Autoestímate.
Actualmente,
si vas al médico, sobre todo si es médico de almas, en cuanto te descuidas te
recomienda mejorar la autoestima.
Y la
recomendación es buena, ¡por todos los demonios!.
El problema está en que el enfermo
va a verse rodeado de situaciones, leyes y consejos que “desautoestiman”
a cualquiera.
Tú no eres
culpable de nada.
Mira, la
situación es tan absurda, demencial y contranatura como la que se cuenta.
Resulta que
nos dicen que somos seres superiores a los animales porque estos se guían por
sus instintos (si tienen hambre y comida, comen; si están en celo y con pareja,
gozan) con lo que resulta que no son seres libres (probrecillos).
Por el contrario, los humanos, al parecer estamos por encima de otros seres porque
entre una cosa buena y otra mala podemos elegir la mala; lo cual al
parecer es prueba de nuestra libertad ( no es ningún chiste, es lo que nos
dicen).
Es más, escoger la opción mala o la pésima, lo llaman sacrificio
y según cuentan, la capacidad para
sacrificarse es un don del cielo que nos hace muy racionales.
Llegados a
este punto, y puesto que somos seres elegidos por Dios, resulta ya evidente que
lo lógico sea profesar una religión.
Vale, elijamos una, ya que todos,
empezando por la familia, así nos lo indican.
¿Pero, qué ocurre cuando eliges
una religión? (que encima no la eliges, pues siempre es la misma del entorno
social en que se vive).
Pues ocurre que esa ley de Dios te va a exigir
unos sacrificios o mandamientos como prueba de tu ciega Fe.
Imagina ahora que
la creencia que has abrazado te ordena construir la torre Eiffel con palillos
(y encima redondos).
Naturalmente te verás desesperado, una y otra vez, al
comprobar que no eres capaz de construir tan popular monumento ni a la de una,
ni a la de dos, ni a la de tres.
O lo que es peor, si logras el milagro de
terminar una torre de esas, te piden hacer otra.
Obviamente,
ese mandamiento que te exige Dios (del cual por otra parte se comenta que
tanto te quiere) tu no vas a poder cumplirlo, ni acatarlo, ni vivir
para él, y eso te va a hacer perder autoestima, pues tienes la sensación de que
el resto del mundo sí es fiel a su Dios, fiel a su ser querido, y capaz por
tanto de hacer con palillos redondos la torre Eiffel.
Pero todos mienten o se
engañan como bellacos, ya que nadie es capaz de hacer esa bobada contra natura.
No hay guapo,
ni guapa, que pueda hacer esa tontería, y escucha, esa tontería no es de menor
tamaño (ni de mayor) que la que piden las distintas religiones (que en el
fondo, fíjate bien, son la misma).
Así, claro, la pérdida de aprecio por uno
mismo es algo que se tiene que producir inmediatamente.
Es más, es lo que se
busca.
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.
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