Entre
1980 y 1990 diría yo. Con Pepe Bernal
En
el Programa que él dirigía OPTERII 3.
Hoy nos vamos a
enrollar con el papel más enrollado que existe: el papel higiénico.
EL
PAPEL HIGIÉNICO.
El papel higiénico
es el padre celtibérico del Kleenex.
El papel higiénico
lo inventó el hombre Cromagnon, que solía asearse con hojas de parra o morera,
hasta que un día, borracho perdido, utilizó una trompa de elefante.
Ese día precisamente
se acuñaron dos conceptos: el de “estar como una trompa” cuando estás borracho,
y el del papel higiénico El Elefante.
(Esto último, por lo
del elefante dueño de la trompa y por lo del carácter redondeado de la
susodicha trompa, que recuerda evidentemente, a los rollos de papel higiénico).
Algunos filósofos
marcan como diferencia esencial del hombre con los demás vertebrados, precisamente
el que, el homo sapiens, es el único bípedo capaz de inventar el papel
higiénico.
El usarlo o no, es
otra historia.
Cuando el papel
higiénico irrumpió en el proceso evolutivo del desarrollo de la cultura y el progreso
humano, hubo algunos retrógrados que se opusieron a su uso, alegando que
raspaba y podía acabar irritando a la especie.
Naturalmente, lo
mismo que hoy día con las centrales nucleares, se acabó imponiendo el sentido
común, ya nadie niega la grandeza e influencia del papel higiénico en la
historia del género humano, lo mismo que dentro de unos años nadie negará las
emociones que proporciona la energía nuclear.
En la actualidad, es
tal el respeto que se tiene al papel higiénico que todo el mundo procura tener
al menos un rollo en casa.
Pero es más; hay quienes
consideran que el papel higiénico es una de las pocas cosas útiles e
imprescindibles, si se tercia, que existen hoy en este mundo tan occidental.
Por todo esto y
muchas cosas más, podemos asegurar, con temor a equivocarnos, que en estas
fechas no hay mayor signo de modernidad que el papel higiénico.
Así que ya lo sabe, si
quiere hacer un buen papel en la vida, ya sabe qué papel hay que hacer.
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