domingo, 29 de marzo de 2020

EL MIEMBRO DEL JURADO (De mi libro CUENTOS INTERRUPTUS . IDEALES PARA ADULTUS)



EL MIEMBRO DEL JURADO

¡Zambomba, 217 cuentos! ¡Pero cómo escribiría tanto la gente...! Y me los tengo que leer todos. ¡Qué suplicio, Santo Dios!

Pero quién me mandará aceptar invitaciones para formar parte de un jurado. A ver si es que soy un idiota incorregible.

Tiene que ser el paro, claro. Tiene que ser el paro, de lo contrario es imposible explicarse esto de que la gente escriba tantísimo. ¡217 cuentos optando al Premio Ríos Hermanos! Se dice bien. Claro, hay demasiadas personas sin nada que hacer y ¡hala!, a escribir que es barato. Pero qué se creerán que es escribir, qué se creerán que es ser escritor.

I

Qué bonito fue el programa de TVE sobre "Perlas y escritores cultivados".

Además que fue una gran idea la de juntarnos a dos personas tan distintas en nuestras profesiones, como lo somos Victoria Vera y yo; ella -como muy bien dijo el presentador- a modo de perla cultivada y yo, como ejemplo de escritor cultivado.

A ver, voy a hojear lo que salió en El País. "AL FIN UN INTELECTUAL. 

Muchas son las personas que reciben la condición de intelectual sin serlo y muchas más las que se creen a sí mismas poseedoras de ese don y de esa preparación, sin base ni fundamento.

Pero de García García García no sólo hay que hablar como se habla de un intelectual, sino que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que es el único intelectual que puede presentar la España democrática al concierto de mentes privilegiadas de este cuarto final del siglo, en lo que a Occidente se refiere, que es tanto como decir de toda la Humanidad".

La verdad es que conseguir que le dediquen a uno un editorial de El País, y con ese título, es algo soberbio.

II

¡Hosti! Casi las dos y aún no he empezado a "corregir". ¡Qué pesadez! 

Cuando aprenderán que esto de los concursos, los certámenes y la biblia en verso, es una payasada.

¡¿Qué se me habrá perdido a mí en esta pequeña ciudad, que ni tiene televisión en las habitaciones del hotel?!

Menos mal que la secretaria del jurado está más buena que el pan, de lo contrario me hubiera muerto ya de un ataque de histeria.

Porque soportar al concejal de cultura es crudo. ¡Qué pedantería, aburrimiento y mediocridad transmite el tío! El clásico enteradillo de provincias que no para de hablar, ni de contarte todas las historias de todas las piedras de su pueblo, como si uno fuera un turista inglés en verano.

III

Ahora que, la tía esa... me parece que era catedrática de Literatura del Instituto. Claro, por eso la harían secretaria del jurado, todo muy típico...

La asociación cultural Babieca y Tizona de la muy Leal y Noble Villa de Aquí, tiene la genial idea de convocar un concurso de relatos breves a escala nacional; y para dar renombre al evento contratan -porque espero que me paguen- como presidente del jurado a alguien de prestigio reconocido, y completan éste con figuras locales, y entre ellas la catedrática de Literatura del Instituto. ¡Todo de una vulgaridad que espanta.

¡Pero lo que no pega es lo buenísima que está esta tía! Con lo loros que eran las profesoras que yo tuve.

Me voy a fumar un cigarro relajante porque de pensar en esa tía me estoy conturbando.

Qué noche de perros hace. Claro, entre la nochecita y la hora, ni un alma. Y seguro que esa habitación con luz es la de un opositor a notarías, que además es hijo de uno de los potentados de la ciudad.

¡Ondia! Una pareja en pelotas. A ver si al final me va a compensar el haber venido hasta esta ciudad. ¡Ay! Si se quedaran donde están ¡qué espectáculo!

Pero... ¡jorobar!, si son la catedrática y el concejal piojoso.

Pero, ¿qué es esto? Una tía que es una diosa, que está aún mejor en cueros que vestida, haciendo el amor con un tío que es más birria desnudo que vestido.

IV

Menuda paja más buena me he hecho. Y es que me lo han puesto todo como a Fernando VII. En medio de la ventana, a tope de luz, con el varón -por llamar de alguna forma a ese concejalucho- tumbado y casi esfumado en la alfombra, y ella, soberbia, plena, embrutecida, apasionada, perfecta, sentada a caballo sobre la pelvis de su partener, ofreciendo lo mejor de su anatomía a mis golosos ojos.

¡Quién me lo iba a decir! A esta tía me la tengo que ligar, se ve que traga, y es algo excepcional.

Bueno, y ahora resulta que ya son las tres y media y no he mirado ni una de estas 217 "pretensiones".

Pretensiones de éxito, ¡memos! Pues me voy a dormir, que después de una buena corrida me entra el sueño y ésa es una sana costumbre.

V

¡Santos del cielo! Las diez y media.

"¿Diga...? Sí, me acabo de despertar. ¡Ah! Es usted; precisamente quería verla; le parece que desayunemos juntos -vaya, ya ha desayunado- ¿que si quiero me trae el desayuno a la cama? ¡Ya lo creo que quiero!"

Esto es increíble, esta tía es capaz de presentarse en mi habitación.

¡Ah!, pues la conquisto, vaya que sí intento llevármela a la cama; un tío tan famoso como yo la tiene que deslumbrar.

¿Cuándo se va a haber visto esta tía "pretendida" por un intelectual? 
Además, ésta se ve que es de las que traga.

VI

"Un momento, que estoy en la ducha".

Qué rápida ha sido.

"Ah. ¿Es usted? ¡Y con el desayuno! Creí que bromeaba".

Esta mujer es bocato di cardinale, y qué minifalda trae, ¡Dioseeeeees!

"Espera, que voy a vestirme... pero, pero, ¿qué haces?"

Hostia cómo besa.

Huuum, que a gusto sentir cómo coloca un muslo entre los míos.

Es la primera vez que me van a violar, pero lo mejor será dejarse.

¡Oh! ¡oh! Cómo se desnuda... debía ser una catedrática de latín, por lo que sabe. Me tiene a cien, a mil, a un millón.

Rediez, qué pezones, pero si parece que se los han trasplantado de una negra, con teta y todo.

Esta jicha me mata. ¡Oh, Dios!!!!

- Nunca he hecho el amor como contigo, tienes el mejor miembro del jurado.

- ¡Ah! Venías a ver cómo era el miembro de este miembro del jurado.

 - Venía a estar contigo; en cuanto te vi me sentí atraída por tu mirada, por tu inteligencia, por tu forma de andar como un felino. Me enamoré de ti de tal forma que olvidé hijos, marido y todo. Desde que te vi sólo me ha movido una fuerza, poseerte, unir tu cuerpo al mío, meter tu miembro en mi cuerpo.

- Pero, ¿estás casada?

- Indudablemente, cómo crees si no que una mujer tan apasionada como yo podría garantizarse su ración diaria de sexo viviendo en una ciudad tan pequeña y provinciana como ésta? –

Pero...¿Tienes hijos?.

- ¿Y por qué no iba a tenerlos? Oye tío, que el que esté aquí contigo no significa que mi marido no tenga semen.

-No, me refiero a que teniendo hijos no pega tanto esta espontaneidad tuya.

•Ah, entonces tú crees qué las mujeres que tienen hijos, no sólo expulsan por la vulva la placenta sino que también "echan" la líbido, como quien arroja un fardo por la borda. ¿Pero tú, qué clase de intelectual eres?

- Soy intelectual, pero soy hombre, y por eso del mundo femenino desconozco algunas cosas.

 - ¿Y del mundo mineral? ¿Como no eres mineral desconoces muchas cosas del mundo mineral? ¿Y del vegetal? ¿Y de los negros, como no eres negro desconoces muchas cosas de los negros? ¿Qué es entonces un intelectual?

- El que crea ideas, teorías, el que aporta nuevos conceptos al mundo del pensamiento.

 - Y como hombre que eres -de eso doy fe orgullosa y húmeda-, ¿cómo prefieres que te veamos las mujeres? ¿Atractivo por ser inteligente o atractivo por ser un cachas, un tío que está bueno? –

-Creo que la inteligencia es un don más preciado que la belleza. Esta es efímera e injusta, pues no depende de uno; la inteligencia por contra, puede ser hija del esfuerzo y anidar en todos los humanos.

- Tú crees entonces que lo que puede "anidar en todos los humanos" es mejor  que lo que puede anidar en unos pocos, lo que pueden hacer todos mejor que lo que sólo pueden hacer unos pocos. ¿Es mejor entonces el pedo, que lo puede lanzar cualquiera que por ejemplo el lanzamiento  -por seguir con el tema de los lanzamientos- de peso, que no está al alcance de todos?

- Distorsionas la realidad para avanzar en tu tesis. Pero no, mira; que la inteligencia vale más que el físico no lo digo yo, lo dicen todos. Lo dice la sociedad... observa si no cómo por lo que hace una buena puta -la mejor del mundo- no se paga tanto como por lo que hace un científico.

- ¿Te has acostado conmigo porque soy catedrática de literatura o porque estoy buenísima?

- Acostarse, aparearse, es una cuestión química. No tiene nada que ver con la escala de valores.

- Pero tú dices que es superior el don -lo que da- de la mente que el don -lo que da- del cuerpo. ¿Pero entonces, por qué existen barrios de putas en todo el mundo y no existen barrios de intelectuales, para ir en busca del disfrute mental?

- No existen barrios de intelectuales como existen barrios de putas, porque existen los libros; la literatura son los intelectuales que están ahí en los libros, para que la gente que necesita de ellos -nuestra inteligencia necesita de ellos como nuestros cuerpos de las putas- puedan ir a ellos y saciarse con ellos.

- Pero los libros no son exactamente los intelectuales, son una foto, un pasaje de ellos; necesitarlos y usarlos es como necesitar un cuerpo, y esto, la imagen gráfica del sexo es la pornografía, o sea, que según tú, hay necesidad de compartir la inteligencia, pero como no hay barrios chinos de intelectuales, se recurre al libro, en el cual hay algo del intelectual. ¿Qué es lo que hay? Algo del intelectual pero en forma gráfica -de grafos- ¿y qué es lo gráfico de un barrio chino? La pornografía. De modo que, el más genuino exponente de la inteligencia celtibérica considera que la literatura es la pornografía intelectual o la pornografía mental. –

-En cierto modo sí.

- Pero no se te había ocurrido hasta ahora, ¿eh?, no chulees. Pues mira, para pornografía, prefiero la clásica, así que trae acá tu miembro.

- Oye, ¿qué es el concejal de cultura en tu vida?

- ¿Por qué me lo preguntas?

- Os vi por la ventana.

- No suelo contestar a los intelectuales voyeur, pero me caes bien. El concejal de cultura es mi marido. No te sorprendas, nuestro Premio Ríos Hermanos lleva doce ediciones y el concejal de cultura, aunque no lo parezca, sigue “siendo” el  mejor “miembro” del jurado.

Paco Molina de Zamora. Escrito en los años 80 del Siglo XX
                                     

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