martes, 6 de septiembre de 2011

la primera revolución de la historia: la de las mujeres

CAPÍTULO ESPECIAL LA 1ª REVOLUCIÓN DE LA HISTORIA

 “Machismo: Que en la Santísima Trinidad sean tres, y ni la paloma sea mujer”

 ¿Por qué la Humanidad pasó del Paraíso Comunista al Infierno Machista? Investigar ese por qué suponía tener que buscar algo contundente, por su importancia, y que a la vez pudiera encerrar buena voluntad; aunque luego haya dado nefastos resultados. 

Estamos hablando de “algo” que separaría la época en que todos resolvían en común lo problemas de todos -supervivencia y vivencia de placeres sexuales- a otra en la que se instituye la propiedad privada -algo hasta entonces desconocido-. Siendo encima el primer objeto que se definía como propiedad la mujer, que pasaba a ser, cada una, de un hombre. Ante esto la explicación lógica y coherente es la que sigue: Durante millones de años nuestros antepasados, el homo-simpáticus, fue un animal en estado puro y vivió conforme a sus dos instintos básicos, que como tal tiene. 

Eso hizo que sólo se preocupara de trabajar, lo menos posible, con el fin de seguir vivo (instinto de supervivencia), y que sólo se preocupara de gozar sexualmente, lo más posible, que es mucho, atendiendo a su instinto sexual. Este último detalle es el que hace que surja la descendencia. No saben cómo, pero dado que los órganos del goce están mezclados con los de la reproducción, las hembras quedan preñadas sin ton ni son. La especie pervive. 

 La pieza que hace encajar todo Pero, lógicamente, tuvo que llegar el día en que descubrieron que los niños venían después de las bacanales. 

¿Cuál debió de ser la reacción? La de los hombres posiblemente de indiferencia. Les afectaba poco el descubrimiento. 

La 1ª Revolución de la Humanidad 

Sin embargo, las mujeres, que padecían los partos, que sufrían las muertes que estos ocasionaban, que vivirían la pérdida frecuente de sus pequeñuelos con dolor y resignación, es fácil deducir que se plantearían en aquel momento que si se podía evitar todo eso debería hacerse. Entonces ¿cuál sería su propuesta? No quedarse embarazadas. 

Pero para conseguir eso, cuando no había métodos anticonceptivos, sólo aparecía una solución en el horizonte: Una cierta abstinencia sexual. Eso sí, no la completa, pues ni las hembras eran tontas, ni querían renunciar al instinto de placer. Lo más fácil es que rechazaran los coitos y desarrollaran otras prácticas sexuales que hasta entonces tal vez fueran sólo ocasionales. Este periodo inclina la balanza hacía las mujeres, pues adquieren el poder de decir y decidir “si o no”. 

A la vez se introducen prácticas sexuales novedosas que generan un vía pecaminosa para el logro del placer. Tal vez este periodo coincidió con lo que algunos intuyen como un periodo de matriarcado. Se han convertido en las dueñas de la situación, dominan la fuente de la satisfacción sexual y chulean porque son ellas quienes“tienen”los niños. Algo esencial para que perviva el grupo. Pero que nacieran más de los que morían era básico, no para la pervivencia de la especie (una bobada) pero sí, y eso fue lo importante, para la subsistencia del grupo o sea de cada uno de los que ya estaban vivos y querían seguir estándolo, siendo fuertes (o sea muchos) ante los animales grandes (depredadores que les comían) y los pequeños (microbios que les hacían enfermar).

Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina

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