Al ser la
gente obligada a vivir en pareja, es decir, al inventarse una
institución que va contra la naturaleza, se coloca la primera piedra de
una fábrica de traumas.
Resulta que
el varón ha de convertirse en monógamo cuando no lo es.
Esa tarea no puede
menos que traumatizarle.
Aunque llevará "mejor" el asunto, porque se
creó una sociedad machista y eso le permite quebrar la norma sin que llegue la
sangre al río.
Al tiempo y
por lo mismo, las damas del grupo tienen que adorar la fidelidad, o
exigiéndola o practicándola, con el consiguiente desgaste psíquico.
Lo que se
agrava, por lo mismo que se mitiga en el caso del hombre, por el carácter
machista del orden social.
Orden de cosas que hace que la mujer no sólo sea fiel
por cuestiones morales sino también por
la cuenta que le tiene.
Pues no es extraño que acabe apaleada o asesinada,
con el beneplácito o no, de las leyes sociales o morales el hombre.
Lo visto es
suficiente como para generar una violencia soterrada en todo individuo,
situación que puede percibir cualquier observador sensato, por más que los
voceros del sistema nos cuenten que eso forma parte de la agresividad innata
del hombre.
Cosa que,
aunque fuera cierta, deberían complementar con que también es innata la promiscuidad en busca de la satisfacción del
instinto de placer, y que no por ser las dos cosas instintos animales,
nosotros, racionales, estemos obligados a reprimirlas.
Porque reprimir la violencia tendría
sentido, pero reprimir el acceso fácil al placer ¿qué sentido tiene? ¡Mantener
esta sociedad enferma! (por consumista, machista y capitalista).
Lógicamente,
si sólo se quedaran ahí los traumas, no tendrían psicólogos, psiquiatras,
ginecólogos, sexólogos y directores espirituales, la clientela que tienen, y no
habría tantas llamas en el infierno de cada una y cada uno.
Pero resulta
que desde el macho con más precoz eyaculación hasta la mujer con más tardío
orgasmo, nos encontramos con una pléyade de situaciones límite, más o menos
reprimidas, ocultadas o no resueltas, alarmante.
Del libro LA ESTAFA SEXUAl de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.
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