Entre
1980 y 1990 diría yo. Con Pepe Bernal
En
el Programa que él dirigía OPTERII 3
HOLA
COLEGAS.
Va a hacer 15 días
que estamos juntos; menda al lado de este magnífico micrófono y Vds. al lado de
esas magníficas orejas.
Por cierto ¿les he
dicho como me gustan a mi las orejas?
Pues con agujeros
pero sin pendientes.
Y hablando de
pendientes, es curioso lo pendiente, en el sentido de colgado, que se siente
uno en esta tarea.
Si, en esta
agradable y simpática tarea de contar algo cada día.
Y algo que guste,
entretenga, acompañe o perturbe, al mayor número de gente.
Tal vez la palabra perturbar no les pegue ahí,
pero sospecho que le va el estar aquí; porque en el fondo a uno lo que le gusta
es que le seduzcan -en el sentido más pervertido de la palabra-, y como no le
seducen, ni por recomendación del médico, entonces, en justa venganza, uno se pone
a escribir para seducir, para esclavizar, para crear dependencia.
Una dependencia
sencilla, claro, una dependencia basada, aunque sólo sea, en la curiosidad.
El tunante busca
tenerles pendientes de lo que pueda o no decir, y entonces cada tutancamunada
está hecha con ganas y con dudas.
Ganas de que gusten
y dudas de si gustan.
¿Le gustará esto a
esa joven novia que oye la radio mientras se ducha, o a ese estudiante que
guarda los libros mientras mastica el último bocado de la tostada, o a ese enfermo
que harto de cama se despierta antes de tiempo y a puesto la radio, o a ese
camarero que acaba de servir uno con leche y dos porras al viajante que acaba de
bajar del hotel, o a esa madre que limpia la noche de la cara del hijo recién
levantado?
La duda, siempre, y
sobre todo, aquí, al otro lado de la radio, es si vas bien.
Pero como con dudas
no se puede trabajar ¡opino! Y opino que, esto marcha, por tanto, ¡me van a oír!.
Así que, Vds. que
tiene dos orejas de frente, recuerden, ante todo serenidad, y ante na, Antena
3.
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