viernes, 25 de octubre de 2013

Salvajada: Hacer repetir una asignatura aprobada

(((El texto que sigue tiene algunos años y puede que las cifras de cómo pasar curso o por qué repetirlo, no sean exactamente las que se citan, pero la idea vale igual)))


                                                ABERRACIONES   ESCOLARES

Dice el Gobierno que va a abrir un periodo de debate con ánimo de que se cambien las leyes de la enseñanza pues al parecer ésta no funciona bien. Es por tanto el momento de que alumnos, alumnas, madres y padres pongan el grito en el cielo para que se corrijan dos asuntos que desde tiempo inmemorial se dan en nuestro sistema educativo y que tampoco parece que nuestros progresistas quieran resolver.

            La primera de las aberraciones que citamos es esa que se esconde tras lo conocido como “asignaturas llave”. Resulta que según algunos expertos quien apruebe cierta materia  de un  curso no podrá recibir el aprobado si no lo ha conseguido en la misma asignatura de los cursos anteriores. Esto es descabellado de todo punto, puesto que ocurre a veces y lo que ocurre no se puede decir que “no puede ocurrir”. Procede pues que en los estudios donde se mantiene esta práctica se suprima.

            E incluso sería oportuno que en las enseñanzas obligatorias (estudios forzosos) se instaurara la fórmula contraria: “Que quien apruebe cierta materia de un curso, reciba el aprobado en todas las de igual denominación de cursos anteriores, si en algo se le parecen los programas”.

            Vamos ahora con la aberración de las aberraciones. Hablamos de ese despropósito de que los alumnos deban repetir asignaturas que ya han aprobado. No hay ninguna razón ni moral, ni ética, ni formativa, ni pedagógica que justifique que un chico o chica deba volver a cursar de nuevo asignaturas que ya aprobó. La única razón por la que se está haciendo así es para facilitar el funcionamiento burocrático de los centros.

            Sabido es que entre los más jóvenes, si no apruebas 3 o más asignaturas de un curso ¡tienes que repetirlo entero!. Lo cual supone que la víctima tiene que  aprobar de nuevo ¡asignaturas ya aprobadas!. Inaudito. Esto hay que cambiarlo, y como todo el problema es de carácter burocrático- punitivo ( castigo sádico) avanzamos una alternativa para resolver fácilmente este despropósito. Sin dudar que a lo mejor las hay mejores, siempre que ¡jamás se le obligue a un estudiante a repetir materias que ya aprobó!

            Recordemos cómo se resuelve actualmente el asunto del alumno que pasa curso pero “lleva asignaturas pendientes de los anteriores” (Dos máximo). No se le hace caso. El por su cuenta y riesgo las prepara, y en Junio o Septiembre opta por superarlas.

            Pues bien, la solución podría ser: Para el Bachillerato, donde sólo hay dos cursos, que el afectado pasara con todas las que le hubieran quedado de primero. Asistiría a clases de 2º, y de las de primero se podría examinar en Febrero, Mayo y Septiembre. Si al terminar 2º no acaba todo el año bien y  tuviera que volver a matricularse ¡sólo lo haría de las asignaturas que no aprobó aún!. Luego se adaptaría al horario que pudiera y el resto lo podría resolver con clases de apoyo, que daría cada centro mañana, tarde y en verano (con otro profesorado). Lo mismo se podría hacer en la ESO, donde aplicando lo de poder aprobar lo de atrás por deducción, por ejemplo las mate de 1º, 2º y 3º si apruebas las de 4º, resuelto.

            Con este método (no repetir lo aprobado) la inmensa mayoría acabaría los estudios en un año o dos menos y algunos que ahora repiten no lo harían. Además dejarían los centros de ser academias de gamberros, pues estos se generan cuando el mal estudiante, al “repetir curso” no sólo se desmoraliza y genera un odio indiscernible, sino  que pasa a ser el líder  pernicioso (en edad, tamaño y carácter) de los pequeños que ahora pasan a ser sus nuevos compañeros. Saber que cada cosa que apruebas es un avance mantiene la ilusión por el estudio mayor que el castigo de repetir lo aprobado

             Desde Zamora con rebeldía, Sr. Defensor del Pueblo, “Repetir lo aprobado ¿a santo de qué?”.

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