sábado, 3 de marzo de 2018

EL CORRALITO DE LAS PENSIONES O LA TRAMPA DEL PACTO DE TOLEDO.



EL  CORRALITO  DE  LAS  PENSIONES  O  LA TRAMPA DEL PACTO DE TOLEDO.

Defender las pensiones y mitificar el Pacto de Toledo son dos mensajes con trampa. Puro veneno contra los jubilados.

No te fíes de quien dice defender el sistema de pensiones, porque lo que te va a decir a continuación es que, para garantizarlas, habrá que bajarlas (ya que no hay dinero para más).

Eso es una burla porque evidentemente, poniendo las pensiones a 1 € al mes por jubilado, ya están consolidadas por los siglos de los siglos, amen.

Contra esto, lo que hay que pedir son unas pensiones dignas (la mínima a 1.000 €).

Pero vamos contra la filosofía del Pacto de Toledo.

Este acuerdo, tan querido, amado y defendido por los partidos de derechas (llamados así porque son el brazo derecho de la Banca y los Poderosos) tiene un primer y único mandamiento: Que los trabajadores se mantengan a sí mismos.

O dicho mejor, que nadie moleste a la Clase de los Ricos con esta tontería de las pensiones (que no es otra cosa que mantener a los que ya no se les puede explotar).

Verifiquemos lo dicho: Si la vida de un ciudadano que no es de la Clase Rica (vulgo trabajador), es de 25 años formándose, 40 trabajando y 20 jubilado.

Y vemos que los 25 primeros depende de sus padres (que viven de trabajar); los 40 siguientes vive trabajando, o sea produciendo más de lo que cobra (plusvalía que se queda el patrón).

Y encima, los 20 de sosiego y merecido reposo (jubilación) los tiene que vivir gracias al único sacrificio de su clase (con sus cotizaciones a la Seguridad Social) se ve que el vía crucis de cada trabajador (y de todos en conjunto) es de aúpa (una injusticia social insoportable).

Porque hasta ahora las pensiones se han pagado con las cotizaciones que han hecho los trabajadores (y presuntamente los empresarios-otro día veremos que no-) descontándoseles del sueldo del obrero.

Por tanto este criterio (que los esclavos salgan gratis) hay que enterrarlo. Aceptemos (de momento)  que en el sistema capitalista el trabajador deba vivir todo un vía crucis (subida al Calvario) pero que al menos, como en toda pasión, que haya un Cirineo que le ayude a llevar la cruz.

Y ese Cirineo tiene que ser la Clase Rica, dejándose subir los impuestos directos (El IRPF sobre sus ganancias anuales).

Es decir, estando bien el sistema de financiación actual de las pensiones (cualquiera se fía de los ricos), compleméntense, con los presupuestos Generales del Estado, cuando no sea suficiente.

Actualmente hay en España (redondeando) 9 millones de pensionistas, que consumen al mes, 9.000 millones de euros.

De momento, el dinero que falta (el déficit respecto a lo que se recauda por cotizaciones) es, casualmente, justo el que corresponde a las dos pagas extras anuales (la de Julio y la de Diciembre, de 9.000 millones cada una).

El Gobierno del PP (y sus monaguillos) quiere arreglarlo, no como un Cirineo que ayuda al Cristo a llevar su cruz, sino haciendo lo contrario: zancandilleando a la Clase Obrera (y generar así un negocio para la Banca).

Congelar las pensiones actuales (el 0,25 lo es) va a llevar al desastre a la cuarta parte de los españoles en brevísimo plazo.

Un sadismo que encima no tiene en cuenta que un jubilado o jubilada, aunque no trabaje para un empresario, cumple un papel social importante, el de Consumidor, Recadero y Abuelo Canguro. Amén de ser un colectivo protector de familias enteras.

Quede hoy claro que el Gobierno miente cuando dice que le gustaría poder subir más las pensiones pero que no hay dinero.

Haylo, y está en el bolsillo de los ricos, pero se está, precisamente, tratando de pasar un negocio inconmensurable  a favor de los Poderosos y Banqueros, bajo la fórmula de las pensiones privadas.

Este sacrificio no hay por qué aceptarlo.  En una democracia quien tiene la fuerza debe de imponerla. Manifestaciones, votos y bastones, son buenas razones.

Próximos capítulos: “Los empresarios no cotizan”, y “Cada obrero solo necesita 1, 25 obreros que coticen para él”.

Paco Molina. Zamora. 3 de Marzo del 2018



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