BUSCANDO GUERRA
Consideraba que no tenía un pelo de tonto; pero claro, esto no indica
nada pues aún no se encontrado a quien, hombre o mujer, se vea con al menos un
pelo de tonto. Lo que ocurría con Arturo es que, en efecto, toda su cabellera
protegía una cabeza bien plantada.
Y
ahora todo estaba ocurriendo como lo
había previsto.
Se
salió del Partido Comunista de España cuando su puesto en él era lo
suficientemente importante como para que sonara su marcha, y así fue; la salida
de Arturo Garrido Baya de las filas del PCE se convirtió en noticia destacada
de la prensa nacional. Resultó una noticia sonada.
Pero todo habría caído en el olvido
y hubiera quedado arrinconado en la trastienda de la actualidad si Arturo no
hubiera azuzado la situación haciendo declaraciones y análisis sobre la
decadencia del marxismo, la arteriosclerosis del comunismo y la maldad
congénita de sus pasados compañeros de partido.
Naturalmente esto hizo que el vuelo
de la popularidad de éste se remontara casi hasta una altura de vértigo:
Entrevistas en 3 o 4 programas de
Televisión, diecisiete mesas redondas en las distintas autonomías que
constituyen el mosaico del suelo hispano, y media docena en las más
prestigiosas universidades del mundo libre. Primera página de un número del
periódico El País y portada del suplemento dominical de ABC, así como
reportajes en los medios de comunicación de mayor prestigio. Hasta el Hola le
hizo un reportaje familiar en su chalet de Vivero.
I
Todo ello configuró el primer cebo;
ahora hacía falta que la presa picara, y.....picó.
La
CIA, agencia de espionaje norteamericano, posee un estudio estadístico con un dato
escalofriante que se mantiene al margen del conocimiento de la opinión pública:
Más del 10 % de los desertores del mundo comunista son agentes bolcheviques,
y más del 50% de los que reaccionan con
mayor virulencia y de los que alcanzan mayor notoriedad son miembros del órgano
de seguridad del estado soviético, la KGB.
En consecuencia, la CIA recordó a
las autoridades españolas la necesidad de vigilar a Arturo.
II
Convertido en personalidad
independiente, de prestigio y no marxista, o mejor aún, anti-marxista-converso,
no pasó mucho tiempo sin que Arturo fuera solicitado como consejero de uno de
los ministros del Gobierno. Su trabajo
fue perfecto, ganando tantos puntos entre sus compañeros de trabajo, de
tertulia y de mundo social, que fue
estudiada su persona para desempeñar un cargo de responsabilidad directa.
III
“Estudiar su persona”, significaba
que se iban a pedir informes suyos a quien los tenía, el CESID, principal
cuerpo de inteligencia del estado español.
La ficha que sobre Arturo acumuló el
CESID, tras pedir información a las distintas policías y guardia civil, era una
novela río sobre sus hiperactividades políticas. No había lio en el que no
hubiera estado, salvo que el acto subversivo de turno le hubiera coincidido con
una gripe.
No obstante todo ese cúmulo de datos
quedaron borrados como por un soplo, gracias a su rechazo público de todo lo de
los rojos.
Pero, la frase que figuraba al lado
de su foto, HOMBRE MUY INTELIGENTE Y EXTREMADAMENTE PELIGROSO, unida a la
recomendación de la CIA, hicieron que el organismo de contraespionaje español
pidiera al responsable del consejo de ministros unas horas.
IV
“Unas horas”, en el lenguaje de los
espías significa que una investigación está en marcha porque algo huele a
chamusquina.
Esmeralda olía a Chanel nº 5, se
desnudaba con ropa de Loewe, pero tenia cuerpo de vaqueros y jersey de punto
sobre ropa interior insípida. Esto era, para el olfato de Arturo, evidente.
Cuando coincidió con ella tres o
cuatro veces en la cafetería del Ministerio y vio que sus intentos de ligarla
prosperaban, tuvo la certeza.
V
“La española cuando besa es que besa
de verdad”, no es sólo una lograda frase musicalizada, es también una realidad
social de peso, y ello se manifiesta hasta en el cuerpo de espías hispano. El
CESID no tiene ningún problema para encomendar a quien quiera de sus agentes
masculinos cualquier tipo de misión; sin embargo, para las tareas de seducción
las agentes son muy suyas, lo que unido al respeto al sexo-
supervaloración de todo lo sexual- que existe, hacen que cuando se van a
emprender acciones de este tipo haya que recurrir a la empresa privada.
Esmeralda en consecuencia, era una
improvisación de las muchas que originaba esa manera de actuar. No es que fuera
la primera vez que hacía de Mata-Hari, es que aunque fuera su seducción número
un millón, le faltaba alma.
VI
“A esta tía le falta alma, y además
también le falta clase y categoría”, se
decía Arturo, mientras gozaba como un loco de aquellos pechos de butano. En el
primer encuentro se centró en las tetas de ella porque fue lo que le llamó la
atención, pero en general Esmeralda no era lo que él esperaba, ni mucho menos.
Apreció enseguida que fingía los
orgasmos, cuestión que le parecía una ordinariez sólo propia de los desposeídos
de alma, o sea de pasión. Además, separar el placer del trabajo, decía
Arturo, es garantizar la mediocridad del trabajo.
“Producto nacional”, pensó cuando le
sacó las bragas.
Ahora, tras varios encuentros y harto él de no ser capaz de
proporcionarle a su amiga un orgasmo fingido, decidió soltar la suficiente
información como para que la rosca girara un poco más .
VII
Al no ser Esmeralda más que una interina del cuerpo, tenía que “pasar” a un funcionario de carrera todo
lo detectado. Éste a continuación elaboraba un informe para ser remitido a los Órganos Superiores.
El dossier TOP SECRET sobre Arturo se amplió con un dictamen
trascendental: “El renegado comunista, de mente despierta, con una proyección
política meteórica y que estaba a punto de ser ministro o subsecretario del
Ministerio del Interior de un país de la OTAN era—con sospecha Grado 9—un espía
del KGB.
VIII
Informada la CIA y el Presidente, éste recibió un consejo del de EEUU:
“Posiblemente Arturo fuera el topo (Agente Vértice) de una vasta red de espías
del Este. Red que era considerada como la verdadera maquinaria del
contraespionaje comunista, ya que en realidad se tenía desde siempre la
sospecha de que esos burdos funcionarios de embajada que se descubrían como agentes secretos con
relativa frecuencia en los distintos Estados de Occidente, no eran más que
señuelos utilizados para distraer la atención y alejarnos de los verdaderos
hombres del KGB; por tanto lo que procedía era dar a Arturo un cargo de
especial relieve y a través de él información tan delicada como falsa” .
Si esa información trucada llegaba al topo que Washington tenía en
Moscú, se podría caer sobre el Equipo A (nombre simpático con el que se bautizó
al grupo que trabajaba con Arturo y de ahí lo de la “A”)
IX
Tardó mil segundos en subir su mirada desde los bonitos zapatos de
tacón alto hasta la horquilla que formaban los muslos y el pubis. Unas piernas
espléndidas y provocadoras, llenas de la pimienta que añadían las medias de
cristal, le hicieron exclamar a Arturo. “¡Una tía penthouse1”.
Las mujeres que salen en Penthouse son tan brillantes y atractivas que
no existen había oído decir en una tertulia. Su
obsesión desde entonces, para él que lo tenía todo, era tener lo que no tenía:
Una chica Penthouse.
X
Había ido a París a dar una conferencia en la Academia de los Nuevos
Filósofos titulada “El comunismo como el cangrejo, es rojo, y también como
él....”
Se hospedaba en el Hotel Notre-Dame y aquella bellísima hembra ojeaba
unas revistas en el hall.
En cuanto la vio levantarse la siguió, no sin tener que hacer grandes
esfuerzos para zafarse de tantos admiradores como había puesto tras de sí su
brillante y celebrada charla.
La alcanzó en el ascensor; los seis pisos de subida juntos, más el
recorrido por el alfombrado pasillo para llegar, oh! carambola, a las
habitaciones 615-de él-y 616-de ella-, fueron los cimientos sobre los que se
fue construyendo un delicioso proceso de seducción y pasión sin barreras.
XI
Cuando Arturo fue detenido acusado de ser un traidor, al servicio
del KGB recibió el momento como quien ha
asumido su propia muerte y la ve llegar.
Sólo le debió de dar rabia una cosa: Su vertiginosa y enloquecedora
aventura con la preciosa “muchacha Penthouse” acababa.
No podía ser de otra manera. Él la retenía a ella en la medida en que
consiguiera aparecer a sus ojos y mente como un espía, de lo contrario sabía
que la perdería, pues una anatomía como aquella, bajada del firmamento de las
modelos de revistas, no suele estar al alcance de ningún mortal con menos de
dos yates.
La diosa de los pezones calibre 9 milímetros parabellum, de la vulva
apasionada, de las nalgas de acero, de la boca de bebé hambriento, de los senos
cum-laude, de la cara seductora y de elegancia de fuego, era una agente secreto
al servicio de la Central de Inteligencia Norteamericana, CIA
XII
Hasta ahí el plan de Arturo había transcurrido tal y como lo había
previsto, con una sola equivocación aunque doble: Tuvo dos mujeres en vez de
una, y de ellas, la “salida como de Penthouse” superó en presencia y acción
todo lo imaginable.
Se había hecho pasar por espía al tiempo que hacía aparecer como su
Talón de Aquiles su debilidad por las mujeres (lo cual por otra parte era
cierto) y claro...sólo tenía que esperar, pues al estar los despachos en
general ocupados por débiles mentales, todo lo que buscaba se lo darían por
añadidura. Y así ocurrió.
XIII
Cuando explicó todo esto al juez, dándole datos suficientes de su auto-preparada-falsa-culpabilidad,
y dichas pruebas se estudiaron minuciosamente por comisiones creadas al efecto
por OTAN, CIA y CESID se comprobó que
decía la verdad. No era espía, nunca
vendió, ni regaló ningún informe no
conocido y por otro lado había conseguido que con cargo a los presupuestos
generales le proporcionaran dos encantadoras chicas.
XV
Los ministros de Defensa e Interior de los estados miembros de la
Alianza Atlántica celebraron una reunión monográfica. Una burla de aquel
talante contra el sistema defensivo Occidental debía ser castigada con el rigor
que requería el caso, máxime después de la enorme campaña publicitaria que se
había desplegado comunicando a bombo y platillo a la Opinión Pública, la
desarticulación de la más potente red del espionaje del Este desde 1945 -fin de
la última guerra mundial- con la
detención de su topo Arturo Garrido Baya.
Así, por necesidad de imagen, Arturo fue condenado a 20 años y un día,
acusado de espionaje.
Estupefacto al escuchar una sentencia que no había calculado,
consideró que aunque él no tenía un pelo de tonto URGÍA QUE SE CREARA UN SEGURO
PARA IMBÉCILES.
Pacomolina
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