martes, 3 de julio de 2018

EMPRESARIOS 3- MITOS 3



EMPRESARIOS 3- MITOS 3

Tres mitos hay en España que producen más que el Sol:

Que el empresario crea puestos de trabajo.

Que si las empresas van bien el país irá bien.

Que las huelgas resultan tan catastróficas como dicen.

Hablo de la gran empresa, ya que las medianas y pequeñas, ni son tan pretenciosas, ni saben, a veces, que con quien se juegan los cuartos es con sus compañeros de asociación en vez de con los sindicatos.

Desmitifiquemos: Si el empresario creara puestos de trabajo, por la misma razón pudiera no crearlos, y una sociedad sin trabajo para sus integrantes ¿qué haría? ¿llorar y esperar a que un capitalista tuviera piedad de mil obreros y montara una fábrica de “rupertas fantasma”, o recordarles (a los que tiene el dinero) que son una pieza como otra cualquiera de la estructura social, y tiene obligación (no libertad) de jugar su función de inversores o de lo contrario habrá que cambiar de máquina social y montar una en que no sea necesaria la pieza del “súper-empresario”?.

Porque señores, cuando un capitalista invierte no está arriesgando su dinero, al contrario, está poniendo su dinero donde cree que va a multiplicarlo.

Cosa distinta es que al elegir entre varias opciones escoja la peor.

Una sociedad sin empresarios puede existir, una sociedad sin obreros no, luego ¿quién mantiene a quién? ¿Quién da de comer a quién?

Otro mito: Si las empresas van bien el país va bien. Viva la Pepa.

El último lema de la asociación de empresarios es de lo más avanzado; hace apenas tres años hubieran dicho simplemente: Si yo voy bien el país irá bien.

Felicitémonos, pero no nos chupemos el dedo, porque la verdad es que la única forma de medir el bienestar de un país es viendo si le van bien las cosas a los obreros y campesinos, porque si a los que están abajo les van bien las cosas, para el resto será Jauja.

Y por último, ¿no cree usted que si en las huelgas la empresa perdiera tantísimo como dicen, les compensaba más aceptar a la primera las reivindicaciones de sus asalariados?

Lo que ocurre es que aquí hay “plusvalía encerrada”.

Ya lo creo que una huelga supone pérdidas, pero debe ser que repartir mejor la riqueza que producen los obreros con ellos, es mayor pérdida aún para el negociante y por eso no cede por las buenas.

Resumiendo: A los grandes empresarios hemos de darles la enhorabuena, recomendarles que den gracias Dios y pedirles que no nos lloren, ni   nos engañen, que si después de cuatro décadas (dictadura franquista) de ponerse las botas, ahora sólo se pueden poner las zapatillas, tampoco es para llorar tanto ( que además, en el yate se puede ir hasta descalzo).

Paco Molina. Zamora. Principios de los años 80 del S. XX

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