El Paraíso Comunista.
Santones de siempre, es decir aquellos que experimentan un empuje hacia arriba equivalente a su comunión con el Pensamiento Único (del Poder), pueden decir que hay más instintos básicos, pero lo hacen por ignorancia -los de segunda fila- o por intereses ocultos y mintiendo- los verdaderos ideólogos del Mando.
No es casualidad que los “mejores” filósofos, intelectuales, teólogos y científicos digan exactamente lo que quiere el Poder que oiga el pueblo, para mantenerlo así engañado.
El titulo de genio lo otorga precisamente quien Manda, marginando a los contrarios y ensalzando a quienes comulgan con las ruedas de molino de la mentira.
Dentro de esta civilización se nos quiere hacer creer que no somos animales, que no tenemos los instintos básicos de ellos, que estamos llamados a más altos designios.
Y por tanto se nos predica: “Vive sin vivir, lo contrario es cosa de irracionales, mientras que tú eres un ser superior".
Pero lo cierto es que nuestros antepasados, en los periodos más duros para subsistir, obtuvieron éxito porque no se creyeron superiores a nadie.
Por instinto, vieron que tenían en común dos problemas. El de cómo salir adelante y el de cómo gratificarse con la fuente de placer que tenían entre las piernas.
La solución la aplicaría cualquiera por tonto que fuera. Si tenemos problemas en común, resolvámoslos en común, debieron decir. Y ni cortos, ni perezosos, trabajando y gozando sin trabas, constituyeron una sociedad que habría que bautizar como comunista.
Todo de todos, todos de todos, problemas comunes resueltos con soluciones comunes. Todos iguales, todo igual para todos.
Esa sociedad fue feliz y por eso dio pie, posiblemente, a que se hablara de que existió un paraíso.
En el cual, además, surgió seguramente la risa, como estallido de alegría de unos animales siempre en celo y libres para satisfacer sus impulsos de placer según sus apetencias y sin impedimentos.
De la misma forma que en esa época, en que resolvían en común los problemas comunes, es casi seguro que fue cuando nacieron la canción, el baile y la música, como complementos de esa risa que era eco de la felicidad.
Pero ahora ¿por qué no nos dejan resolver en común los problemas comunes?.
Del libro LA ESTFA SEXUAL de Paco Molina
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