tan político que no había otra medicina para curarlo que la política, que dice, “los problemas de los pueblos que los resuelvan los pueblos”.

Y se pactó un referéndum entre los enfermos, aceptado por estos y la dirección del hospital. Lógicamente en él solo votarían los afectados por el pijama, los enfermos.

Quedaron pues excluidos los que decían que el asunto tenía que ver con ellos porque el cambio de pijama era un gasto tonto que también lo pagarían ellos con sus impuestos. Por tanto los sanos y enfermos de otros hospitales quedaron marginados del proceso electoral.

Además que nunca se había dado el caso en la historia de la humanidad de que en un asunto así votara todo aquel que le diera la gana.

El referendum se celebró con todas las garantías y tres semanas de debates previos (en España suelen ser dos).

Naturalmente ganó el “no al cambio de pijama”, que para eso el sistema tiene la capacidad de mentir y presionar, y en cuanto se les dijo a los enfermos que el color negro atraía a los microbios (fuga de empresas) estos, casi por unanimidad votaron que todo siguiera como estaba que estaba muy bien.

Ah ¿Y si llega a ganar el cambio de color del pijama?. A parte de no ser tan grave, pues cosas de la democracia, pero, o se es o no  se es demócrata.

La libertad de cada persona consiste en que también como grupo tenga libertad.

Así que en verdad en verdad os digo, que el problema catalán solo tiene tres salidas:

O se envían tropas de ocupación permanente a Cataluña. Convirtiendo el problema en permanente

O Cataluña se independiza por las bravas y unilateralmente. Convirtiendo el problema en no resulto.

O los gobiernos de España y Cataluña (estos u otros) pactan un referéndum en que, algunos como yo y mi partido IU, y UNIDOS Podemos, les podamos decir que los pijamas negros no curan de la verdadera enfermedad, el capitalismo. 

Paco Molina. Zamora. 7 de Octubre del 2017.


3 comentarios:

  1. El País Dels Pirineus7 de octubre de 2017, 16:10

    Hay que quererte porque te lo mereces, Paco.

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  2. El País Dels Pirineus8 de octubre de 2017, 11:54

    Estamos en el momento, Paco, en el que las dos posiciones cerriles de las derechas española y catalana han conseguido que sus mensajes hayan sido difundidos por los medios comprados ( y vendidos ) hasta el hartazgo y la población más influenciable los haya asumido como postura inamovible. Ningún mass media ha dado la mínima difusión a la postura coherente que tú tan bien expones aquí, pero que es un postulado ideológico con décadas de historia; al final, no habrá otra salida, en un estado más o menos democrático, que esta posición de entendimiento y paz. Pero no te preocupes, que los que lo adoptarán en su momento se lo apropiarán con sus propias artimañas y lo desvirtuarán de tal manera que lo reducirán a una cuestión pecuniaria y se arrogarán el ' ' éxito ' ' y conseguirán que nadie recuerde quién lo ha propuesto desde los orígenes. Total: Sólo son izquierdosos que se comen a los niños.

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