Las palmeras
del oasis.
Visto el
desierto en el que se desenvuelve la vida de la inmensa mayoría de los
mortales, resultan aplastantes las ventajas de la familia, ya que ésta aparece
como un oasis en medio del desierto.
Aunque
más que oasis es simplemente el espejismo de un oasis.
La estructura
familiar garantiza la ración de sexo
La familia es
un oasis (con sexo) dentro de ese desierto en el que la aridez esencial
radica en la prohibición del placer sexual.
En efecto, la toma de posesión, en
su día, de la hembra por el macho, cuando la compra de la esposa era
evidente, tenía como fin principal el adquirir una mujer para practicar el
sexo, para la coyunda.
Pero incluso
hoy, el factor sexo es más evidente, puesto que la gente se casa por amor,
es decir por un arrebato de pasión (traducido al castellano por un “ataque
de sexo”).
Dos se han conocido, dos se han gustado, dos se han descubierto
como afines e idóneos para hacerse el amor y quieren llevar esa pasión
al paroxismo (todo el rato juntos, todo el rato los dos solos, si acaso con unos hijos que multipliquen la
felicidad, y eso, para siempre).
Pero no sólo
lo dicho prueba que la familia garantiza el sexo y que de ahí procede la mayor
parte de su éxito.
Es que además, lo garantiza a todas las edades y en todas
las condiciones.
Explíquese. Resulta que si te casas, aunque envejezcas, te
deteriores e incluso degeneres, tu cónyuge tiene el débito, la obligación de
darte sexo.
La ventaja aquí del casado o la casada respecto al soltero o la
soltera es manifiesta.
El instinto
de placer es tan poderoso que prefieres garantizar la ración de sexo, aunque
sea escasa, no rica en proteínas y nada variada (osease, como alimentación,
desastrosa) antes que comer y beber en la juventud más o menos (tampoco tanto)
pero luego verte, cuando llegue la decadencia física, sin el manjar de otro
cuerpo que te arrulle.
Esta ventaja
del matrimonio es algo que ve incluso quien no quiere mirar.
A parte de que tal
vez algo tenga el agua bendita de dos amándose, cuando sí ocurre que a
veces te encaprichas de alguien con un fervor que no se entiende.
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.
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