miércoles, 26 de marzo de 2014

Con una hostia bajo el brazo



                                               CON UNA BRONCA BAJO EL BRAZO


-Creo yo, Peromato, que si antes los niños venían con un pan bajo el brazo, en lenguaje popular, ahora van a venir con una hostia bajo el brazo.


-Seguro que te refieres, Gobierna, a esa idea del Gobierno de España de que los padres “discutan” qué apellido del bebé ha de ir primero y que si no se ponen de acuerdo, prevalezca el orden alfabético.


-Me refiero a eso, y a lo bien que refleja el asunto el tremendo drama de la violencia machista.


-Pero esta medida es para aliviar esa violencia machista; ahora ya van a poder. Madre y padre. Mujer y hombre, discutir en pie de igualdad sobre algo tan trascendente.


-¿Tú crees?


-Pues claro, los dos ahora podrán ver qué prefieren, y si no hay acuerdo pues imperará el orden alfabético, o el  sorteo para ver que apellido es el primero; cosa que también  baraja el gobierno que no está cerrado a nada.


-El Gobierno está cerrado al sentido común.


-¿Pero no ves esto progresista? ¿No es esto una medida que predica la igualdad?


-Ah! si, amigo. Dime si es igualdad que en un tema donde participan dos, uno poniendo placer y no más, y el otro acepta el embarazo, vive las molestias o consecuencias del mismo, está 9 meses dependiendo de la criatura que está en su vientre, pare con dolor  o con anestesia, se juega en casos la vida, ha de dar de mamar al nacido, etc. Dime, Peromato, ¿de quién  es ese hijo?. Dime Peromato ¿si los dos son iguales, por qué el que no hizo nada, o como mucho acompañar en el proceso, va a ser tanto como la madre  hasta tal punto de poder disputar con ella el primer apellido?.


-No, visto así, tienes razón; yo es que como el primer apellido del padre es algo de la época en que no sólo los hijos sino hasta la madre eran del padre, pues me parecía que con romper eso ya era un gran paso.


-Pues no eres el único que así piensa, que incluso las feministas de salón dicen que esto propicia la igualdad de género y es la solución.


-No, eso sí que me sorprendió; siempre creí que las feministas iban a defender que el primer apellido sea el de la madre, lo que además iguala a la madre soltera con la casada al ser tratadas por igual.


-Pues claro, y porque cuando entre dos iguales uno aporta más que el otro es aquél quien debe recibir el premio. Sólo cuando dos son desiguales se  premia igual a quien lo merece que a quien no lo merece.


-Bueno, también puede estar ocurriendo que las mujeres, listas como ellas solas, digan, “si llevando el hijo los apellidos del padre éste apenas les hace caso (por comparación con la madre) no te digo nada si el angelito se apellida como la madre”.


-Eso por un lado, y por otro temen que al defender que el primer apellido de cada recién sea el de quien lo parió, la reacción del marido o “parejo” sea intolerante.


-Si, porque la violencia matrimonial es algo más que el asesinato de la pareja por el macho; hay en el intermedio una violencia de baja intensidad pero crónica que ha atemorizado a las mujeres para siempre hasta no atreverse a defender lo justo.


-Pues en ese sentido la elección del apellido va a ser contraproducente.


-Toma imagina que él, el machote, quiere que sea el suyo “porque le hace ilusión”. Si ella se opone, luego, en cada discusión va a salir el tema a relucir; “no, si ya te vi yo venir con lo del apellido del chico” .


-O al revés, si ella, por el atontamiento general de los primeros días dice “lo que tú quieras cari” y se le pone al churumbel el apellido del padre, lo va a lamentar a las primeras de cambio.


-Por no hablar de las opiniones soterradas de los parientes ante el padre calzonazos que dejó que le pusieran el primer apellido de la madre a los hijos de esta.


-Con lo bueno que sería que al crecer, los niños vean que llevan de primer apellido el de la madre ya que así captarán la importancia de la mujer sin necesidad de educación para la ciudadanía.


-Si porque el movimiento se demuestra andando.


                                                                       FRANCISCO MOLINA




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