Ya que salió
el tema de las putas, comprobemos cómo el desprecio social, dirigido
contra ellas, tiene mucho que ver con el acoso que hay contra todo lo sexual;
por eso se dice que lo denigrante de las fulanas es que venden su
cuerpo.
¡Cómo si no
fuera eso lo que hace todo el mundo en el sistema capitalista, vender el
cuerpo!
Venderlo para matar, porque se es soldado y fuerte de cuerpo, o
venderlo en forma de cerebro (¿o es que el cerebro no es cuerpo?) para ayudar
al poder a controlar al pueblo, o vender la capacidad de pintar o crear música
o enseñar o tantas profesiones, que, como todas, se desarrollan con el cuerpo,
sin que esté muy claro por qué es más cuerpo (o sólo cuerpo) la vagina que la materia
gris del interior de la cabeza.
Está claro
que al decir que la profesión más antigua del mundo es indignante porque las
mujeres que la practican venden su cuerpo, se está apostando ya por la
represión sexual.
Hay que desprestigiar lo que se va a prohibir para que así
las gentes obedezcan, no sólo por miedo, sino también, por devoción, para
creerse mejores.
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.
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