Aunque para
que se produzca un embarazo nos cuentan que hacen falta dos, no es así.
Lo que se necesita es un espermatozoide que entre en un óvulo.
Acontecimiento que se produce por probabilidades (por carambola); cosa que queda
clara si reparamos en que el macho mete en la vagina millones de
espermatozoides de cada tacada. ¡Para que sólo acierte uno! Si acierta.
Queda pues
desmontada la idea de que para el embarazo hacen falta un hombre y una mujer.
En términos científicos lo correcto sería decir que hacen falta un espermatozoide y un óvulo (o sea nada de
un macho y una hembra), y en términos aún más precisos, hay que entender que
hacen falta un óvulo (la mujer) y millones de espermatozoides (para que
alguno acierte, cuestión que no debe ser tan fácil, pues de lo contrario se
produciría uno sólo por eyaculación).
O sea, si en cada encuentro sólo jugaran
un óvulo con un espermatozoide, aquí no se quedaba embarazada nadie.
El proceso es
éste:
Un óvulo recibe el acoso de millones de espermatozoides y así, a veces,
queda fecundado.
Por tanto ¿dónde está escrito que esos millones de
espermatozoides tengan que ser de unas mismas gónadas, o de unos mismos
testículos, o de un mismo hombre?.
Es más ¿dónde está escrito que sólo tengan que
ser los millones de espermatozoides que lleva en su cartuchera un varón, y que
no puedan ser más y más millones que aportan otros? ¿dónde está escrito, salvo
en la santa represión, que no puedan ser varios los padres de la
criatura?.
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.
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