Por
desgracia, aún hay más traumas por culpa de esta organización social del
negocio.
Los disminuidos o enfermos, de ambos sexos, que tengan, por culpa de su configuración,
carencias serias, quedan completamente apartados del orden presuntamente
normal de las cosas (que consiste en montárselo por parejas).
Su falta de
condiciones estándar les hace creer que no están capacitados para mantener la ilusión
sexual de otra persona (lo que
vulgarmente se llama que quieran contraer matrimonio contigo) y en
consecuencia renuncian a ello.
Eso les origina un problema añadido a su
condición de no completos según los cánones, de gran efecto contra su
bienestar.
Algunos, y menos algunas, recurrirán, si pueden, a la prostitución
(a contratar encuentros para vivir el placer del sexo).
Pero eso no es plan,
porque supone pagar, supone espaciar los encuentros, supone perderse (como los sanos
eso sí, pero en mayor medida) otras cosas.
Porque ¿por qué no el sexo en grupo?
¿activo o pasivo, mirando o tocando?
Este problema
es tan real que, de hecho, algunos países tienen leyes para contribuir al gasto
de encuentros sexuales de capitidisminuidos con personas que les den sexo. Pero
son excepción y un sólo vaso de agua para cruzar todo el desierto de la vida.
Del libro LA ESTAFA SEXUAL, de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.
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