Hay más
traumas ocasionados por la idea de que la pareja es la fórmula mágica para
obtener placer sexual.
Vamos ahora
con el caso de quienes se dan cuenta de que lo que se les exige es un trabajo ímprobo
y sobrenatural.
Hablamos de aquellas personas, fundamentalmente mujeres, que
piensan, se lo confiesen o no: ”Si tengo que vivir toda la vida con una única
persona y esa me ha de querer a mi sola durante el mismo tiempo, tengo que
llegar a ser alguien divina”.
Y en
consecuencia, no comen, se operan, hacen ejercicios sin ton ni son y se someten
a lo que sea, para acabar reuniendo esas condiciones que faciliten lo
imposible: “Que por mi cara bonita éste o ésta se pirre por mí, sólo le guste
yo y no me deje de querer nunca”.
Lo curioso es
que esa fórmula puede fallar, no sólo porque a pesar de tu cara bonita se canse
el contrario, sino que tú puedes ser quien te hartes del otro, y entonces,
abajo el invento por su cimiento.
No existirían
estos traumas si existiera libertad.
(¿No se han dado cuenta de que, como no
hay libertad, continuamente se nos dice que la hemos conseguido, y ello
simplemente porque podemos votar y estamos en un estado de derecho? ¿Y el resto
de lo que se necesita?).
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.
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